Sobre El otro viaje de Damián Sainz
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La Muestra Joven ICAIC es un espacio que visualiza muchas obras de realizadores graduados de escuelas de cine y de aficionados. No todos los que se presentan viven actualmente en Cuba, sino que siguen pensando como jóvenes cineastas cubanos donde quiera que estén. Hoy CubaSí conversa con Damián Sainz, quien actualmente vive en España. En Cuba estudió la especialidad de montaje en la FAMCA, y en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV) estudió Dirección de documentales. Más adelante, viajó a Suiza para estudiar Cine, y allí realizó el documental El otro viaje, que compite en esta 15ta. Muestra Joven.
¿Cuál es el argumento del Documental y en qué contexto se desarrolla?
El otro viaje es un documental que hice mientras cursaba estudios en Ginebra, Suiza. De hecho es el resultado de mi formación en el Departamento de Cine de lo Real en la HEAD-Ginebra. Cuenta la historia de un encuentro entre un joven fotógrafo ucraniano solicitante de asilo político en Suiza y yo, un estudiante cubano de cine recién llegado a Europa.
“Los dos utilizamos la cámara para contar nuestras experiencias fuera de nuestros respectivos países, él con la fotografía y yo con el cine, buscando conectar, estrechar lazos con un país que tiene muy complicada relación con los inmigrantes y refugiados. Pero a su vez, este encuentro permite que salgan a la luz recuerdos del pasado en nuestros países, relativos a familiares, ideales, sueños, y que se reflexione sobre el futuro político y social de Ucrania y Cuba, dos países que se encuentran en procesos de cambios muy complejos, cambios con los que lidiamos también los cubanos y ucranianos que vivimos en el extranjero”.
¿Por qué escoges este tema?
Siempre me ha interesado el tema de las raíces, del enraizamiento. De hecho, la mayoría de mis documentales ocurren en espacios concretos, cerrados, por donde se mueven los personajes intentando formar parte de algo, ya sea de un río, una cueva, un parque, un gimnasio. Esos intentos por formar parte, conectarse con algo, forjar raíces profundas con las cosas que nos rodean son procesos muy complejos en los que está mucho en juego.
“Ya había vivido fuera de Cuba, pero sabía que ese viaje a Suiza iba a marcar una separación más larga de mi madre, mi casa y algunos amigos. Filmando cosas con mi móvil buscaba conectarme con lo que veía, hacerlas mías. Y cuando llegó la hora de hacer una película me di cuenta que ya contaba con mucho material.
“Lo difícil fue organizarlo y revisarlo todo con los ojos del cineasta que son muy diferentes a los ojos del viajero recién llegado que hace imágenes compulsivamente y sin saber muy bien por qué. Después conocí al fotógrafo ucraniano y comenzamos a charlar. La conexión fue inmediata. Solo que él llevaba 14 años solicitando asilo sin tener respuesta y mientras tanto echaba raíces a través de sus imágenes. Lo demás está en la película”.
¿Por qué el título: El otro viaje?
La verdad es que soy muy malo para poner títulos a mis proyectos. Muy pocos se han quedado con el título que llevaban mientras se escribían o se filmaban. En este caso era muy difícil porque la película casi se escribía y montaba al mismo tiempo que sucedían mis encuentros con el joven fotógrafo. Hay escenas que se filmaron cuando ya teníamos varios armados en la línea de tiempo.
“En el documental hay muchos viajes, él mío y el del fotógrafo a Suiza, el de mi madre a Leningrado, los viajes de vuelta que hacemos a nuestros países de origen a través de las imágenes. Más allá del tema de la película, yo creo que el viaje estuvo en la propia realización y fue al final del proceso cuando nos decidimos, Gabriel González, el montador y yo por ese título”.
¿Cuáles son las locaciones?
