Una leyenda Barbarroja (Diez claves para entenderla)

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Una leyenda Barbarroja (Diez claves para entenderla)
Fecha de publicación: 
11 Marzo 2023
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Manuel Piñeiro Losada. Foto PL

En pocas horas conmemoraremos dos fechas inseparables entre sí: el próximo 14 de marzo, los 90 años de Manuel Piñeiro Losada, el comandante Barbarroja de la Sierra Maestra y el Segundo Frente Frank País; tres días antes, los 25 de haberse transformado, de forma tan prematura como sorpresiva, en un símbolo mayor de lo que ya era, sólo que físicamente no presente.  

En su caso, parece cumplirse de manera cabal esta expresión de José Martí: “morir es lo mismo que vivir y mejor, si se ha hecho ya lo que se debe”(1) . Así ha sido hasta hoy. ¿Y por qué ha sido así? ¿Quién no se ha hecho esta pregunta, quizás más de una vez, entre aquellos que le conocimos? 

En medio de los homenajes de este año, y a riesgo de dejar por fuera muchas virtudes suyas, del corazón y del juicio sereno de este cubano libre brotan estos diez granos de arena para expresarlo en clave martiana.

Pero antes, un compromiso de honor: mientras vivamos los que tuvimos el privilegio de conocer a Barbarroja y de ser sus discípulos, su emocionante historia no solo será honrada, sino divulgada cada vez más para que nos trascienda y pase a formar parte de la cultura política e histórica de nuestro noble y rebelde pueblo. 

Para descifrar el “enigma”

Clave 1: 

Cuando sobre un contemporáneo escriben y hablan con espontaneidad, admiración y entusiasmo quienes le conocieron, búsquense en él más virtudes relevantes que defectos secundarios. Este es el caso de Manuel Piñeiro Losada, el joven cuya cabellera rojiza llamó la atención de una bailarina estadounidense, allá por los años 50, mientras danzaba un mambo con picardía cubana. Es la historia del combatiente rebelde de la Sierra Maestra y el Segundo Frente Frank País, de barba roja, que se gana a fuerza de valor y talento la condición de comandante rebelde, respetado por Fidel, Raúl y el Che, y querido siempre por los compañeros de lucha capaces de ver la grandeza donde ella se encuentra.

Clave 2:

Cuando sobre una figura pública que detentó altos cargos gubernamentales y políticos aparecen, entre sus subordinados o coetáneos, anécdotas que exaltan sus cualidades y resultados en sus respectivas gestiones,  preguntémonos cómo ella logró transformar su poder formal, en cada responsabilidad, en fuente de autoridad perdurable. Este es Barbarroja (ahora unidas las dos palabras). Él, como martiano y fidelista que fue, mostró en los hechos cotidianos, casi siempre anónimos o discretos, que la autoridad se gana solo a fuerza de mucha calidad humana, auténtica austeridad, firmeza de principios y rectitud política, entre otras virtudes que hablan por sí solas. Su historia confirma que la autoridad se gana y que el poder formal no la garantiza nunca de manera automática.

Clave 3:

Cuando una personaje público que por más de 33 años actuó en las más altas esferas del poder de la Nación, concluye sus funciones y sigue, de modo tranquilo y humilde, sin sonrojos mediocres, ocupada en los temas que dieron sentido a su vida, valdría la pena dedicar tiempo a estudiar la humildad y la modestia que en tal conducta residen, seguramente como expresión de la esencia distintiva y superior del hombre nuevo al que insistentemente se refirió el Che. Sin la menor duda: esta figura está contenida en la vida de Barbarroja. Éste demostró que los cargos y las figuraciones, sin excepción alguna, solo trascienden y se encarnan en el pueblo, como referencias culturales, si están avaladas por hechos y más hechos positivos. Un dato sociológico: nuestro pueblo, que ha aprendido el arte de ver matices donde los hay, sabe distinguir dónde están las historias que es necesario reproducir y honrar. Es lo que está sucediendo.

Clave 4:

Cuando un dirigente reproduce con eficiencia y eficacia en su esfera de actividad, creadora y lealmente, con entrega total y vehemencia, con disciplina y métodos de trabajo no dogmáticos ni burocráticos, los elementos que configuran el modo martiano y fidelista de conocer a tiempo para prever bien con visión estratégica, seguramente logrará resultados perdurables para el país. Es el caso de Barbarroja. Educó siempre a sus subordinados en esta vital idea: ser ojos y oídos del Comandante en Jefe y la máxima dirección de  la Revolución, en tiempo real y de forma calificada. A partir de esta premisa, entre otras muchas cosas, nos enseñó esto: hay que estar delante de los adversarios y los enemigos tantos pasos como sea posible, lo cual exige conocerles bien, hasta en el modo de  respirar. 

