VOCABLOS: Garambaina

Desde que comenzó este año 2024 no salgo de hospitales y otras instituciones de salud. Y por varias causas todavía debo lidiar con médicos, enfermeros, técnicos y demás especialidades que trabajan de conjunto para la sanación. Así que este término que hoy presento no me es ajeno, como, con seguridad, tampoco lo será para la mayoría.

Cuando lo encontré en la web despertó mi atención de inmediato, ¿cómo nunca antes me pregunté cómo llamar a ese fenómeno del cual hoy escribiré? El lenguaje es una maravilla, existe un concepto para cada aspecto de nuestras vidas por muy nimio que parezca, y esta palabrita es, además, musical, pegajosa, hasta graciosa.

Vamos al asunto. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, en su tercera acepción coloquial, garambaina tiene que ver con esos “rasgos o letras mal formados que no se pueden leer”. Otros textos son más directos y dicen que es “la letra de médico”, tan famosa por ser ilegible, tan instaurada en nuestras mentes de modo enrevesado.

Claro que no se puede ser absolutos porque no sucede con todos. Muchos escriben de manera comprensible, algunos tienen buena y bonita caligrafía. No obstante, la letra de los médicos, desde que tengo uso de razón, es así de estereotipada para la cultura popular. A veces he creído que se empeñan en desfigurarla para hacernos sudar frío luego al momento de descifrar las indicaciones.

Antes bromeaba diciendo que una de sus tantas asignaturas debía ser “cómo escribir peor”. Pero no, muchos consideran que la deformación se debe al exceso de escritura en tiempo récord porque es una carrera de mucho contenido en corto período.

Sin embargo, pienso entonces en tantas actividades. En los periodistas que debemos tomar notas en las coberturas de prensa donde nadie se detiene a dictar. En los escritores que, cuando les baja la musa, tienen que pronto escribir antes de que se les esfume.

Por supuesto, ahora la tecnología ayuda porque podemos grabar y hacer anotaciones de voz, pero así no era hace unos pocos años. Para algunas profesiones, estudiar y trabajar es un maratón de redacción sin fin. Y, aquí estamos, tantos siglos después, con letra digna y clara. También con excepciones, tengo amigos que parecen escribir en arameo.

Es curioso que sea un asunto universal. En todas partes los médicos tienen fama de escribir enmarañado. En mi experiencia, muchísimas veces me ha tocado descifrar por deducción, consultar con otras personas, buscar en Internet posibles tratamientos para encontrar similitudes en las instrucciones.

Tomar apuntes de forma apresurada no me parece la razón. Creo que tiene que ver con el interés, pues hacer una nota despacio y consciente, hará que se preste atención a lo que se escribe. Incluso, en ocasiones no son capaces de entenderse a sí mismos, eso quiere decir que no puso empeño y desconectó la mano de la mente, y por eso le salieron jeroglíficos. ¿Por qué?

El deterioro de la escritura debería preocuparnos a todos. Y lo alarmante es que la caligrafía es una disciplina que ha perdido fuerzas desde hace tiempo. En la época de mis abuelitos era importante tener una letra bonita. De hecho, la persona menos erudita podía sorprender por su estilo adornado con caracteres muy cuidados. Y ahora los niños tienen libretas llenas de garabatos, trazos tan desordenados, y carentes de gracia.

En resumen, la garambaina de los médicos desafía la comprensión de muchos; esa maraña de líneas y letras que no tienen sentido frustra la comunicación. Puede ser confusa y resultarnos chistoso o molestarnos, pero también provocar malentendidos y errores graves asociados a una equivocación en dosis, tipo de medicamento, interpretación del historial médico, y más.

Desde 2017 existe una aplicación móvil, Google Lens, que utiliza la inteligencia artificial para reconocer imágenes, y que, según dicen, es capaz de “traducir” los escritos enredados. Pero, todos los pacientes del mundo coincidiremos en que lo mejor sería que los médicos intenten escribir un poquitico mejor.

Otros significados de garambaina son:

Adorno de mal gusto y superfluo en los vestidos u otras cosas.
Ademanes afectados o ridículos.
Cosas y dichos inútiles.