ARTE EN LA RED: Rabiosamente visceral
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Muchos lo consideraban un pintor maldito. Lo cierto es que Umberto Peña no deja a ningún espectador indiferente. En una nota que ha publicado el Museo Nacional de Bellas Artes en sus redes sociales, a raíz de la reciente muerte del artista, se afirma que sus piezas, con una poética aparentemente escatológica, lograron recrear la complejidad de una época convulsa. Sus obras, afirma la nota, trascienden lo erótico y son un acercamiento visceral a su realidad.
Y en efecto, visceras, músculos, cartílagos, órganos... pueblan buena parte de una creación que remitía por momentos a la estética del pop, y particularmente de las historietas, con implicaciones rabiosamente expresionistas.
Muchos de sus cuadros son gritos sobre la pared.
En definitiva, eran (son) alegatos sobre el derecho a la singularidad, defensa de una identidad poderosa y litigante.
En piezas más recientes, esa anatomía humana da paso a formas más abstractas. Pero siempre hay una proyección poderosa, una predilección por los tonos vivos, cierta inspiración gráfica. Y una densidad onírica que puede llegar a inquietar.
Víctima de erróneas visiones de la política cultural, la obra de Peña sufrió marginaciones e injustos sesgos en el llamado Quinquenio gris.
Pero sus innegables valores fueron reivindicados. El artista desarrolló también una intensa carrera como diseñador y fueron notables sus vínculos con Casa de las Américas y su revista, ininterrumpidos, pese a la distancia.
A los 85 años ha fallecido Umberto Peña en la ciudad de Salamanca, donde residía desde hacía varios años. El Museo Nacional de Bellas Artes exhibe un conjunto de sus piezas en su muestra permanente.
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Francisco Rivero
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