Florida: Su desastre agrícola y el coronavirus
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Una crónica del Nuevo Herald describió la situación que se vive en aquel territorio floridano.
Lo hizo bajo la firma de dos de sus periodistas, Carlos Frias y Kevin G. Hall.
‘Es una catástrofe descomunal’, dicen al sintetizar lo que vieron.
Luego afirman que la pandemia obliga a que los agricultores floridanos desechen alimentos que no pueden vender.
Narran el ejemplo de un tractor con una cuchilla de 35 pies de diámetro en la granja Pahokee, de la compañía R.C Hatton.
Explican que están impedidos de procesar toneladas de judías verdes para restaurantes, barcos crucero, y otros clientes.
Ahora, sin embargo, comentan los periodistas Frias y Hall, solo servirá de abono.
El presidente de la R.C.Hatton, Paul Allen, agregó:
“Y tenemos otro millón de toneladas que no podemos recoger y se perderá en los tres próximos días”.
La referida crónica apuntó:
El cierre total de la industria hotelera y gastronómica, que trata de controlar el coronavirus ha obligado a productores pequeños e independientes, y hoteles a quedarse con millones de libras de productos llamados a perderse.
Y cerró con otra advertencia no menos dramática:
Hasta los bancos de alimentos, comedores comunitarios y misiones de rescate, “están saturados”.
Se trata de una catástrofe descomunal, dijo Tony DiMare, presidente de la compañía productora de tomates.
“Es una situación realmente crítica, y el alivio no se ve cerca”.
Sobre todo esas últimas palabras fueron compartidas por la generalidad de los consultados en la Florida.
¿Acaso una situación exclusiva de ese Estado sureño? No.
Más exactamente, apenas una vitrina de la realidad que acelera el inevitable declive de lo que ha sido la primera potencia del mundo.
Y no sería descartable, a manera de símbolo, que correspondiese a una figura como Donald Trump, rendirle los últimos honores de su existencia.
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