Curioso: Épica protesta de boxeador francés en Tokio

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Curioso: Épica protesta de boxeador francés en Tokio
Fecha de publicación: 
1 Agosto 2021
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Cuando ya el boxeo olímpico llega a su novena jornada en la Arena Kokugikan, su realización había marchado sin sobresaltos en estos Juegos, hasta que el ruso nacionalizado francés Mourad Aliev se cogió el show y protagonizó una protesta que no se veía en estas citas hacia casi 32 años.

El boxeador de 26 años, de la categoría superpesada (más de 91 kg), luego de perder detuvo el programa de competencias al sentarse en uno de los costados del cuadrilátero, por fuera de las cuerdas y encima de la escaleras de acceso, pues no aceptó que fuera descalificado en su pelea con el británico Frazer Clarke.

Andy Mustacchio, el árbitro estadounidense, apreció que Aliev había propinado cabezazo intencional a su contrario y lo descalificó a cuatro segundos del final del segundo asalto. En ese momento marchaba con ventaja en las tarjetas, pues había ganado el primero por decisión de 3-2 de los jueces.

Debía ganar pero al ser intencional los cortes provocados a su contrario fue descalificado, con lo cual el galo entró en cólera, lanzó una patada al aire y realizó un corte de mangas sobre el ring, rechazando el intento de calmarlo de Clarke.

Luego el ruso-francés, subcampeón europeo de su división, se sentó junto a una de las esquinas, donde permaneció durante más de media hora hasta que integrantes de su selección y responsables de la organización acudieron a disuadirle de abandonar el ring.

Esta fue mi forma de mostrar que la decisión fue muy injusta, dijo Aliev a través de un traductor. “Quería pelear contra toda esta injusticia, y honestamente, hoy mis compañeros también tuvieron resultados injustos. He entrenado toda mi vida para esto, y llego aquí y por la decisión de un árbitro, pierdo. Se acabó".

El boxeador abandonó entonces su sitio de protesta y se retiró a los vestuarios, pero cerca de un cuarto de hora después regresó y retomó su acto en el mismo lugar. “¡Todo el mundo sabe que gané!”, gritó a un estadio prácticamente vacío.

Los organizadores tuvieron que recurrir a toda su paciencia asiática para zanjar la protesta, aunque al menos no tuvieron que apagar la luz.

Esa fue la solución que encontraron en otra cita realizada en una sede estival asiática, en Seúl 1988, cuando ocurrió una de las protestas más recordadas en estas lides. Entonces por una decisión arbitral el surcoreano Byun Jung-il se negó a bajarse del ring: había sido penalizado por el árbitro neozelandés Keith Walker con dos puntos por usar la cabeza de forma ilegal en su pelea contra el búlgaro Alexander Khristov.

Se quedó sentado allí por más de una hora y los responsables de los Juegos llegaron a apagar la luz del estadio y dejarlo a oscuras. Cuentan las crónicas olímpicas que su acción emuló a la de otro boxeador surcoreano quien protestó de esta forma en los Juegos de Tokio 1964.

 

 

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