Arturo O’Farrill, un músico que sabe continuar una conversación (+ FOTOS)

Arturo O’Farrill, un músico que sabe continuar una conversación (+ FOTOS)
Fecha de publicación: 
27 Diciembre 2013
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Si comenzar un diálogo o pensar un proyecto es importante, también lo es darle continuidad a ello. El pianista norteamericano de origen cubano Arturo O’Farrill no quiere dejar trunca ninguna plática que tenga que ver con Cuba, porque una vez que llegó aquí no se puede desprender de sus raíces ni del calor que ha recibido entre nosotros.

 

Para él el nacimiento del jazz, nuestra isla y Nueva Orleans son la misma cosa. Por eso se ha propuesto cumplir uno de los sueños más grandes de su vida: “La conversación continuada”, una iniciativa cultural que promueve el intercambio de músicos cubanos y norteamericanos. La idea no será cosa de una vez y ya, sino que se trata de un proyecto que irá aumentando cada vez en número de artistas involucrados a un lado y otro del Estrecho de la Florida.

 

Arturo, hijo de un trompetista cubano, el gran Chico O’Farrill, vino por primera vez a la Isla hace unos tres años, para participar en un Festival Jazz Plaza, desde ese entonces ha seguido visitándonos para conocer mejor Cuba y los lugares en los que su papá hizo historia. Este diciembre regresó a dicho festival y fue protagonista de su concierto de apertura.

 

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En 2014 traerá su orquesta AfroLatina para girar por la Isla, “reconectar los de allá con los de aquí”, así le llama él a este abrazo musical.

 

En un ambiente cálido y olvidándose un poco del ajetreo del Jazz Plaza, durante un almuerzo muy cubano en el restaurant Bistró Habana Kohly,  Arturo O´Farrill, nos dedicó tiempo para hablar de la música que le interesa, de cuánto ama Cuba y de sus proyectos más inmediatos.

 

¿De qué se trata “La conversación continuada”?

 

Se dice que el nacimiento del jazz es en Nueva Orleans, pero esa ciudad es un país caribeño, como Cuba. Siempre el movimiento del jazz estuvo entre Nueva Orleans y La Habana.

 

Eso me hizo pensar lo bonito que sería reconectarnos, continuar la conversación que se interrumpió. Somos iguales, sin entender lo afrocubano no se puede entender el jazz y viceversa. Con esta gira de 2014 comienza el intercambio cultural.

 

¿Quienes estarían incluidos en el proyecto?

 

Hasta ahora pienso en Yasek Manzano, creo que es uno de los grandes trompetistas del mundo, no solo de Cuba. Él tiene los ojos en el futuro, es un hombre de visión adelantada. Me interesa también invitar a Cuba Jazz y a Michel Herrera, él será un fenómeno. No se puede ignorar el talento de estos jóvenes. Igualmente quiero invitar otros jóvenes del conservatorio Amadeo Roldán.

 

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Aquí en Cuba se está escribiendo parte de la historia mundial de la música. Vamos a juntarnos todos, los viejos y los jóvenes, los jazzistas y no jazzistas y continuemos la conversación hoy, ahora, con todas las lenguas, como la torre de Babel.

 

La materia prima de este proyecto es el respeto, como dijo Dizzy Gillespie cuando trabajó con Chano Pozo: “el no habla Inglés y yo no hablo Español, pero los dos hablamos África”.

 

Yo no tengo prejuicios con la música, el tema de la conversación es África, desde qué ángulo trabajará cada músico, eso es una decisión personal, pero la esencia es la misma: la diáspora, la historia, la supervivencia…

 

Cuando usted estuvo en África, ¿encontró lo que esperaba?

 

Sí, incluso conocí ritmos de los que creo que nace la música cubana y la norteamericana. La cultura es un río, siempre está en movimiento, no se puede ir en contra de ella porque ella es más poderosa que el tiempo y la geografía.

 

¿De este proyecto, “La conversación…” habrá material discográfico?

 

Sí, queremos grabar, el Instituto Cubano de la Música está involucrado, también tendremos la ayuda del gobierno americano. Empezaríamos en noviembre de 2014, haríamos la gira y terminaríamos en el próximo Jazz Plaza. Será un disco de estudio con compositores cubanos.

 

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La idea de la gira es presentarnos en plazas al aire libre, no quiero cobrar, eso es parte de mi sueño. También planeo que sea un evento anual.

 

¿Piensa darle seguimiento, hacerlo por varios años?

