Científicos rusos trabajan para que los cosmonautas consuman verduras frescas en las naves espaciales
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Foto: Elena Librik
Científicos de Rusia están trabajando sobre un nuevo tipo de invernadero para proveer de hierbas y verduras frescas a los cosmonautas.
Dicho desarrollo será indispensable incluso en las bases lunares habitadas o en los vuelos a planetas lejanos, destacan al portal 'Nauchnaya Rossiya' (Rusia Científica) desde la Universidad Estatal de Moscú.
"Nuestro invernadero puede utilizarse en las condiciones de ingravidez en cualquier nave espacial con compartimentos habitables", subraya la especialista principal de la Facultad de Investigación Espacial de la Universidad Estatal de Moscú, Anastasia Gross.
La investigadora destaca que su singularidad reside en su estructura modular.
"Los bloques individuales pueden montarse y desmontarse como un constructor, eligiendo un tamaño y una ubicación convenientes", explica, subrayando que el sistema es muy autónomo y la participación de la tripulación es mínima.
Gross señala que el invernadero en desarrollo es más económico que otros y puede utilizarse no solo en el espacio, sino también en el Ártico, por ejemplo.
El invernadero permite cultivar cualquier planta de hasta 30 cm de altura, por ejemplo, guisantes, variedades enanas de tomates y pimientos, microvegetales y otros, detalla la especialista.
"Todas las plantas cultivadas en el nuevo invernadero serán comestibles. Queremos asegurarnos de que todas las plantas sean diversas, incluso visualmente.
La diversidad es importante para mantener sano el estado psicológico de los astronautas", continúa la especialista.
Algunos creen que es tan caro cultivar alimentos en el espacio que solo resulta económicamente viable cuando el vuelo es muy lejano, por ejemplo, a Marte u otros planetas.
En cuanto a la Luna o la Estación Espacial Internacional (EEI), opinan que podría resultar más barato llevar provisiones desde la Tierra.
En este sentido, Gross subraya que los suministros procedentes de la Tierra no podrán proporcionar a los cosmonautas alimentos frescos en su totalidad, por eso es necesario que algo comestible crezca en la ISS.
"Los productos que llevan mucho tiempo en un cosmódromo, una vez en la estación, en condiciones extremas, estarán expuestos además a radiaciones, temperatura, vibraciones. Por tanto, los productos frescos son siempre una opción ganadora", añade.
En la denominada casa de plantas cada una se guarda en cajas individuales selladas. En las palabras de Gross, la ventaja de este método de almacenamiento es que las últimas no son herméticas, y las plantas recibirían el mismo oxígeno que respiran los cosmonautas en el compartimento habitable.
"Las puertas se pueden abrir libremente y son necesarias para proteger las plantas de daños externos y mantener una humedad y temperatura constantes. Los cosmonautas pueden abrir las puertas y trabajar con las plantas, sin que sufran ningún daño", aclara.
Para entender cómo reacciona una planta a las condiciones del espacio, los científicos realizan una serie de experimentos con herramientas especiales.
"Tenemos una centrifugadora que simula el despegue, las vibraciones y la sobrecarga de una nave espacial. A continuación, colocamos las plantas en un clinostato, que elimina los efectos de la atracción gravitatoria sobre su crecimiento.
También podemos cambiar el campo magnético de acuerdo con el ciclograma de vuelo, es decir, podemos engañar a nuestras plantas, creando para ellas unas condiciones que prácticamente no difieren de las del vuelo espacial", explica Gross.
Gross enfatiza que el invernadero sería adecuado también para misiones de largo alcance, como la construcción de una base en la Luna o una misión a Marte.
"Originalmente, lo construimos precisamente con ese fin, y nuestras instalaciones de pruebas nos permiten simular las condiciones de vuelo incluso hasta Marte", confirma la investigadora.
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