Se filmó todo en Ginebra, Suiza. Filmamos sobre todo en la casa del fotógrafo (quién me pidió en todo momento no revelar su identidad por razones de seguridad). Pero el metraje del documental está compuesto mayoritariamente de material de archivo: fotografías, videos caseros, pruebas de cámara, imágenes tomadas con nuestros celulares, etc. De hecho solo filmé con mi cámara profesional nuestros encuentros y conversaciones. Casi todo lo demás es material de mi iPhone tomado dese mi llegada a Ginebra o provenientes de los discos duros del fotógrafo.
Cuéntame de tu experiencia en Ginebra.
Lo mejor de mi experiencia en el departamento de Cine de lo real de la HEAD es la libertad creativa y de producción con la que cuentas. En mis anteriores escuelas sobre todo en la EICTV, seguíamos rigurosas normas a la hora de realizar nuestras películas (espacios concretos, un crew específico, tiempos específicos de rodaje, montaje, etc.). Estas normas son como límites que te ayudan muchísimo a tu formación como cineasta, pero tenía muchas ganas de poder experimentar otras formas de trabajar.
“Estoy convencido que cada película tiene su propia manera de producirse, y tener la posibilidad de experimentar no solo en la película misma sino en la manera de hacerla es un regalo del dios del cine. Poder filmar y editar a la vez, escribir, grabar, repetir, probar hasta e final del proceso te cambia la vida y te abre puertas hacia formas menos convencionales de hacer los cosas y creo que eso se ve en el resultado final. En realidad, fue algo que creo que aprendí en Cuba con mi maestro y amigo Kiki Álvarez. De hecho, me acordaba mucho de él mientras hacía este documental. Casi todo lo grababa yo solo. Hacía sonido y cámara a la vez y luego montaba Gabriel González, cineasta suizo-español egresado del mismo departamento de Cine de lo real.
“Fue un proceso muy íntimo, muy cercano a la vida misma, con un orden y una lógica muy propia, lo cual hacía todo más excitante. En total me pasé 5 meses en Suiza, y fueron por entero dedicados a El otro viaje”.
¿Qué interés encuentras en la Muestra Joven?
Para mí es como mi casa. De hecho siempre me pareció un espacio muy rico para trabajar. Veía a los organizadores y programadores dándolo todo durante un año entero para el cine joven cubano y me seducía como espacio para desarrollarme profesionalmente. De alguna manera ha sido así ya que en la Muestra se han visto todos mis cortos desde el 2009 y me siento parte de la familia.
“El trabajo que hacen en cada edición de la Muestra es genial. Sin embargo lo que me parece más remarcable es todo el trabajo de promoción que hacen durante todo el año, los talleres, los espacios alternativos de difusión de las películas, los encuentros entre cineastas, la creación de redes de trabajo y colaboración, etc. Ese trabajo es bestial y no se habla mucho de ello. Porque la muestra no son solo cinco o seis días al año, es un evento de muy largo alcance y que dura los 365 días del año, por suerte para el cine, para los cineastas y sobre todo para el público”.
¿En qué otros proyectos estás trabajando ahora en España?
Estoy recién llegado a España. Me vine con mi novio, también egresado de la EICTV, para realizar algunos proyectos. Termino nuestro proyecto Batería, sobre un espacio clandestino de cruising gay en La Habana, al que solo le falta la corrección de color y que queremos estrenar este año, si todo sale bien, en La Habana en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. También estoy desarrollando un proyecto de web serie documental sobre masculinidades contemporáneas a través de retratos documentales de corta duración e intentado mover El otro viaje.
Tengo ganas de filmar en Cuba y escribo mucho sobre nuestro país. Ahora mismo las comunicaciones están mucho mejor y es más fácil estar entre dos aguas, viviendo en Cuba y en otro Lugar a la vez. Yo no podría decir que me he ido del todo, las cosas no funcionan más así, por suerte. Ahora estoy aquí, pero me veo en poco tiempo viviendo y filmando en mi país, es una diferencia sustancial con respecto a generaciones pasadas, y es algo que está cambiando el panorama artístico de la isla, lo cual me da alegría y mucha fuerza para seguir trabajando.
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