¿Necesita Cuba el socialismo?
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El socialismo en Cuba no solo es viable. Es, en la práctica, el mejor sistema sociopolítico y económico al que puede aspirar el país. El socialismo constituye la alternativa más apropiada para la nación.
Ahora bien, cuando decimos que Cuba debe permanecer recorriendo el sendero socialista, no se trata de un socialismo esquemático, ni de la idea dogmática del socialismo por el socialismo. El socialismo no es un concepto que haya sido definido de una forma única y acabada: es una construcción teórica y práctica que los hombres han tratado de hacer en determinados tiempos y espacios. Con esa premisa, Cuba tiene que aspirar a un tipo de socialismo que apueste eficazmente por el despliegue económico.
Ocasionalmente se pretende presentar al socialismo como una antítesis de la prosperidad. Ello es una simplificación oportunista, ingenua o, al menos, poco rigurosa. En realidad, el desarrollo económico de un país no depende exclusivamente de si las relaciones de producción son predominantemente socialistas o capitalistas. Incide una larga serie de factores.
En efecto, la historia contemporánea da cuenta de grandes saltos alcanzados bajo el poder socialista en países que pudieran ponerse de ejemplos, como también evidencia que el capitalismo no ha logrado ser exitoso en múltiples Estados y regiones del mundo.
Por eso, y por la historia propia de Cuba, el socialismo deviene estratégicamente la opción más viable para el país. Sin embargo, el socialismo cubano tiene que encaminarse cada vez más a la prosperidad, como se ha definido en los últimos lustros. La aspiración ha de ser por un socialismo acompañado del crecimiento económico, cuyos resultados estén en función, principalmente, de los intereses sociales.
No hay contradicción. Cuba debe seguir siendo socialista. Pero a la vez necesita una economía capaz de satisfacer las necesidades populares acumuladas a causa del asfixiante bloqueo estadounidense, los efectos globales y nacionales de la pandemia del coronavirus y algunas postergaciones internas.
Y para que ello sea sostenible y consecuente con nuestro pasado, el socialismo cubano también debe continuar sosteniendo los estandartes del antiimperialismo y seguir garantizando la justicia social y la soberanía nacional.
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Carlos de New York City
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