Fidel: Artífice principal de la colaboración médica cubana en el mundo
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Impresionante ha sido lo que Cuba ha contribuido en materia de colaboración médica con el mundo. Durante muchísimos años, esta nación pequeña de corazón inmenso será recordada en los confines del planeta, ya sea porque gracias a su presencia miles de personas recobraron la visión, le ganaron terreno a la muerte al librar la batalla contra el virus del ébola, o volvieron a sonreír luego de las desgracias ocasionadas por terremotos u otros fenómenos climatológicos.
Cuba ha hecho al respecto grandes hazañas, y con ella sus médicos y personal de la salud —desde los especialistas hasta las enfermeras, fisiatras, electromédicos y otros—, quienes han llegado con gran heroísmo a los lugares más insospechados para brindar una atención que hasta esos momentos era totalmente desconocida.
La historia recogerá por siempre aquel 23 de mayo de 1963, cuando, en un avión Britania de Cubana de Aviación, viajaron con destino a Argelia 29 médicos, cuatro estomatólogos, 14 enfermeros y siete técnicos de la salud. Esa sería la primera misión internacionalista cubana en este campo, aunque en 1960 ya se había enviado una ayuda médica a Chile, por la ocurrencia de un terremoto.
Por aquel entonces, Argelia se había liberado del yugo francés, y su primer ministro, Ahmed Ben Bella, a los pocos días de su elección, sostuvo en La Habana un fraternal encuentro con el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien conoció que, tras la independencia, ese país afrontó la salida en masa de los médicos franceses. Por esta razón, apenas quedaron 600 galenos, 285 argelinos y los otros voluntarios que prestaban servicio por períodos cortos, para atender a cerca de 11 millones de habitantes.
A fines de 1962, en el acto inaugural de la Facultad de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón, Fidel anunció la decisión del Gobierno Revolucionario de brindar ayuda médica internacional en el campo de la Salud, por lo que en octubre de 1963 partió la primera brigada médica hacia esa nación del norte de África.
Ese fue el inicio de una epopeya internacionalista que llega hasta nuestros días con una presencia del personal de la Salud en alrededor de 67 países.
Fue Fidel el forjador de estos principios humanistas. De su pensamiento y ética revolucionaria surgió la idea de llevar las bondades de la Medicina hasta los rincones más apartados y las poblaciones pobres y desprotegidas.
No obstante, la mayor expresión de solidaridad en relación con la colaboración médica de Cuba surgió a fines del año 1998, cuando el huracán Mitch azotó a varios países de Centroamérica, de manera particular Honduras y Guatemala.
Ante tal eventualidad, la Mayor de las Antillas respondió de inmediato y envió personal médico y paramédico para la ayuda solidaria y desinteresada por el tiempo que fuese necesario, además de que aportó equipamiento técnico y medicamentos.
El 19 de septiembre del 2005, gracias a la iniciativa de Fidel, y a raíz de los daños causados por el huracán Katrina, en los Estados Unidos, se creó la Brigada Henry Reeve, especializada en situaciones de desastres, y aunque allí no pudo prestar asistencia por la negativa del gobierno norteamericano, un mes después, una brigada de avanzada arribó a Islamabad, y con posterioridad más de una treintena de hospitales de campaña se desplegaron por toda la zona norte, donde las condiciones del clima eran verdaderamente una amenaza.
Hoy serían innumerables los ejemplos donde Cuba ha prestado asistencia médica y colaboración. Además de las labores asistenciales, ha contribuido a la formación de personal, a la capacitación de recursos humanos e, incluso, a la apertura de escuelas de Medicina, como por ejemplo en Venezuela, Yemen del Sur, Guyana, Etiopía, Eritrea, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Uganda, Angola, Haití, por mencionar algunos ejemplos.
Instituciones basadas en los mismos principios de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), creada el 15 de noviembre de 1999, oportunidad en que el líder histórico de la Revolución expresó: «Más que médicos, serán guardianes de lo más preciado del ser humano, apóstoles y creadores de un mundo más humano».
Hoy, cuando la colaboración médica es el blanco predilecto de los ataques contra Cuba y el humanismo de la Revolución, están más presentes que nunca las ideas del Comandante en Jefe en relación con la Medicina y su vocación de servicio.
En cada uno de esos hombres y mujeres que conforman el Ejército de Batas Blancas, como él mismo lo nombró, está la esencia de su pensamiento y el legado más preciado que alguien pudo haber dejado para la posteridad.
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