La sociedad policíaca que amenaza nuestra privacidad

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La sociedad policíaca que amenaza nuestra privacidad
Fecha de publicación: 
16 Febrero 2014
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Recientemente, Yahoo, la empresa con el segundo servicio de correo electrónico más grande del mundo notificó el robo de información relacionada con cuentas de usuario y contraseñas de los clientes de su correo.

 

Inmediatamente los noticiarios y periódicos de todo el mundo se hicieron eco de la noticia, y en las páginas de la empresa, incluyendo su blog oficial, destacaban los escasos datos que aportaba la compañía y sus intenciones de reparar los problemas cuanto antes. Sin embargo, nadie hablaba de la privacidad.

 

Aunque los sitios de la corporación no mencionaran la palabra, nuevamente el tema de la seguridad informática sale a relucir, toda vez que esta no ha sido la primera ni la única ocasión en que datos personales de cientos de miles de personas se ven comprometidos. Si bien el número exacto de usuarios afectados no fue confirmado, pequeño no debe ser, pues a juzgar por los 273 millones de cuentas de correo de Yahoo en todo el mundo, la cifra total del robo puede exceder los cientos de miles de datos.

 

Sería errado pensar que el principal afectado con estos sucesos es el propio Yahoo, su prestigio o ganancias.  Es la gente quien lo sufre más. Si bien la compañía deberá invertir tiempo y recursos en resarcir los daños, los clientes son quienes están expuestos a los mensajes basura o fraude que les puedan enviar o puedan ser enviados desde su cuenta.

 

Otro peligro inminente son las violaciones de los sitios bancarios en Internet y las compras en línea que se pueden realizar con la información robada, además de la privacidad, tan llevado y traído derecho “inalienable” de los ciudadanos en la democracia.

 

¿No fue suficiente el escándalo en que se vio envuelto el gobierno de Estados Unidos por espiar sistemáticamente las llamadas, mensajes y correos de millones de personas en todo el mundo, desde simples trabajadores hasta jefes de Estado?

 

Por si alguien lo olvidó, en el 2011 el magnate Rupert Murdoch vio cerrar su periódico News of the World por espiar llamadas telefónicas para obtener sus noticias. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos solo recibió las críticas de “casi todo el mundo”, por si no les bastaba con los aldabonazos de la presidenta brasileña Dilma Rousseff y sus homólogos de Alemania, España y otras naciones.

 

Pero el hecho quedó así, como un desagradable “malentendido”. Barack Obama se apresuró a responder que limitaría estas prácticas, pero, ¿en qué sentido se puede limitar el espionaje mundial de los servicios secretos estadounidenses, si no se detiene la paranoia de los círculos de poder? Hasta el día de hoy, la escucha, el espionaje y la violación a la privacidad continúan.

 

Lo peor es que la filtración de datos e información personales también aqueja a los estadounidenses, principales víctimas, pudiera decirse, de la estrategia de seguridad nacional de su propio gobierno, que sí permite el espionaje doméstico y la irrupción en la intimidad de sus ciudadanos, a contrapelo del respeto a la intimidad y de hecho, viola la Cuarta Enmienda de la Constitución, que protege la privacidad ciudadana.

 

Tampoco creo que las disculpas de la directora de Yahoo, Marissa Mayer, basten para borrar el apagón del correo de Yahoo por varios días durante diciembre y este último robo.

 

¿Son los fallos de seguridad nuestro principal inconveniente para proteger nuestra información? ¿Alguien se atreve a calcular cuánto espía en realidad la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense el tráfico en Internet?

 

Son cientos de miles los usuarios que tienen noticia sobre los constantes fallos de seguridad de sus proveedores de servicios, pero son miles de millones los que desconocen las alianzas de las gigantescas empresas de tecnología con los gobiernos para proporcionar información, vigilar y filtrar las comunicaciones de los internautas.

 

No olvidemos que buena parte de toda la infraestructura de Internet a nivel mundial pasa por servidores norteamericanos, aun cuando estamos cansados de escuchar que la red de redes es descentralizada. Los servidores de las principales empresas proveedoras de correo u otros servicios también están en ese país.

 

Más que de fallos de seguridad me atrevo a decir que actualmente vivimos en una sociedad policiaca, donde no puede hablarse ya de privacidad y donde la mayoría de los inventos, por no decir todos, están encaminados a “mejorar la vida” mediante la participación de numerosos dispositivos que nos acompañan en todas las circunstancias, no importa cuáles sean. Entonces ¿podemos hablar de privacidad, intimidad?

 

A eso se dirige la sociedad actual, al dominio de la información, a la estandarización y monopolización de nuestra privacidad. Anualmente salen al mercado cientos de dispositivos, de rastreo, geo-localización… pero ninguno para informar de qué otras aplicaciones irrumpen en nuestra vida y ofrecen datos de la misma.

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