Sánchez se arriesga: Ante el avance de la derecha en España
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El presidente español Pedro Sánchez
No estamos en la época posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando el fracaso de la socialdemocracia propició el asalto de los nazis al poder en Alemania y dio aliento para la caída republicana y la victoria del franquismo en España.
Ahora la socialdemocracia en el poder ha sufrido una rotunda derrota en las elecciones autonómícas y regionales, lo que llevó al presidente Pedro Sánchez a jugar quizás la más difícil carta que tenía en la mano: la disolución de las Cortes y la convocatoria a elecciones generales para el 23 de julio venidero.
Así se verá si el gobierno conserva la mayoría social que le ha dado soporte estos años o si ha desaparecido. Realmente, fue una derrota general, cuantitativa y simbólica. El protagonismo de Sánchez en la campaña no tuvo los efectos positivos que se esperaban.
Pienso que ello se debió principalmente por el incumplimiento de medidas que debían paliar la situación económica de una gran parte de la población, así como su postura de apoyar irrestrictamente la política de Biden en el conflicto en Ucrania y el espaldarazo a Marruecos en su accionar contra el pueblo saharuí, lo cual le granjeó inconformidad con la izquierda que le apoyaba.
Tales errores hicieron que, sin esforzarse, el gran ganador fuera el derechista Partido Popular (PP), cuyo accionar anterior en el poder dejó una gran mancha de corrupción que salpicó a más del 90% de sus dirigentes.
Este lunes 29 de mayo, todos los protagonistas que sufrieron la derrota se esforzaron en hablar en público de unidad, pero esas palabras tendrán que ponerla en acción lo antes posible, para evitar la debacle que le viene encima con una derecha apoyada por un ente tan reaccionario como el partido Vox.
¿LA ÚLTIMA BALA?
Con el adelanto electoral, Sánchez ha cambiado de golpe el paso de la vida política española. Ha utilizado lo que algunos comentaristas consideran última bala, pero quizás también la única disponible para impedir la caída socialdemócrata y la agonía de la izquierda que le apoya.
Los comicios celebrados el pasado domingo tenían un alcance municipal y regional, aunque la lectura desde el inicio de la campaña ha sido en clave nacional, una apuesta del principal partido de la oposición, el PP, que fue recogida por el (PSOE) de Sánchez.
Se votó en más de 8 000 municipios y en 12 de las 17 regiones del país. El PP obtuvo mayoría absoluta en 459 municipios y ganó 23 401 concejales, mientras que el POSE se quedaron con 429 y 20 778 respectivamente. En total son un 3,4% más de votos para el PP (31,53%) que para la socialdemocracia (28,11 %).
En el ámbito autonómico, el PP le ha arrebatado casi todo el poder a los socialistas, recuperando al menos seis de las 10 regiones que éstos retenían, si bien en cinco del ellas (Comunidad Valenciana, Cantabria, Baleares, Extremadura y Aragón) necesitaron pactar con la ultraderecha de Vox.
Los golpes más duros se los han llevado los conocidos como “partidos del cambio”, que nacieron tras el estallido social del 2011 y que supusieron el fin del bipartidismo en el país.
En el caso del derechista Ciudadanos, el golpe parece definitivo y se augura su más que probable desaparición, después de que haya perdido 2 400 concejales, el 86% de los que poseía. Además, se quedó sin diputados autonómicos en las 12 regiones.
NO HAY TIEMPO QUE PERDER
Por su parte, el izquierdista Podemos solo revalida su presencia en uno de los seis gobiernos de los que formaba parte hasta ahora, el de Navarra. La formación morada se ha quedado fuera de los parlamentos de Valencia, Madrid y Canarias, y tampoco ha logrado entrar en el Ayuntamiento de la capital del país.
Alberto Garzón, ministro de Consumo y coordinador federal de Izquierda Unida –formación que ha concurrido coaligado con Podemos en 10 de las 12 regiones en liza–, calificó los resultados de "muy preocupantes" y de constituir "un aviso claro". "Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina, y no hay un minuto que perder para recuperar confianzas y ganar mayorías sociales", concluyó incluso antes de que se produjera el anuncio de adelanto electoral.
Por su parte, la secretaria general de Podemos, Iones Velara, alertó este martes 30 que se había producido una "ola reaccionaria" que conllevará a "recortes de servicios públicos, privatizaciones y retrocesos en derechos ya conseguidos".
Además, Velara anunció que ya se encuentran trabajando en un espacio político "que se presente unido a las elecciones". "El bloque progresista va perdiendo en la primera parte del partido, pero nosotros salimos a ganar en la segunda parte de este partido", aseveró.
El resultado de los próximos comicios se prevé incierto. Por un lado, existe un evidente cambio de ciclo electoral, como demuestran los resultados que se han sincronizado en buena parte el país, a excepción de territorios que tienen particularidades que las diferencian, como el País Vasco o Cataluña.
Sin embargo, las reglas del juego son muy diferente en unas elecciones municipales que en unas autonómicas o en unas nacionales.
El principal problema del Partido Popular es que durante la última década ha quemado los puentes de entendimiento con muchos partidos minoritarios, sobre todo nacionalistas, que pueden ser determinantes para la gobernabilidad del país.
Así las cosas, el único apoyo con el que puede contar es la ultraderecha de Vox. Y si se extrapolan en los números logrados en los comicios de este domingo, la suma de las dos formaciones se quedaría lejos de la mayoría absoluta (176 escaños) necesaria para lograr la investidura como presidente del gobierno del líder del PP, Alberto “Albertico” Núñez Feijóo.
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