América Latina y el Caribe de cara a la Agenda 2030
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Uno de cada cuatro habitantes de América Latina y el Caribe vive en la pobreza, mientras las desigualdades son cada vez más evidentes. Foto: Shutterstock
Si 20 años no son nada, como entonaba Gardel, mucho menos lo son cinco, y ese es el plazo que resta para dar cumplimiento a las metas de la Agenda 2030 acordada por la ONU para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
Es lamentable, doloroso, pero ya resulta un hecho que América Latina y el Caribe sólo cumplirá un 23% de esas metas según asegura un nuevo informe la Comisión Económica para la región (CEPAL) , citado por la ONU en su sitio oficial.
El documento, presentado en Santiago de Chile a inicios de este abril durante el Foro de Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe, asegura que en esta región, un 41% de las metas va en la dirección correcta, pero a un ritmo de avance insuficiente que no le permitirá el plazo fijado.
Mucho menos llegarán a ese término otro 36% de las metas restante porque están estancadas o en franco retroceso con relación al 2015.
Los número son dicen demasiado, pero al detallar que son la erradicación de la pobreza, la reducción de las desigualdades, la construcción de ciudades sostenibles, la acción contra el cambio climático, así como la promoción de la paz y la justicia los objetivos que están más a la retaguardia, entonces sí puede tenerse una idea más acabada que es, en definitiva, un espejo de la realidad latinoamericana y caribeña hoy.
Mas como todo no es una suma de sombras, vale agregar que son mejores los desempeños en cuanto a los objetivos de salud y bienestar, energía asequible y no contaminante, industria, innovación e infraestructura, producción y consumo responsable, vida de ecosistemas terrestres, y también el de crear alianzas para lograr los ODS.
Es interesante la referencia que hace CEPAL en su informe sobre el avance desigual entre sub regiones. México y Centroamérica, por ejemplo, apuntan a alcanzar un 24% de las metas en tanto Sudamérica se le aproxima con un 23 5 de cumplimiento. Por su parte, el Caribe apenas alcanza un 13% de lo propuesto.
Los motivos de tanto rezago los resumió el secretario ejecutivo de la CEPAL al presentar el estudio: “Las capacidades institucionales débiles son un obstáculo para la implementación de políticas públicas efectivas y para gestionar las transformaciones necesarias en lo económico, lo productivo, lo social y lo ambiental. Existe una tendencia descendente en las capacidades estatales y la gobernanza en la región, con deterioro en indicadores clave como la eficacia gubernamental, la calidad regulatoria y el control de la corrupción”.
A ello se agrega un contexto macroeconómico desfavorable, marcado por el relativamente lento crecimiento de la economía y del comercio mundiales a partir de 2014-2015, así como las crisis derivadas de la pandemia de COVID-19 que desaceleraron cualquier avance y ahondaron desigualdades estructurales.
Y si a ello se suman las medidas, disposiciones y amenazas de todo tipo que han acompañado este segundo mandato de Donald Trump, entonces puede comprenderse aún mejor la actual situación que viven latinoamericanos y caribeños.
A pesar de tanto viento en contra, la CEPAl concluye su informe apuntando que “Si bien los desafíos son considerables, América Latina y el Caribe cuenta con el potencial y los recursos para avanzar hacia un futuro más justo, equitativo y sostenible, pero es imperativo que redoble los esfuerzos para llevar a cabo las trasformaciones necesarias con un enfoque económico, social y ambiental del desarrollo sostenible”.
Al momento de redactar estas líneas, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, arribaba a Tegucigalpa, Honduras, para encabezar la delegación cubana a la IX Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) donde Cuba ratificará su vocación integracionista y por la unidad de nuestros pueblos, que solo cohesionados podrán enfrentar los actuales desafíos.
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