Cuba en Juegos Paralímpicos: Alta eficiencia

Como ha sido costumbre, la delegación cubana a los Juegos Paralímpicos de París 2024 se caracterizó por su alta eficiencia, al conseguir 10 medallas con apenas 21 representantes.

Evidentemente los máximos honores para la leyenda Omara Durand, quien se alzó con tres medallas doradas en la justa en las distancias de 100, 200 y 400 metros planos, para llegar a 11 títulos en citas estivales y cerrar de la mejor manera posible su gloriosa carrera deportiva.

La cifra no es descollante a nivel mundial porque hay deportistas con 30 o más cetros a este nivel, fundamentalmente de natación, pero sí es un hito para nuestro deporte, y un ejemplo de entrega total de la santiaguera y de su guía, Yuniol Kindelán.

Sus piernas le permiten todavía seguir dando alegrías a la mayor de las Antillas, pero lo ha dado todo y se ha ganado disfrutar del merecido descanso y del calor familiar, que se echa de menos cuando se lleva más de una década en el alto rendimiento.

El otro abanderado de nuestra comitiva, Robiel Yankiel Sol, cumplió con su liderato en salto largo pese a que buscaba una marca mejor. No siempre los récords caen en las grandes competencias y este fue el caso, pero nunca estuvo en peligro su corona.

Muy agradables fueron las otras dos preseas doradas, un tanto sorpresivas, del jabalista Guillermo Varona y el tenimesista Yunier Fernández.

Varona debutó en este tipo de lides con un cuarto puesto en Tokio, pero logró desquitarse de sus rivales y logró su mejor actuación.

Un poco más largo era el camino de Yunier raqueta en mano sobre su silla de ruedas, y al fin logró colarse en el podio, nada menos que en el sitial de honor, luego de hacer una competencia de ensueño.

También merece especial destaque la plata de la judoca Sheyla Hernández, siempre ante rivales de mucho mayor peso corporal, que de alguna manera vale doble, pues le tocó sacar la cara por su esposo, que no pudo competir por falta de elegibilidad según su discapacidad visual.

El bronce de Ulises Aguilera tras varias lesiones, la plata de Yamel Vives y la de Pablo Ramírez, esta última la primera para un cubano en levantamiento de pesas, refulgen también con intensidad.

En definitiva la cosecha de la mayor isla del Caribe fue de seis preseas de oro, tres de plata y una de bronce, lo que le permitió a ubicarse en el escaño 24 en el medallero general por países y superar la actuación de la pasada cita estival de Tokio 2020, donde concluyó en el puesto 35.

No puedo cerrar este artículo sin mencionar a Lorenzo Pérez, otra leyenda de nuestro deporte para discapacitados. No pudo emular lo hecho en citas anteriores en las piscinas, pero ya promete volver por sus fueros en los lanzamientos, que eran los que le llamaban la atención cuando inició su carrera.

Con la entrega y la vergüenza que le caracterizan, seguramente seguirá brillando en su nueva modalidad.