Tokio 2020: Unidos por la emoción, la voluntad y la cubanía (+Infografía)
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El insomnio está por volver, las emociones, los gritos de gloria ahogados, las notas del himno de Bayamo, el cuidado extremo con la lámpara de techo de la sala o cualquier otro adorno en el camino de un festejo… nuevas enseñanzas sobre la voluntad, esfuerzo y no rendirse jamás para mi pequeño Enzo Samuel.
Tokio le abrirá los brazos a partir de este 24 de agosto y hasta el próximo 5 de septiembre a los mejores deportistas paralìmpicos, aquellos que además de luchar contra tiempos, marcas, rivales y pandemia de Covid-19, lo hacen contra algún tipo de discapacidad que poseen.
Así, 4.521 atletas de 163 países vuelven a darse cita en la capital nipona, luego de albergar la segunda edición en 1964. Ahora bajo el lema de “Unidos por la emoción”, y en una apuesta diversa e inclusiva como máxima, pugnarán en un total de 540 pruebas pertenecientes a 22 disciplinas deportivas, estrenándose en esta ocasión el badminton y el taekwondo.
Cuba: Concierto paralímpico y el posible Do mayor en Tokio
Cuba es uno de los referentes de Latinoamérica y el Caribe en Juegos Paralímpicos. A pesar de haber incursionado por primera vez en la novena edición de Barcelona 1992, la Mayor de las Antillas atesora 39 oros, 19 platas y 28 bronces en este excelso escenario, para el escaño 35 entre todas las naciones, con México (22) y Brasil (24) en calidad de predecesores regionales.
En esta ocasión la legión antillana se compone de 16 efectivos, la más pequeña desde Sydney 2000 cuando asistimos con una decena de representantes. En esta oportunidad 12 hombres y cuatro féminas componen nuestra armada, que pugnará en siete deportes, en busca de preservar los notorios criterios de eficiencia que la han caracterizado desde su estreno; y con la huella fresca del rendimiento de los convencionales.
Nuevamente el atletismo pretende llevar la voz cantante en el posible concierto paralímpico antillano, no solo por el hecho de contar con la mayor cantidad de clasificados (ocho), sino también por contar con tres referentes de la talla de Omara Durand, Leinier Savón y Leonardo Díaz, cartas que como se suele decir en el argot popular, son practicamente una garantía de preseas.
Otros que bien pudieran sumarse al botín son el paranadador Lorenzo Pérez y el judoca Yoredanis Fernández, todos ellos con el aval de haber accedido al podio de premiaciones en la versión precedente de Río de janeiro 2016.
Con algunas cartas sobre el tapiz y el estreno de Cuba en Tokio fijado para el jueves 26 por intermedio del ciclista Damián López y la parapesista Leidy Rodríguez, les proponemos un acercamientos a los que consideramos nuestras tres principales figuras en tierras del Sol Naciente, no sin antes ponderar a nuestras mayores multimedallistas en estas lides: las santiagueras Yunidis Castillo (5-1-0), y Omara Durand (5-0-0); y los performances de nuestras armadas en el nuevo milenio.
1- Sydney 2000: Lugar 34 (4-2-2).
2- Atenas 2004: Puesto 43 (2-2-7).
3- Beiging 2008: Posición 23 (5-3-6).
4- Londres 2012: Escaño 15 (9-5-3).
5- Río de Janeiro 2016: Peldaño 18 (8-1-6).
Omara Durand (paraatletismo)
Es considerada la mejor velocista paralímpica, e incluso sus cronos superan los realizados por muchas corredoras convencionales. A tal punto que ostenta los récords mundiales de su categoría T-12 (débil visual profunda) en 100 metros (11.40 segundos), los 200 (23.03) y los 400 con (51.77).
Nacida el 26 de noviembre de 1991, Omara ha sido nominada en dos ocasiones a los premios Laureus, además de ser acreedora del galardón Juan Antonio Samaranch.
Padece de catarata congénita y un astigmatismo que le hace imposible enfocar la visión, por lo que agudizados sus padecimientos, en 2015 comenzó a correr con su guía Yuniol Kindelán, junto a quien exhibe hoy un acople casi “robótico”.
