Volverán los abrazos para los verdaderos héroes

Volverán los abrazos para los verdaderos héroes
Fecha de publicación: 
24 Junio 2020
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Siempre en plural, refiriéndose a “los cuatro gatos” que le acompañan en la compleja realización de su más reciente documental, Volverán los abrazos, producción del ICAIC, el cineasta Jonal Cosculluela conversó con Cubacine sobre estos meses, muy dinámicos para él y su pequeño equipo, al abordar “un proceso muy vivo”. Y es que su filme va de la vida misma, la de todos.

¿Cuál es el origen del documental?

En una conversación telefónica en marzo pasado con el presidente del ICAIC, Ramón Samada, cuando el panorama de la COVID-19 era totalmente incierto en nuestro país, él me propuso la idea de registrar el momento. Avanzada dicha charla, concluimos que la mejor manera era homenajear al personal de la salud, pues ellos son los verdaderos héroes en la actualidad.  

Acordamos que el documental debía ser realizado por un equipo bien reducido, pues filmaríamos en áreas de alto riesgo. Por tal motivo, los cuatro gatos que trabajamos hacemos muchas tareas en determinados momentos.

¿Quiénes integran el equipo?

Volverán los abrazos está codirigido por Maritza Ceballos y por mí, pero asumimos también, de conjunto, la producción. David Cruz es el fotógrafo y operador de cámara. Luis Calzadilla es el asistente y DIT [técnico de imagen digital]. En el sonido tenemos a Michael Caballero y en la asistencia de dirección, de producción, script, supervisando arte y un millón de otras cosas, a Yudit Domínguez. Asimismo, René Gutiérrez nos transporta y asiste en lo que se necesite. Ahora, para la posproducción tenemos en el montaje a Luis Najmías Jr. y del diseño de sonido se encarga Sheyla Pool.

Tuvimos que reajustar los roles para este proyecto, por lo que decidimos compartir las labores de dirección y producción. Maritza, por su formación periodística y las características de este rodaje en el cual se unen investigación, exploración de las locaciones y filmaciones a la vez, permanece un poco más en el terreno, y yo me estreno en la producción.

Igualmente, contamos con una retaguardia integrada por Ariel Montenegro, Tania Delgado y Claudia González, quienes nos asesoran desde el ICAIC en cuestiones legales y otras gestiones; y el apoyo del Ministerio de Salud Pública ha sido vital también, por la confianza que ha depositado en nuestro trabajo.

Por último, pero no menos importante, consideramos parte de nuestro staff a los protagonistas que nos han permitido acceder a sus testimonios y han compartido con nosotros, en medio de estos tiempos tan difíciles, pasajes de sus realidades.

¿Qué historias cuenta Volverán los abrazos?

El documental cuenta las historias de algunos médicos cubanos que enfrentaron la pandemia desde que se anunció el primer caso de coronavirus en Cuba, muestra cómo han sido sus vidas desde entonces. Además, cabe destacar que hubo quienes enfermaron y siguieron del lado de sus pacientes.

Volverán los abrazos parte de las vivencias del personal sanitario cubano, que está conformado por seres humanos que sienten miedo, como todos, ante una enfermedad con una letalidad alarmante a nivel global. Tienen familias, circunstancias complejas en sus hogares —las cuales han dejado a cargo de otros— y, sobre todo, en un inicio no sabían por cuánto tiempo estarían fuera o si regresarían, pues lo que sucede mundialmente es terrible.

¿El guion es solo suyo o contó con alguna asesoría?

La escaleta fue concebida entre Maritza y yo, pero esta ha variado bastante. A su vez, han colaborado en el proyecto los periodistas Ivet González Lemes y Harold Iglesias.

A nivel argumental, una de las mayores complejidades a las que nos hemos enfrentado consiste en que, a medida que rodamos, investigamos y nos adaptamos a las locaciones, en dichos espacios se producen cambios. Estos meses han sido muy dinámicos, se trata de un proceso muy vivo.

Precisamente, ¿cómo ha sido la filmación en un contexto tan difícil?

Un rodaje en un momento normal resulta complejo. En este caso, hay que añadir la preocupación de que uno filma en lugares donde hay personas enfermas. Nuestros personajes están expuestos, ya sea porque son pacientes o son los médicos que les atienden. Nosotros debemos estar con ellos, vivir su situación y, por lo tanto, quedamos expuestos a un virus peligroso y muy contagioso.

Hemos captado imágenes muy fuertes, de las más duras en relación con esta enfermedad. Los escenarios se concentran en los lugares donde se ha luchado contra el coronavirus, tanto hospitales y centros de aislamiento, como laboratorios y las casas de esos médicos, quienes tres meses después siguen disfrutando, muy poco, de una vida normal en familia.

No obstante, en esos sitios hemos aprendido al detalle los protocolos de seguridad. Gracias a ello, sentimos que nos arriesgamos menos dentro de los hospitales y centros de aislamiento, incluso en la llamada Zona Roja, que en la calle, donde las personas no tienen percepción de riesgo, como se le dice noblemente a la indisciplina.

Guardar distancias y usar la mascarilla en público es lo que ayuda a contener la pandemia hasta el momento.

¿Cuál es el siguiente paso?

Desde el comienzo acordamos registrar la evolución de la COVID-19 en la Isla. Planeamos filmar durante tres meses, con el inicio en una etapa crítica y el fin cuando se tuviese una evolución favorable hacia la contención de esta pandemia. Afortunadamente, esto es lo que ha sucedido, y esperamos que para el final de nuestro rodaje en julio estemos mucho más cerca de una nueva normalidad.

¿Cuáles serán las vías de distribución?

Siendo muy soñador, me encantaría que su estreno fuera en las salas de cine, pero se impone la realidad actual y, probablemente, sea en la televisión cubana, aspecto que tenemos en cuenta para la posproducción del documental.

Cuando el público vea Volverán los abrazos, ¿qué mensaje quiere dejarle?

Que la mejor forma de cuidar a los médicos que arriesgan sus vidas para salvarnos es quedándonos en casa. Queremos que sientan que detrás de los nasobucos y las batas existen seres humanos con miedos y alegrías, los cuales decidieron cumplir con su deber a pesar de poner en riesgo sus propias vidas y las de sus familiares.

Al ser un país tan pequeño y humilde, lograremos controlar esta pandemia gracias a las estrategias planteadas por nuestro gobierno, que funcionan debido a esas personas cuyos rostros ni vemos, pero que siguen ahí por y para nosotros.

 

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