Noah Gordon es un escritor estadounidense que llegó a mí por su última novela La bodega —de la cual quizás hablaremos más adelante—, sin embargo, su obra cumbre es La trilogía de Cole que publicó entre 1986 y 1996: El médico, Chamán, y La doctora Cole. Son tres historias, que como bien sugieren sus títulos, tratan sobre personas dedicadas a la medicina.

La trilogía abarca un siglo en la vida de una familia con verdadero talento para la sanación, como si se tratara de un don heredado con el apellido. El médico comienza en el XI con Robert Jeremy Cole, un niño inglés proveniente del gremio de los carpinteros, y que por una serie de acontecimientos se descubre huérfano y vagando por su país desempeñando el oficio de curar, muy incipiente en aquel momento.

Su autor narra los sucesos vividos por Cole, desde los nueve años de edad, alejado de todos sus hermanos, la búsqueda constante de sus hermanos mientras aprendía a valerse por sí mismo, a abrirse camino, y a lidiar con sus dotes de sanador en una época de crueldad, insalubridad y poco desarrollo de la ciencia.

No obstante, Cole se empeña en estudiar para ser mejor y poder ejercer como doctor. Para ello decide viajar por Europa y hacer un recorrido muy extenso, con el objetivo de adquirir los conocimientos de los mejores: los musulmanes, pues consideraba que los ingleses poseían métodos demasiado arcaicos.

El primer inconveniente es su fe cristiana; pero el muchacho, más determinado que consciente de lo que podía enfrentar, emprende su camino sorteando no pocas dificultades y el peligro de ser descubierto por la iglesia católica con alianzas en la cultura islámica.

Es así que, siendo muy jovencito, se dirige a Ispahán, actual Irán, donde pretende instruirse con el mejor: Ibn Sina o Avicena. Pero lo que no sabía Cole es que se trataba, de verdad, del lugar más lejos imaginado, que debía comenzar una larga travesía en barco, y continuar como pudiese, atravesar ciudades, conocer personas, asimilar idiomas, resistir aprietos impuestos, muchas veces, por la ambición y las costumbres de los demás, de grupos de bandidos, por ejemplo.

Por el camino intenta transformarse, hacerse ver como judío para mimetizarse, no obstante, no logra convencer y sufre el rechazo, maltratos y el encarcelamiento. A pesar de todos los apuros que va pasando y sorteando, Cole comienza su instrucción, pero se siente inferior a los demás en cuanto a saberes porque se trataba de una cultura totalmente ajena para él.

El médico es una novela emocional que habla de empeño, de sacrificio, de ímpetu y pasión. Si pudiera resumirla en una enseñanza sería que nos muestra que en la vida nada es fácil ni regalado, al menos para la mayoría de las personas, que todo cuesta esfuerzo si queremos lograr objetivos, y que no porque el camino sea espinado quiere decir que no podemos, al contrario.

Así lo demuestra Cole en la historia: un niño pobre con sueños y habilidades curativas que persigue su deseo de preparase en medicina y consigue no solo hacerlo, sino convertirse en un excelente discípulo capaz de entender el cuerpo humano y tratarlo con maestría, dedicación y casi ternura.

En la historia, cuando el médico regresa a Inglaterra provoca admiración para unos y rivalidad en otros que sienten amenazados sus saberes y prestigio, y por ello le hicieron plantar cara ante la iglesia y exiliarse en otro país para mantenerse con vida en un período sombrío marcado por la brutalidad, la ignorancia, las diferencias entre religiones y culturas.

Se trata de un texto entretenido, sumamente descriptivo, que resalta por su estilo narrativo y nos permite ubicarnos en un tiempo difícil, rudo, pero lleno de matices. Es una novela histórica que nos enseña cómo era de incipiente la medicina medieval. Nos cuenta sobre el escaso acceso a la salud, y cómo eran los procedimientos, en qué consistían los remedios y teorías médicas de entonces.

Esta primera entrega refiere que, a pesar de la precariedad de todo, querer educarse en medicina era una odisea porque se trataba de un estudio demasiado esforzado comparado con otros oficios. Su protagonista es un ser de profunda humanidad y humildad, curioso, compasivo, con una personalidad fuerte, resiliente, capaz de adaptarse a cualquier contexto y de superar todas las barreras para lograr su meta de conocimiento.

Este es un resumen muy grosso modo de la primera novela de la trilogía de Noah Gordon que lo llevó a la fama en todo el mundo de las letras, ha sido traducida a más de 20 idiomas, y publicada en una treintena de casas editoriales. Fue adaptada al cine en el año 2013 por el director alemán Philipp Stölzl, con buena aceptación de la crítica de arte.