Leonel Suárez, Pedro Pablo Pichardo, Yarelis Barrios… ¿Cubanos temibles?
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Quizás aún no estén preparados algunos para codearse con la elite de sus respectivas modalidades, puede que a otros los haya deslumbrado la majestuosidad del Estadio Olímpico de Roma, pues nadie debe dudar que el componente psicológico es altamente influyente a la hora de materializar un resultado de máximo nivel.
Así iniciaron su andadura por escenarios europeos varios de los candidatos cubanos para acceder a finales en el Mundial de Moscú (del 10 al 18 de agosto próximo). Eso sí, a pesar de la discreción en materia de marcas en la ciudad eterna, todos tienen el afán de pugnar por una presea, pero me atrevería a decir que en este minuto no todos pueden ser considerados temibles.
Esa condición en este minuto se la reservo a la discóbola Yarelis Barrios, plata con 64.41 metros a pesar de una ligera molestia en su tobillo y únicamente superada por la extraclase croata Sandra Perkovic (68.25).
El resto de nuestra comitiva estuvo bien discreta: Yaimée Pérez no llevó su disco más allá de 61.90 y recaló en la quinta posición, el pertiguista Lázaro Borges al parecer continúa poseído por el fantasma del incidente en Londres 2012, cuando su pértiga se le partió en tres pedazos y no ha podido superar, además del shock psicológico, la varilla más allá de los 5.50 metros (noveno), el triplista Ernesto Revé (16.72) estuvo bien por debajo de ese 17.46 que lo sitúa segundo del ranking anual, y el vallista largo Omar Cisneros tampoco afinó su ritmo y pierna de ataque, pues cruzó la meta séptimo, con discreto 49.54.
Centrémonos entonces en la cita del orbe moscovita y en el calificativo de temibles que quisiera atribuirle a todos, pero no puedo.
Nadie pone en duda la competitividad de Barrios (12 de julio de 1983). Desde que apareció en la elite vestida de plata en Osaka 2007, gracias a disparo de 63.90, no ha descendido nunca más de los podios de premiaciones al máximo nivel. Claro, hay que ser objetivo, esta versión quizás sea la más rigurosa en sus aspiraciones de mantenerse entre las tres mejores del planeta, pues para conseguirlo necesitará igualar o superar su registro cimero de 68.03, conseguido acá en La Habana el año pasado. Actualmente marcha octava (65.17) del escalafón dominado por la eslovena Bárbara Spiler con estratosférico (69.58). De llegar en óptima forma, Yarelis puede darnos una alegría suprema. Técnica depurada, adrenalina in extremis y coraje, destila por los poros.
Ya lo mencionaba el plusmarquista universal Ashton Eaton (9 039 puntos): «Leonel (8 654 como marca personal) es un atleta admirable y un rival de sumo cuidado». No es para menos, tratándose de un decatlonista que irá a Rusia en busca de su quinto eslabón ininterrumpido en materia de preseas en entornos excelsos.
Junto a su mentor Gabino Arzola ha formado una yunta envidiable, conocedora, siempre en busca de mejorar registros, optimizar recursos y mantenerse al acecho de los mejores exponentes de la especialidad. Tampoco será este Mundial al que en mejor estado llegarán: Desde ese 8 523 merecedor del bronce en la ciudad bañada por el Támesis no ha realizado decatlón oficial alguno, en buena medida producto de una tendinitis en el tendón rotuliano derecho, que esencialmente le ha imposibilitado pulir las modalidades de salto de altura y longitud, sobre todo por la acción de esa pierna en el despegue.
Ante ese escollo, han variado su estrategia e intentan buscar registros que le proporcionen mayor acumulado en el lanzamiento del disco, la pértiga y los 110 con vallas:
«Por su talla y peso (1.81 metros y 76 kg) Leonel necesita pulir la velocidad inicial del giro y el brazo, además de optimizar el ángulo de salida del disco. Si lo consigue, debe frisar o superar los 50 metros, bien por encima de los 47.32 que hoy exhibe. La esencia en la pértiga estriba en mejorar la presentación de la misma, y no hacer la extensión vertical por la varilla sino por la garrocha, 12 pasos posee su carrera con un implemento de 4.90 metros, capaz de soportar 190 libras y 17.6 de flexión. Estaríamos hablando de 5.10-5.20 metros, mejoría considerable con respecto a sus actuales 5.00.
«Mientras en las vallas será ritmo la palabra de orden en su afán de rebajar de los 14 segundos. Hemos conseguido que ataque con siete pasos de forma fluida el primer obstáculo», explicó detalladamente el profesor Arzola.
De poder materializar sus avances, estaríamos hablando de poco más de un centenar de unidades, que unidas a su cierre espectacular de jabalina y 1 500 bien podría ponerlos a perseguir, respirarle de cerca de Eaton y Trey Hardee.
En el triplista Pedro Pablo Pichardo será crucial que la ansiedad no le pase factura. No será novato, —ostenta el título del orbe juvenil de Barcelona 2012, avalado por el cetro y estirón de 16.79, amén de -0.6 metros por segundo de aire en contra—, pero en este evento pesan mucho la tradición y estirpe antillana.
Un simple ejemplo: Su brinco de 17.69 este martes en la edición 63 del Memorial Barrientos clasifica como plusmarca del orbe en la categoría juvenil, —cumplirá 20 años el próximo día 30—, pues el anterior primado pertenecía al también antillano Yoelbi Quesada (17.68 también con 19 abriles) desde 1993.
El joven santiaguero posee buena técnica, que amparada con su veloz carrera de impulso y la coordinación brinco-paso-vuelo bastante engranada, bien pudiera reportarle saltos iguales o superiores al 17.69 que hoy exhibe. De hecho ya lanzó una alerta al monarca regente y también dueño del cetro bajo los cinco aros, el estadounidense Christian Taylor. Su 17.96 de Daegu 2011 constituye su mejor brinco de por vida, amén de que en este 2013 solo ha llevado sus pinchos hasta 17.25.
De homologar Pichardo su cota personal, se convertiría en medallista casi seguro en tierra de zares y zarinas. Moscú está en conteo regresivo. Tiempo al tiempo…
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