Así, bajo la égida de Miriam Ferrer, a quien considera su segunda madre, llega a las pistas de Tokio, a desafiar los cronómetros e intentar mantener su estela de más de una década invicta.
El tanque siempre lleno, con un combustible de octanaje supremo y de nombre Ercika, su hija de ocho años y quien ha confesado es su mayor motor.
Otra pretensión será la de extender su botín de cinco oros paralímpicos acumulados desde la edición de Londres 2012. Un detalle respecto a la grandeza de omara, comparable con su humildad: sus manos están grabadas junto a las del fenómeno jamaicano de la velocidad, Usain Bolt, en el Estadio Nacional de Atletismo de la Villa Deportiva Nacional de Lima (Videna), honor que le concedieron durante los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019.
Leinier Savón (paraatletismo)
Irrumpió directamente en la élite del campo y pista desde su debut en 2014. Hoy día Leinier Savón (21 de marzo de 1989) es uno de los sprinters más temidos en el entorno mundial. Un David de apenas 1.63 metros de estatura y capaz de devorar el hectómetro en 10.72 segundos.
Con un árbol genealógico pródigo en luminarias deportivas, como sus primos Félix y Erislandy Savón y su propia madre, esta inclinó a Leinier al atletismo, luego de un intento no muy favorable en el boxeo, pero su baja estatura le impidió entrar en la EIDE, pese a su explosividad y velocidad innnatas.
Luego, mientras se alistaba para el servicio militar obligatorio en Cuba, los médicos detectaron que tenía una condición hereditaria llamada retinosquisis que afecta la retina del ojo. De ahí su discapacidad visual aguda y su clasificación T-12.
Leinier, doble monarca paralímpico en Río de Janeiro 2016 en 100 (crono de 10.89 segundos), y 200 metros planos (22.42), y octavo en el salto de longitud (6.74), repetirá ahora en Tokio precisamente en el hectómetro y la longitud.
También posee en su pequeña de dos años su mayor aliciente para colocarse en el bloque de arrancada y desafiar a Cronos y a cualquier rival que pretenda interponerse en sus objetivos.
Así andan sus pinchos por las pistas, sin miedo a nada y ambicionándolo todo.
Lorenzo Pérez (paranatación)
Nacido el 4 de febrero de 1986 la historia de Lorenzo pudiera calificarse como la del eterno “Quijote” embistiendo molinos. Siempre buscando la perfección con sus brazadas, encarando el cronómetro de su entrenador Ernesto Garrido, como expresión de gratitud a esa segunda oportunidad que le dio la vida, tras sufrir un accidente que lo dejó paralítico en el año 2005, mientras reparaba su casa en Niquero, luego del azote del huracán Dennis.
Así halló en la natación un corredor de escape y una motivación notoria para demostrarse a sí mismo y al mundo lo que significa edificar una coraza de voluntad.
Desandando la trayectoria paralímpica de Lorenzo hallamos que en Londres 2012 conquistó sus primeras dos preseas: plata en los 50 libres (30.04 segundos), detrás del actual plusmarquista universal, el chino Xu Qing (28.57); y bronce en el hectómetro (1:08.01), también dominado por Qing (1:05.82).
Cuatro años más tarde en Río 2016 acariciaría la gloria suprema en los 100, con récord paralímpico de 1:04.70 minutos incluido. A ese palmarés sumó nuevamente un bronce, solo que en los 400, gracias a 5:14.44 minutos. Aquí se le fue el podio en los 50, donde en definitiva recaló cuarto (30.31 segundos).
Ahora pugnará en esos tres segmentos: en el hectómetro en la categoría S-7; y en los 50 y 400 en la S-6, con la inspiración de su hijo mayor Jonathan, quien se adentró en las piscinas precisamente siguiendo el ejemplo de Lorenzo.
“El nivel de éxito de un atleta, depende del compromiso que tenga con los entrenamientos”. Contundente, quirúrgico. Confiemos en que tanto Lorenzo, como Leinier y Omara, como todos nuestros legionarios en Tokio, se rijan poor esa fórmula de éxito y reflejen, pese a lo abrupto de este último año pandémico, todo lo conseguido en su etapa previa de preparación.
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