Convertido para él en un asunto cada vez más incierto y espinoso su ajetreo frente a la pandemia, ha llegado a desplazar asuntos tan importantes como la economía, política migratoria, tenencia de armas, entre otros.

Sin embargo, de acuerdo a investigaciones, el 62 por ciento de los votantes opinan que su gestión hacia la enfermedad con ya más de 193 mil fallecidos será clave a la hora de ejercer el sufragio en noviembre próximo.

De acuerdo a la Associated Press, (AP) el presidente, consciente de ello, ha dado un giro de 360 grados a su discurso haciendo énfasis en obtener una vacuna que frene esa mortal dolencia.

Lo corroboran sus frecuentes tweets anunciando la posibilidad de tener una vacuna en fecha reciente.

La AP recuerda que primero adelantó su salida para finales de octubre, ahora “las primeras dosis deben estar disponibles a principios de 2021”.

Además refiere que portavoces de la comunidad científica de ese país han denunciado la excesiva politización de dicha carrera por la vacuna.

Asimismo, los estadounidenses se muestran cada vez más escépticos respecto a la seguridad y su viabilidad.

Un ejemplo, actualmente el 35 por ciento de ellos no se pondría la vacuna, aunque tuviera la aprobación oficial y resultara gratuita.

Para Trump, lograr ese medicamento significaría aliviar la oposición que ha enfrentado por abandonar la Organización Mundial de la Salud tras fricciones entre la Casa Blanca y ese organismo internacional.

Pocas veces en la historia la nobleza de una vacuna se ha visto tan enlodada por mezquinos intereses electoreros.