ZAPPING: Venturas y desventuras de un folletín

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ZAPPING: Venturas y desventuras de un folletín
Fecha de publicación: 
15 Enero 2025
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Fotomontaje de la TVC.

Renacer, la telenovela que concluyó este miércoles por Cubavisión, logró captar la atención del público, generar debates y mantener en vilo a su audiencia. Sin embargo, el éxito de una producción no se mide solo por su capacidad de movilizar emociones, y en este caso, las carencias en articulación, coherencia y factura artística resultaron evidentes. A pesar de ello, el intento de renovar el melodrama en la televisión cubana es digno de reconocimiento.

La apuesta por el folletín melodramático, sin reservas ni medias tintas, marcó cierta ruptura con muchas de las producciones televisivas de las últimas décadas en Cuba. El género continúa fascinando a millones, y tiene potencial. No obstante, en Renacer la balanza se inclinó más hacia giros argumentales sorprendentes que hacia la construcción profunda de los personajes y sus motivaciones. El impacto inmediato pareció primar sobre la consistencia narrativa.

La historia, a pesar de partir de una premisa atractiva, se complicó con un exceso de tramas que no siempre se desarrollaron o cerraron de manera satisfactoria. La acumulación de conflictos terminó generando la impresión de que había "mucho ruido y pocas nueces". Además, la falta de cortinas que delimitaran los espacios y tiempos narrativos afectó la comprensión del relato en varios puntos críticos.

Otro problema notable fue la ausencia de escenas necesarias para dar continuidad lógica a los acontecimientos. Varias expectativas quedaron sin respuesta, lo que perjudicó la inmersión del espectador, un factor crucial en el éxito de cualquier melodrama. Esto, sumado a la sensación de que partes esenciales quedaron fuera del montaje final, comprometió la cohesión general de la obra.

La historia apostó, sin demasiadas innovaciones, por un modelo muy socorrido: la heroína que supera obstáculos para alcanzar la felicidad, sostenida en buena medida por el éxito de su pareja. Aunque este esquema puede seguir resultando interesante, habría sido enriquecedor trascender algunos lugares comunes y explorar nuevas perspectivas dentro del género.

En su desarrollo, Renacer optó por exacerbar los giros dramáticos, las revelaciones sorprendentes y la maldad de sus villanos. Aunque este enfoque tiene su atractivo, resultó insuficiente para compensar la falta de profundidad en el abordaje de temas humanos de mayor calado. Hubo elementos interesantes, como el triángulo del niño y sus padres litigantes, que pudieron haberse desarrollado con mayor vuelo y detenimiento.

Pero más allá del guion (o el guion que se puede vislumbrar en la puesta), la factura de la telenovela mostró grandes desigualdades. Momentos visualmente logrados se alternaron con otros descuidados en fotografía, iluminación y sonido. Esta variación en la calidad, incluso dentro de un mismo capítulo, no solo afectó la estética, sino que también distrajo al espectador del desarrollo del relato.

Otro problema recurrente en las producciones televisivas cubanas fue evidente aquí: la falta de dinamismo en la puesta en escena. Los movimientos de los actores y los tiros de cámara resultaron monótonos, careciendo de la agilidad necesaria para sostener el ritmo dramático. Muchas escenas se resolvieron con planos simples y reiterativos, lo que restó fluidez y emoción al desarrollo visual.

Las redes sociales desempeñaron un rol fundamental en la percepción pública de la telenovela. Comentarios y declaraciones de miembros del equipo revelaron problemas internos de producción, evidenciando fallas en la coordinación y dejando lecciones valiosas para futuros proyectos. Este fenómeno, aunque polémico, abrió una nueva dimensión en la relación entre las producciones y su audiencia.

Entre los aciertos de Renacer destaca el lanzamiento de jóvenes actores, un paso necesario para la renovación de los elencos. Sin embargo, las diferencias en el desempeño evidenciaron la necesidad de un trabajo más meticuloso en la dirección de actores, para nivelar las capacidades individuales y potenciar el resultado colectivo.

En resumen, Renacer representó un intento valioso de recuperar el melodrama como género popular en la televisión cubana. Aunque prometía mucho, la falta de coherencia y la desigual factura técnica limitaron su impacto. El balance final deja un sabor agridulce: mientras hay razones para celebrar la innovación y el espacio dado a nuevos talentos, también queda la insatisfacción de no haber alcanzado todo su potencial.

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