Dame un beso, mi amor (+ Infografías)

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Dame un beso, mi amor (+ Infografías)
Fecha de publicación: 
13 Abril 2025
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Foto: 123rf.com

El beso entre humanos puede significar muchas cosas y es una práctica tan antigua que las primeras menciones escritas del tema se remiten a la Mesopotamia de hace 4.500 años.
 


Modelo en arcilla de una pareja recostada besándose en Babilonia y que data de hace 3.800 años. Foto: The British Museum

Hoy, vale comentar de manera particular el tema porque se celebra el Día Internacional del Beso, en homenaje al beso más largo registrado, duró 46 horas, 24 minutos y 9 segundos, y ocurrió en  Tailandia con motivo del Día de los Enamorados en 2011.

Aunque por ese récord se acuñó esta celebración, dos años después, en 2013, la misma pareja de tailandeses rompió su propio récord besándose ininterrumpidamente por 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. 


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Los que dicen No al beso

A pesar de su larga data, la práctica de besarse no está tan extendida como podría pensarse. Al menos el beso entre enamorados que unen sus labios –el llamado por los científicos beso romántico-sexual-, solo había sido registrado en un 46% de 168 culturas estudiadas en un análisis etnográfico realizado en este siglo XXI por los doctores en Antropología William R. Jankowiak y Shelly L. Volsche, junto al también doctor Justin R. García, biólogo evolutivo e investigador sobre sexualidad.

Este resultado desafía la suposición muy común de que el beso romántico es una norma universal en las relaciones sexuales y/o amorosas.


"El beso", óleo sobre lienzo, de Gustav Klimt. Imagen: tomada de thinkmagazine.mt

Igual lo hacen la tribu mehinaku de la Amazonia,  los thonga sudafricanos  y las sociedades de cazadores-recolectores subsaharianos, agrupaciones humanas que no se besan en la boca, y así ratifican que ese acto no es ni intuitivo ni innato.

En la Roma del siglo I a.C. , el Ius osculi o derecho de beso permitía al marido y a familiares cercanos de una mujer "honesta" besarla en la boca para asegurarse que no había bebido vino.  Si le notaban aliento etílico era repudiada y objeto de castigos que abarcaban desde el encierro en una habitación, ser apaleada e incluso, asesinada. 

 

Historiando el besar

El beso en la boca, además de ser expresión de sentimientos y de diversas culturas, tiene una función biológica y social en el cortejo humano. Más allá de su aspecto sentimental, juega su  papel  en la selección de pareja, donde la química sensorial y los intercambios hormonales pueden influir en la atracción y compatibilidad entre ambas personas.

 


“Pergamino bajo la manga” (detalle),  xilografia del japonés  Torii Kiyonaga, de  alrededor de 1785. Imagen: Museo Británico / Creative Commons

Una indagación de finales del año pasado arroja nuevas interesantes luces sobre el origen de los besos entre humanos.

Bajo el título El origen evolutivo del beso humano, publicado en octubre pasado por la seria revista Antropología evolutiva, revela que los besos entre humanos pudieran tener su origen en una antigua práctica de higiene y acicalamiento de los chimpancés y otros grandes simios, los cuales revisan el pelaje de sus compañeros y usan los labios para retirar las suciedades. Los humanos pudiéramos ser herederos de un vestigio de ese ritual.


Una nueva investigación sitúa el origen del beso humano en el acicalamiento de los grandes primates. Foto: Getty Images

Está claro que los besos de hoy y de hace mucho, en nada se relacionan con esa finalidad higiénica de los primates, pero es una hipótesis atendible y respaldada por muchas indagaciones llevadas a cabo por el doctor Adriano R. Lameira, psicólogo evolutivo de la Universidad de Warwick, Reino Unido y autor de la investigación.

 


Foto: tomada de elpopular.pe

También se valoran otros posibles orígenes de las apasionadas uniones de labios.

Algunos antropólogos refieren que el punto de partida pudiera estar en el llamado “beso de la madre”utilizado por varias especies para trasladar la comida pre masticada a sus descendientes haciéndola así más digerible a esos bebés. Tal comportamiento, aseguran, “podría haber evolucionado en los humanos como una forma de nutrir y desarrollar vínculos afectivos entre madres e hijos y, posteriormente, entre parejas”.

 


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De todos modos, ni fines higiénicos ni alimentarios acompañan hoy los besos entre humanos. Así lo puede ratificar cualquiera que haya dado o recibido en su vida al menos un beso apasionado, sin la necesidad de que ningún osculogista lo avale.

 

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