Jon L. Dunn y su amor por Cuba

Una docena de estancias en Cuba y la posibilidad de conocer e interactuar con habitantes de casi todo el país —solo le resta por visitar la región oriental y la Isla de la Juventud— le permiten al estadounidense Jon L. Dunn formarse una opinión acabada sobre esta nación, de la que reconoce múltiples valores paisajísticos y la capacidad de su gente para superar dificultades, sin perder la sonrisa ni la amabilidad que los caracteriza.

Se confiesa enamorado de las maravillas naturales de la mayor de Las Antillas, sentimiento que afloró durante su primera visita, en 2007, motivado por la observación de aves, actividad que ejerce desde 1962 y lo ha hecho acreedor de reconocimientos en el ámbito científico, donde lo catalogan como experto con amplios conocimientos para identificar esos animales en su entorno y referirse a su distribución.

Tras repetidos recorridos por Cuba, el también autor de siete ediciones de la Guía de Campo de National Geographic para la Observación de Aves, precisa que resulta imposible avistar especies nuevas; sin embargo, lo atrae el deseo de reunirse con sus amigos y disfrutar de un ambiente bien conservado.

Viene, en especial, para ver al Doctor en Ciencias Luis Manuel Díaz Beltrán, herpetólogo y curador del Museo Nacional de Historia Natural de Cuba, quien le enseña acerca de los lagartos y anfibios, mientras él le transmite sus saberes sobre las aves, y así aprenden juntos, comentó recientemente a la Agencia Cubana de Noticias, durante la más reciente observación de aves en Cayo Guillermo, integrada a un amplio itinerario en Jardines del Rey.

En la cayería norte de Ciego de Ávila observó importantes transformaciones, particularmente en Cayo Paredón Grande, visitado por él antes de desarrollarse la infraestructura para actividades turísticas.

Para Jon es importante que las personas sepan apreciar los valores naturales de espacios como Jardines del Rey y los cubanos están muy bien educados en ese sentido. No obstante, insistió en proteger el entorno de esos islotes, pues constituye motivación esencial para los visitantes.

Los cayos Coco, Guillermo y Paredón Grande —expresó— tienen muchas potencialidades para el turismo ecológico, por tanto se requiere reforzar las labores de educación ambiental y difundir los conocimientos plasmados en libros u otros soportes, para que las personas conozcan cada vez más la riqueza de estas áreas y ayuden en su preservación.

A ello suma la recomendación de escuchar siempre los criterios y atender las sugerencias de los especialistas en temas ambientales.

Los viajeros cuando retornan a sus países comentan sobre las múltiples riquezas de este archipiélago; es justamente lo que él hace al volver a su casa desde Cuba o Tailandia, sus dos lugares favoritos.

En un contexto complejo, debido a las restricciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos para viajar a esta Isla y, próximo a cumplir sus 70 años, Jon aspira a retornar al menos otras cinco veces para disfrutar de sus bellezas naturales y el trato afable de su gente.