RECORDEMOS A: Martin Luther King
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Fotografía tomada de https://www.history.com
El 15 de enero de 1929 nació en Atlanta, Georgia, Estados Unidos, Martin Luther King, uno de los hombres más valiosos de la historia del siglo XX por su incansable labor al frente del movimiento por los derechos civiles para los afroestadounidenses, en contra de toda forma de racismo y violencia.
King debe su nombre al filósofo y monje alemán, Martín Lutero, recordado por encabezas la reforma protestante que sacudió los fundamentos de la Iglesia católica en el siglo XVI. Quizás —salvando distancias y contextos— por ese carácter rebelde e innovador, heredado, estaba predestinado a grandes acontecimientos. King trascendió de otra manera, y en la actualidad cuenta con una trayectoria sorprendente como orador, pensador, pacifista, y vocero de los oprimidos de entonces.
King es referencia en el mundo como uno de los más importantes líderes de su país, y de las personalidades más admiradas por llevar hasta las últimas consecuencias su mensaje de paz, amor, tolerancia, y libertad.
Durante su vida como activista por la armonía, la igualdad y el fin de la pobreza, fue injustamente detenido en más de 30 ocasiones, además sufrió varios atentados hasta que lograron asesinarlo el 4 de abril de 1968. Su homicidio se considera uno de los magnicidios más polémicos de la pasada centuria; provocó cientos de disturbios en la nación norteamericana, y por primera vez fue declarado el primer día de luto nacional por un individuo de raza negra.
No obstante de su intensa vida de luchas por el fin de la segregación en tan solo 39 años de edad, King encontró tiempo para escribir libros y numerosos sermones. Desde muy joven ya era conocido en el mundo por sus ideas de justicia por la dignidad humana, por ello en 1963 fue nombrado persona del año por la revista Time —el primer afroamericano en conseguirlo—; y en 1964 recibió el Premio Nobel de la Paz, con tan solo 35 años fue el hombre más joven en recibir tal reconocimiento.
Después de morir continuaron concediéndole distinciones de varias esferas tanto en su país como en el extranjero, gubernamentales, incluso la cultura, entre ellas una veintena de doctorados honoris causa por diversas disciplinas, y un Grammy. También es rememorado como mártir en tres Iglesias cristianas: la episcopal, la luterana de los Estados Unidos y la metodista unida.
Recordemos su histórico discurso del 28 de agosto de 1963, su famoso I have a dream (Yo tengo un sueño) marcó no solo una época, una causa y una nación, se convirtió en bandera de contienda social. Esas cuatro palabras improvisadas resumieron el sentir de muchos por un futuro digno para todos por igual sin tener en cuenta origen, raza ni solvencia económica.
Se trata de una frase que pretendía encontrar conciliación y entendimiento en un tiempo de efervescencia, y que sin dudas contribuyó a la conciencia pública sobre el movimiento de los derechos civiles, y consolidó a King como uno de los más grandes sabios de la historia, ejemplo de perseverancia por su método de desobediencia desde la no violencia.
Durante un poco más de una década haciendo campaña, King logró progresar y darle un impulso a reformas para el bien de la comunidad, tal es así que algunas se volvieron leyes para permitir a los negros y mestizos los mismos derechos de los blancos. Algunas están relacionadas con el voto y el trabajo, y otras tan básicas como el acceso al transporte y lugares públicos.
Sin embargo, más de 60 años después de su muerte sentimos que las demandas sociales no han variado mucho porque seguimos viviendo diferencias en entornos violentos de discriminación y maldad. Hoy, más que nunca, el sueño de King se encuentra latente, por cumplir.
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