 

Sí. Pienso que será algo que transcurra entre dos o tres semanas por año, que podamos tocar aquí con otros músicos americanos; dar una serie de clases y talleres; intercambiar de lo que pasa con el jazz en el mundo; componer; ensayar y el resultado final será que surja un nuevo grupo cada vez, en el que confluya lo clásico y lo popular, con imaginación.

 

¿Qué compromiso lo motiva a dedicarse a este proyecto?

 

Hacer lo correcto. Ustedes pueden pensar que yo soy una persona noble, pero no lo soy, no se trata de eso. Esto no es un sacrificio para mí, es que no hay otra forma de hacerlo. Cuando yo no pueda trabajar más otros continuarán por mí.

 

Cuando yo era un joven de 19 años estaba tocando en un bar y una compositora famosa americana, Carla Bley, me invitó a tocar con su banda, al rato ya yo estaba tocando con todo el mundo. Ella me dio esa oportunidad, por tanto yo también puedo ayudar a los demás, los jóvenes necesitan eso. A mí me va bien con mi trabajo en Estados Unidos, pero hace falta hacer esto también. La conversación tiene que continuar.

 

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¿Cómo usted ve a los músicos cubanos?

 

Los músicos cubanos no tienen grandes posibilidades de enriquecimiento, sin embargo trabajan duro, con amor e inteligencia. Son músicos finos (integrales), grandes artistas y su mayor motivación no es el dinero sino hacer algo bien hecho, tener la oportunidad de decir “yo soy bueno en lo que hago, amo mi trabajo, no espero nada más”. No están pensando en la fama.

 

En Estados Unidos a veces se pierde eso. Allá hay grandes músicos y está bien que se les pague, pero la razón más importante debe ser hacer música porque la necesitan, ese es el espíritu de la creación. Competencia hay en todas partes.

 

¿Piensa que en esa espontaneidad y desinterés está la clave del éxito para un artista?

 

Sí. Los músicos americanos también hacen música por esa razón, no todos piensan en lo material. Ahí está el éxito, lo artistas deben hacer lo que les hace feliz con el deseo de que esa felicidad sea para regalarla a los demás, para hacerle la vida más llevadera a la gente.

 

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¿Cómo son recibidos los músicos cubanos y su obra por la prensa y el público norteamericano?

 

Los tratan como reyes, pero reyes extranjeros. Por el hecho de que son cubanos los ven como algo exótico, eso está bien, pero no es todo. A los músicos cubanos los adoran en Estados Unidos.

 

¿Cree que la música cubana se conoce lo suficiente en Estados Unidos?

 

Conocen bien a Chucho Valdés, a Arturo Sandoval y a Paquito de Rivera, pero hay muchos buenos músicos cubanos de los que no se habla allá.

 

El proyecto suyo puede colaborar en eso…

 

Es una razón por lo que lo quiero hacer. Para mí es muy interesante hablar del músico que no emigra, que sigue devolviéndole a su comunidad lo que esta le dio como inspiración.

 

Yo me siento obligado a dar gracias a Cuba aunque no soy cubano, pero distingo el elemento cubano en cada obra musical gracias las composiciones de mi papá. Él estuvo trabajando con grandes músicos norteamericanos, pero nunca abandonó su folclor.

 

 

¿Qué le contaba su papá sobre Cuba?

 

No hablaba mucho, era muy callado, pero la única cosa que hacía llorar a mi papá eran los recuerdos de Cuba, de su finca, de la guerra… Con mi visita aquí yo sentía que estaba completando el viaje que mi padre nunca pudo hacer. Ahí nació la semilla del sueño de trabajar con los músicos de aquí, sobre todo con los jóvenes.

 
¿De quién depende que la música de Chico O´Farrill regrese a Cuba?

 

La música de Chico es un tesoro cubano, si él cambió el mundo del jazz eso salió de aquí. Para mí es un sueño devolverla a la Isla, quiero traer las partituras y las cenizas de mi padre también, pero aún no hemos hecho gestiones concretas. Eso depende de mí y de mi madre, pienso que ella no tendrá objeción.

 

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¿Qué le parece el Festival Jazz Plaza?

 

Creo que la gente de todo el mundo quiere venir aquí a escuchar la música cubana más auténtica. Los organizadores del festival han sido siempre muy amables conmigo, me siento como si fuera mi familia. Otros festivales en el mundo tienen mucho dinero, pero este tiene corazón, por eso el festival es como una reunión familiar, y eso es más importante que un escenario lujoso y un en boleto primera clase del avión.

 

Los americanos están pendientes siempre de la música que se hace en Cuba. Quieren estar aquí porque Cuba es como la fuente, ellos vienen para beber de ella, para volver a las raíces.

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