A pesar de Marco Rubio: Petro, mucho en poco

Por tercera vez consecutiva, el senador republicano de lamentable origen cubano Marco Rubio ha arremetido contra el gobierno de Joe Biden por haber “dado alas” al presidente colombiano, Gustavo Petro, y no entorpecer una política que, según él, será funesta para la seguridad nacional norteamericana.

Luego de haber expresado su inquietud porque Estados no pudo evitar que el izquierdista y ex guerrillero llegara al poder en elecciones limpias y transparentes en una nación que siempre había votado conservadoramente, perjudicando a su socio en los banquetes gusaneriles miamenses Iván Duque, dio a entender que con Petro el comunismo se instalaba en Colombia y lamentó que Biden, Blinken y otros funcionarios norteamericanos le dieran la razón al mandatario colombiano acerca de que la lucha antidrogas había fracasado totalmente.

Para Rubio eso significa que Bogotá puede alegar la inutilidad de las bases norteamericanas instaladas allí, ya que fue acordado para supuestamente acabar con el narcotráfico, y en ello tiene razón.

Aunque Petro aún no se ha pronunciado oficialmente al respecto, ni sobre la integración de la nación suramericana a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), hay que destacar que ello benefició principalmente a quienes atentan contra la soberanía de Venezuela y fue efectivo en la lucha contra la insurgencia, sin hacer nada contra el objetivo primordial de combatir el narcotráfico que, por el contrario, tuvo un aumento espectacular, todo un crimen sin castigo, lo contrario de la gran obra del ruso Fiodor Dostoieivski.

Colombia es el mayor productor de cocaína del mundo, a pesar de décadas de anunciados pero no ejecutados “esfuerzos” apoyados por Estados Unidos para erradicar cultivos e interceptar envíos. La cantidad de coca cultivada –bajo el gobierno de Duque- alcanzó un récord de 212 000 hectáreas, y sólo se erradicaron 100.

Además, desde el 2000, el país norteamericano ha entregado ayudas a los regímenes neoliberales de Colombia por 11 600 millones de dólares para presuntamente atacar el narcotráfico y la cadena de producción; de estos recursos, 10 000 millones fueron destinados al Plan Colombia, siendo el programa de ayuda bilateral más grande y de mayor duración en este hemisferio.

INDIGNO “GUERO”

Pero Rubio no menciona nada de esto, de tal fracaso, sino se indigna porque Petro ha renovado consecuentemente las relaciones con Venezuela, presionado a Estados Unidos para cambiar la ley de extradición de narcotraficantes y puesto en práctica planes para beneficiar por mucho tiempo al pueblo colombiano.

Mientras cuestiona la ayuda a Biden a las víctimas del huracán Ian, por considerarla excesiva, lo cual sería aprovechado, indica, por personas inescrupulosas (como él) –, queda callado cuando Petro recorre personalmente las zonas afectadas por el huracán Julia y sus decisiones para aliviar la grave situación que causó allí.

Rubio se revuelve cuando se entera del éxito de la ceremonia inaugural del restablecimiento del cruce fronterizo entre Colombia y Venezuela, un punto que se va cumpliendo en el programa del mandatario colombiano, de cuyos avances comentaremos más adelante, lo cual responde a su primera alocución, tras su toma de posesión.

Al respecto, el mandatario señaló que se ha iniciado la construcción de las bases para hacer de Colombia “un país de paz total” y que el actual gobierno está abierto para el pueblo.

En este sentido, empezó a recorrer el país, “a ir a donde los gobiernos nunca habían llegado. Nos abrimos a escuchar a todos los sectores: desde los ciudadanos más pobres y las autoridades regionales, hasta los empresarios”.

Dijo que de la voluntad popular “nacerá también el documento más importante de nuestra gestión: el Plan Nacional de Desarrollo, la hoja de ruta que guiará la acción del Estado, nuestros compromisos para Colombia en los próximos cuatro años”.

De igual forma, instó al pueblo a participar en los Diálogos Regionales Vinculantes que ya se iniciaron en el municipio de Turbaco, en el departamento de Bolívar, los cuales permitirán conocer las necesidades de la población en 50 territorios, “con una metodología definida por el Departamento Nacional de Planeación y diseñada para que los funcionarios del Gobierno Nacional escuchen a la ciudadanía y tomen nota de sus propuestas”.