 Clave 5

Cuando un militante del internacionalismo -  ése que aporta una de las identidades más hermosas de la Revolución cubana -  se transforma en cercano y confiable colaborador de un ser humano como Fidel, cuya definición del concepto Revolución le retrata de forma involuntaria, ¿qué valores compartidos no tendrá con el líder histórico de esta epopeya cubana todavía en desarrollo? Ese militante de humanidad superior, predisposición natural para hacer el bien, cultura abarcadora, curiosidad infinita y honradez a toda prueba, se llama Barbarroja. Sólo una persona con afinidades fundamentales al modo de ser fidelista, podría haber reproducido con éxito las relaciones personales y políticas cultivadas por el máximo jefe de esta Revolución, en el campo de las relaciones internacionales y en el marco de las relaciones entre compañeros de causa. Fue un constructor por excelencia de la unidad, dentro y fuera de Cuba. Sobran los ejemplos para quien los desee honestamente encontrar.

Clave 6:

Cuando alguien con deberes y misiones de alta sensibilidad para la defensa de la seguridad nacional de un país como Cuba, con sobrados adversarios y enemigos, y con muchos amigos por ganar, capta la necesidad y la urgencia de crear una concepción de trabajo que reproduzca, en el terreno táctico, las orientaciones estratégicas de un genio político como Fidel, y lo logra en un altísimo grado mediante una combinación de talento personal con intenso trabajo colectivo, dentro de una lógica organizacional concebida a la medida de las misiones a desarrollar, entonces estamos ante un JEFE con mayúsculas:  eso fue Barbarroja. Promovía el debate con deleite; sabía que nada sustituye el respeto al otro cuando los puntos de vista toman caminos diferentes; demostraba con hechos este concepto: “las ideas no se matan”; y al final, entre otras muchas cosas, sabía lograr la magia de la unidad en torno a lo central: lo que era relevante para la Revolución en Cuba y el mundo.

Clave 7:

Cuando una persona es capaz de trazarse como objetivo de vida, o como sentido de su vida – para decirlo con una expresión usual del general de ejército Raúl Castro Ruz – el servir de manera callada a la Patria y a la Revolución, sin búsqueda alguna de protagonismos indebidos o fatuos. Y si este modo de ser lo transforma en exigencia ética para todos sus subordinados, a los que les repite una y otra vez que “no están para figurar, sino para informar y ganar amigos”, sin dudas quien está delante de nosotros es un ejemplo de modestia y un servidor público de verdad. Así era Barbarroja. Así nos pedía que fuésemos. Una vez le escuché decir: “el que quiera ser embajador, ya sabe en qué lugar debe trabajar”. Su lógica era: a nosotros nos corresponde ser misioneros del trabajo de información e influencia…a favor de la Revolución, no más, no menos.

Clave 8:

Cuando un revolucionario interioriza de verdad-verdad que en una Revolución es condición de sobrevivencia mantener una lucha sin tregua contra los cobardes y los oportunistas caza cargos; contra la doblez en el comportamiento moral, la mediocridad y la soberbia que suelen ir juntas con lamentable frecuencia; y contra toda práctica, pública o sutil, que lesione la imagen de transparencia que deben preservar las instituciones y sus representantes, se queda con una sola alternativa: pelear  con el espíritu del Quijote, a riesgo de perder batallas, pero no el ánimo, nunca el ánimo. Barbarroja sólo conoció de optimismo y capacidad para estar siempre con moral alta: fue un ejemplo de transparencia moral y ética. Lleva en su frente el sol del mundo moral, como dijera Cintio Vitier. Por eso su imagen es y será recordada. Me gustaría decir más. 

Clave 9  

Cuando un cubano de origen social solvente (no rico), logra actuar al servicio de su pueblo, pero pensando como ese pueblo y actuando a partir de sus valores y modos culturales más auténticos, entonces ese compatriota tiene “prioridad para entrar al baile de los respetados y queridos”. Es el caso de Barbarroja. Se disfrutan las historias sobre sus ocurrencias criollas, pero a la vez los gestos continuos de ese particular y profundo sentido de solidaridad que caracteriza a nuestro pueblo. ¡Honor entonces al ser humano auténtico! Seguro tuvo defectos. Todos los tenemos. Siempre existirán. Pero él pertenece a los que los pueden tener, porque casi no se notan, ni hacen daño.

Clave 10

Cuando Fidel, que sí sabía del significado explícito e implícito de las palabras y los conceptos, 16 años después de la ausencia física de Piñeiro, un día primero de junio del 2012, escribe esto en una de sus Reflexiones (2) : 

“Hace unos días, el 28 de mayo se conmemoró, con merecidas referencias, el violento combate del Uvero. Un deber elemental me obliga a esclarecer los hechos.
Por aquellas semanas, Manuel Piñeiro, Barbarroja, genio y figura hasta la sepultura, como dice la frase, hizo llegar a Santiago de Cuba un camión con armas asociadas al ataque a Palacio por el Directorio Revolucionario, que de alguna forma habían ido a par a sus manos...”

No es necesario ser lingüista ni semiólogo: en esta Reflexión el Comandante en Jefe está haciendo una referencia elogiosa sobre quien nos enseñó, como leal alumno suyo, a defender las ideas y los principios de la Revolución.

Actualizado el 1 de marzo del 2023/16:55 hrs.
*Sociólogo y analista político. 

 

Notas

1-Ver en “La vuelta de los héroes de la Jeannette”. La Nación. Buenos aires, abril 17 de 1884. OC 10:24

2-Reflexión del Comandante Fidel Castro Ruz del 1º de junio de 2012, “Un esclarecimiento Honesto”

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