De nuevo con los reyes del Olimpo rescatado (+ FOTOS)

Amberes, teatro de los VII Juegos Olímpicos. La primera guerra mundial no permitió la celebración de los VI programados para Berlín en 1916. ¿Quién será el monarca del gran certamen de 1920? Quede claro: todavía las mujeres no se habían incorporado con la fuerza cuantitativa y de calidad necesaria para reinar, según la mayoría de los expertos de entonces y actuales. Existen quienes sitúan al esgrimista italiano Nedo Nadi como monarca porque frente a potentes rivales se impuso en florete y sable y encabezó los equipos de su país vencedores en las tres armas.

Nedo Nadi.

Pues firme, a su lado, pongo a una reina sin negar el dorado quehacer del ítalo. Se trata de la nadadora estadounidense Ethelda Bleibtrey, tricampeona con sendos récords mundiales en 100 (1:13.6) y 300 metros libres (4:32. 4) y como figura principal en el relevo, con 5:11.6, frente a duras contrincantes.     

Ethelda Bleibtrey
    
Hay otro merecedor de un principado al menos: Norman Ross, coterráneo de Ethel, al extraer de la piscina el oro en 100 y 300 libres y encabezar el relevo 4 x 100, mas solo tuvo que ver con una, la plusmarca del orbe quebrada en prueba colectiva: 10:04.4. Arqueros y tiradores acumularon muchos galardones, pero en una disputa de mucha menor calidad.
 
Debe tenerse presente al finlandés Paavo Nurmi. Debutaba en la hermosa fiesta y fue el uno del deporte rey al vencer en los 10 000 lisos, en individuales y por conjunto en campo traviesa y agregar el subtítulo en los 5 000. Eran solo los pasos iniciales del más refulgente fondista de todos los tiempos, y el único atleta capaz de discutirle la corona del mejor atleta del siglo pasado a Carl Lewis.

Paavo Nurmi.

Precisamente, París 1924 sería la Olimpiadas de Paavo Nurmi: as en 1 500, 5 000, la carrera por equipos, la individual y la colectiva a campo traviesa. En las dos primeras distancias mejoró las plusmarcas del clásico con 3:53.6 y 14:31.2. En ellas debió batirse con solo una hora y 45 minutos de separación. Había llegado a ocho doradas de por vida en la justa coubertiana.

Cuatro años después, en Ámsterdam, vuelve a alcanzar la gloria Johnny Weissmuller. Solo había quedado por debajo de la hazaña de Nurmi en la capital gala. Allí, aquel joven de 17 años, logró los galardones máximos en 100, 1 500 libres (5:04.2) y el relevo 4 x 100 estilo libres (9: 55.4) para decir adiós a las primacías olímpicas. El tiempo de la batalla colectiva resultó menor que lo alcanzado en el orbe. Algunas estadísticas lo ubican en la selección de USA ganadora de bronce en polo acuático.

Johnny Weissmuller.

En la alberca holandesa volvió a ser el titular de los 100 libres y supera su propio registro en esta clase de justa cuando le cronometran 58.6. Añade otro cetro: el del relevo: 9:36.2, por debajo del más sabroso registro de la especialidad en estas citas. Todo esto lo realizó frente a la crema y nata del planeta y fue el más brillante de nuevo en su disciplina.

Son muchos los que escogen al gimnasta George Miez para rey de estos Juegos: porque subió tres veces al peldaño más alto de la premiación, incluso por su victoria all around. Para mí, está por debajo del de EE. UU. Sus contrincantes y esa disciplina no poseían la estatura del combate en la piscina. Nurmi, a pesar de su buena actuación, no se superó a sí mismo: una de oro y dos de plata. El de Estados Unidos, debido a su cosecha en Ámsterdam, sumó en las aguas olímpicas cinco doradas.

George Miez.

Johnny Weissmuller, triunfante sobre los rezagos de la poliomielitis sufrida y a pesar de su mancha racista cuando se convirtió en el Tarzán más famoso y Jim de la Selva, es el más destacado nadador de su tiempo y el primer ser humano que bajó del minuto en los cien metros: 58.6 el 9 de julio de 1922 en Alameda. En su carrera quebró 567 plusmarcas mundiales en diversas distancias y es uno de los más grandes deportistas de todas las épocas. Falleció el 20 de enero de 1984 en Acapulco.