Francia se desmorona en África
especiales
Soldados franceses abandonan Níger
Mezcla de angustia y furia han dejado devastado al presidente Enmanuel Macron, ante el avanzado desmoronamiento del imperio neocolonial de Francia por militares antimperialistas que deponen a los gobiernos impuestos por París con el visto bueno y ayuda de Estados Unidos.
A pocas horas de la ruptura del hasta hace poco muy fiel gobierno de Chad con el convenio que aceptaba la presencia castrense gala, el de Senegal decidió expulsan a los militares de esa nación europea admitidos durante años, sumándose de una manera u otra a los movimientos más liberadores ocurridos en Mali, Burkina Fasso y Níger.
Níger, rico en uranio, proporciona más del 35% del combustible para la industria nuclear francesa (que representa el 70% de la cesta energética de Francia); sin embargo, solo el 3% de los nigerinos tiene acceso a la electricidad. En la “antigua” colonia francesa de Chad la misma cifra llega al 9%, mientras que asciende al 20% en Burkina Faso.
Este proceso de ruptura con el imperialismo francés -bajo la hegemonía estadounidense- es un rechazo al mundo unipolar que se impone por la fuerza, las sanciones, la violación de la soberanía de los pueblos, las invasiones militares, golpes de Estado y el juego sucio de la geopolítica mundial.
En esto destaca la importancia del surgimiento de un mundo multipolar, porque sin ello no se estaría viendo esas transformaciones tan rápidas en África, con militares, subrayo, antimperialistas que movilizan a las masas, ya que el pueblo les apoya en tanto la vida de estos países bajo el imperialismo francés ha sido insoportable, harto de los abusos, de la superexplotación, de las manipulaciones y del uso de mecanismos usureros.
O sea, un neocolonialismo que es toda una burla, que, de una manera u otra, ha hecho que la mayoría de los países africanos que han estado bajo se férula depositen su oro en París y que ha mantenido tropas en territorio africano, bajo la excusa de la protección ante los movimientos insurgentes y terroristas de dudosa procedencia.
INCOMPRENSIBLE
Para muchos habitantes del Sahel, resulta incomprensible que un Ejército con recursos avanzados no haya logrado, en tantos años, derrotar a combatientes con métodos arcaicos, que se mueven en motocicleta y están armados con fusiles automáticos.
Los analistas explican que Francia se ha involucrado en un doble juego: el país habría respaldado, e incluso armado, a los grupos terroristas para capitalizar el caos que provocan y así asegurarse los recursos naturales de las naciones desestabilizadas. En síntesis, algunos plantean que la Francia neocolonial habría avivado los conflictos en el Sahel con el fin de saquear las riquezas de estas naciones de manera más efectiva.
Por el contrario, militares retirados rusos que acudieron en ayuda de varias naciones africanas han logrado detener y eliminar acciones terroristas y ganarse las simpatías de la población, que en algunos lugares exhiben sin complejo las banderas de la nación eslava cuando demuestra su apoyo a los nuevos gobiernos.
Queda mucho por decir y más por hacer sobre un tema candente y en plena evolución, demostrativo de que en un mundo interconectado la lucha contra el neocolonialismo no solo es una cuestión de justicia histórica, sino también una condición indispensable para garantizar un futuro sostenible y equilibrado para todas las regiones del planeta.
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