Niños víctimas de la guerra, ¿hasta cuándo?

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Niños víctimas de la guerra, ¿hasta cuándo?
Fecha de publicación: 
10 Marzo 2024
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Niña sobre las ruinas de su casa en Beit Lahia, en el norte de Gaza, el 10 de octubre de 2023. (Crédito: Saeed Al-Kahlot)

Ascienden a casi 13 000 los niños asesinados por el más reciente genocidio de Israel en la abigarrada y estrecha Franja de Gaza, que comenzó el 7 de octubre último, con más de 32 000 víctimas mortales.

Muchos de los niños han muerto por desnutrición, entre ellos algunos nacidos prematuramente, haciendo bueno el lema mafioso sionista de eliminar cualquier vestigio familiar del que pueda surgir tanto el espíritu de venganza como el de buscar justicia.

El actual genocidio en Gaza es lo más sonado hasta el momento, con una comunidad internacional que protesta al respecto, pero hasta ahora es incapaz de acudir adecuadamente en socorro de los realmente agredidos, gracias a la complicidad de Estados Unidos con el régimen de Tel Aviv. 

Hay otros conflictos en el resto del planeta, donde la niñez es la más golpeada con la muerte o el abandono o incluso como instrumento criminal.

Y es que las guerras y los conflictos hacen a los pequeños las víctimas más vulnerables. En las luchas por el poder, por la conquista de territorios, o por el motivo que sea, muchos niños acaban siendo heridos, asesinados, forzados a dejar sus casas, su país... para sobrevivir. Las familias son rotas, dejando a muchos huérfanos sin protección ni seguridad. 

En la criminal guerra auspiciada por bandas opositoras al servicio del imperialismo en Siria, miles de niños perdieron sus casas, familias y vidas.

Aparte de tener qué hacer frente a los cambios de casa, de ciudad o de país, los niños 'respiran' toda la desesperación de su familia. Por ello, son sujetos a profundos traumas emocionales que marcarán para siempre sus vidas. Son emociones difíciles de curar y que podrán tener repercusiones en su futuro como la falta de confianza, las fobias, etc.

El fallecimiento de un ser muy cercano o muy querido puede cambiar la vida de un niño. Los niños atraviesan una serie de etapas en su entendimiento de la muerte, pero que no logren entender bien el sentido no significa que haya que esconder el problema o eludirlo, hablar con ellos es fundamental.

Una de las responsabilidades que tenemos los adultos es proteger, cuidar y amparar a los niños. Conseguir que nuestros hijos sean felices, debe ser una máxima de los padres. Sin embargo, hay acontecimientos en la vida, que pueden hacer que la vida normal y tranquila de un niño explote y se torne en triste, miserable y terriblemente dura, o tome otro rumbo.

Algunos de estos acontecimientos escapan a nuestro control, como la actual guerra contra Rusia provocada por la OTAN mediante Ucrania, antecedida de ocho años de bombardeos kievitas contra zonas de población rusa ya incorporadas por voluntad propia, sin coyundas, a la Federación, pero que siguen sufriendo ataques que destruyen familias y separan a los niños de sus padres.

VOLVIENDO A GAZA

Este 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer fue “celebrado” por la aviación y artillería sionista con ataques destructivos contra la población inerme gafetí.

Uno de los periodistas sobrevientes -hay más de cien asesinados- cuenta que, en los pasillos de un hospital abarrotado, Majad, un niño pequeño de unos tres años preguntaba llorando y desorientado por su hermanita Rima, una bebé herida que está tumbada cerca suya. El personal trata de identificar a estos niños y niñas y agruparlos por familias. “¿Cómo te llamas? ¿Es tu hermano?”, le preguntaban a Asilii, la mayor de esta familia que asegura que no puede moverse.

Mientras, los supervivientes de esta masacre, como Majad, Rima y Asilii, se enfrentan a un contexto que ningún niño o niña debería vivir. Se convierten en infancias robadas a las que se les niega cada día derechos básicos a la vida y a la salud. 

Hospitales, barrios, colegios, refugios son destruidos y la situación se vuelve cada vez más insostenible para la población civil que se enfrenta al aumento de enfermedades y de hambre, pero también a la búsqueda constante de un lugar seguro en el que refugiarse, aunque es evidente que en toda la Franja de Gaza no existe un rincón fuera de peligro.

Se estima que hay alrededor de 1,7 millones de desplazados internos debido a la guerra, y la mitad de esas personas son niños y niñas. Las familias que buscan desesperadamente un refugio se están viendo obligadas a desplazarse hacia zonas muy pequeñas y superpobladas que carecen de servicios adecuados de agua, y donde tampoco es fácil encontrar alimentos ni protección. 

Según el informe Análisis de la situación y vulnerabilidad nutricional en Gaza, la situación humanitaria es particularmente extrema en el norte de la Franja. Allí comenzaron los ataques del ejército israelí y provocaron el desplazamiento de buena parte de la población a otras zonas del sur. 

Con el transcurso del conflicto esta zona norte se ha ido aislando y la poca ayuda que consigue burlar el bloqueo que mantiene Israel no llega, provocando el hambre y la falta de suministros básicos de su población. 
“La Franja de Gaza está a punto de presenciar una explosión de muertes infantiles evitables que agravaría el ya insoportable nivel de muertes infantiles en Gaza”, afirmó el director ejecutivo adjunto de Acción Humanitaria y Operaciones de Suministros de UNICEF, Ted Chivan. 

“Llevamos semanas advirtiendo que la Franja de Gaza está al borde de una crisis nutricional. Si el conflicto no termina ahora, la nutrición de los niños y niñas seguirá cayendo en picado, lo que provocará muertes evitables o problemas de salud que afectarán a los niños y niñas de Gaza por el resto de sus vidas y tendrán posibles consecuencias intergeneracionales”, añadió.

EL PRECIO MÁS ALTO

Aunque los niños y niñas no tienen ninguna responsabilidad sobre la guerra, sufren las cicatrices más profundas y pagan el precio más alto. Lo vemos en Gaza, Ucrania, Siria o Sudán. Haití merece un capítulo aparte.
En Ucrania, el 40% de los menores no pueden acceder a la educación de forma continua por falta de instalaciones y en las zonas más cercanas a la línea del frente, la mitad de los niños en edad escolar no pueden ir a clase.

A veces el silencio internacional cerca aún más el horror de quienes se ven atrapados en las guerras. Es lo que ocurre en Sudán, donde el pasado 15 de abril estallaron en la capital intensos enfrentamientos entre dos facciones militares, extendiéndose a otras partes del país. 

Este conflicto armado no solo ha provocado importantes flujos migratorios en busca de un lugar seguro que ya se salda con 4,8 millones desplazados internos, sino que también ha acentuado una crisis humanitaria que ya era insostenible y que afecta gravemente a la población infantil. 

Y es que los brotes de sarampión, dengue, cólera y paludismo son continuos y más de tres millones de niños y niñas sufren desnutrición, de los cuales 621 600 están gravemente desnutridos y corren un alto riesgo de muerte. ¿Hasta cuándo?

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