Incógnita arancelaria trumpista
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Minutos después de que China aplicara aranceles de hasta el 125% a los productos importados desde Estados Unidos, en respuesta al 145% decretado por Trump contra el gigante asiático en su guerra comercial contra el mundo, un conocido residente en los sureños cayos floridanos comunicaba que ahora un teléfono celular podría costar hasta 5 000 dólares, sin cargador, mientras una pariente en el estado de Georgia decía angustiada que todo ahora está más caro y se pasa mucho tiempo para conseguir trabajo.
Y ello es solo el comienzo de la era trumpista en el capítulo de los aranceles, en el que salen perjudicados muchos de los que votaron por Trump, quien pierde aceptación hasta en encuestas patrocinadas por entes a su favor, como Fox.
Aunque tiene suspendidos momentáneamente los aranceles contra sus dos socios del Tratado de Libre vendieron en el 2024 el 40% de los productos que compra Estados Unidos.
Y es que, en términos simples, todo lo que Estados Unidos importa de estos tres países está sujeto a los polémicos aranceles, y los precios de muchos productos podrían aumentar.
La subida de precios de los productos para los estadounidenses dependerá de cuánto de estos aranceles pueden absorber las empresas, ya sea minimizando los costos con un nuevo plan de suministro y la cantidad de inventario.
PRODUCTOS GOLPEADOS
Pero, ¿cuáles son los productos que sentirán más el golpe de la guerra comercial?
Uno de los productos que podría ser afectado por los aranceles impuestos por Estados Unidos son los alimentos, en especial por México y Canadá, que son proveedores relevantes en esta categoría.
México es el principal proveedor de frutas y verduras a EE.UU., y Canadá lidera las exportaciones de ganado y carnes, aves de corral y granos, entre otros.
En esta línea, se prevé que estos productos comiencen a ser vendidos a mayor precio, principalmente porque los minoristas tienen márgenes de ganancia más estrechos y, por ende, la imposibilidad de absorber los costos de los aranceles que serán más altos.
Cuando esto sucede, muchas empresas deciden traspasar esa diferencia del precio hacia los consumidores.
En el caso de China, los bienes que importa mayoritariamente son los productos electrónicos como televisores, teléfonos móviles, computadores, consolas de videojuego, monitores, cámaras y sus componentes, y con los nuevos impuestos los precios de estos productos ya están en alza.
Según Footwear Distributors & Retailers of America, el grupo comercial representante de Nike, Steve Madden y otras marcas, un 99% del calzado que se vende en Estados Unidos es importado, y más de la mitad (un 56%) son fabricados en China.
Asimismo, productos, como pelotas de fútbol, béisbol, todo tipo de juguetes y, en general, equipamiento deportivo, suelen ser importados desde China.
Aunque sí hay marcas de vehículos que se fabrican exclusivamente en Estados Unidos, hay otras que utilizan las fronteras de México y Canadá durante este proceso para enviarse piezas necesarias para la construcción total de un auto.
Según dijo Peter Nagle, economista automotriz de S&P Global Mobility, en conversación con CNN, “probablemente no haya ningún vehículo en el mercado hoy que no se vea afectado de alguna forma por los aranceles”.
Además, según estimó el centro de estudios Anderson Economic Group, se estima que el costo de producción de un automóvil en Estados Unidos aumente entre unos 3 500 y 12 000 dólares y que, por esto, las empresas decidan hacer recortes en la producción y en los puestos de trabajo de esta industria.
Otras tendencias, como la automatización industrial y la innovación tecnológica, en particular en productos electrónicos como los televisores, también han reducido los precios. Sin embargo, las importaciones ayudan a mantener los precios bajo control, según los economistas, en parte debido a los menores costos laborales en el extranjero y a que la mayor competencia en el mercado estadounidense obliga a las empresas estadounidenses a ser más eficientes.
“Un comercio más libre ha ayudado a moderar la inflación a largo plazo”, afirmó Scott Lincicome, analista comercial del Instituto Cato, de tendencia libertaria. "Si entramos en una situación de oferta más restringida... es probable que veamos productos más caros", añadió.
SÓLO EL PRINCIPIO
Y esto es sólo el principio de un evento que ya costó 115 millones de dólares a los estadounidenses y borró 4 000 millones en acciones, que ha provocado del rechazo de líderes mundiales y un fuerte golpe a la economía mundial.
Trump, quien, al estilo de un perdonavidas, ha congelado por el momento tal castigo a otros 70 países derramó su bilis sobre China:
"Debido a la falta de respeto que China ha mostrado hacia los mercados mundiales, por la presente, aumento el arancel que Estados Unidos le impone a China al 125% (ya subió al 145%), con efecto inmediato. En algún momento, ojalá en un futuro próximo, China se dará cuenta de que la época de estafar a Estados Unidos y a otros países ya no es sostenible ni aceptable".
Y como era de esperar ante la arrogancia trumpista, un portavoz del Ministerio de Comercio del gobierno chino declaró que el país está dispuesto a luchar hasta el final. Añadió: "El aumento intermitente de aranceles anormalmente altos contra China por parte de Estados Unidos se ha convertido en un juego de números, sin relevancia económica práctica, y se convertirá en una broma en la historia de la economía mundial. Sin embargo, si Estados Unidos insiste en seguir perjudicando sustancialmente los intereses de China, China contraatacará con determinación y luchará hasta el final".
SIN MIEDO
Un editorial de Global Times explica cuáles son los factores de poder de China para hacer frente a la guerra arancelaria dispuesta por el Gobierno estadounidense. Citando a funcionarios chinos, asegura que Pekín no quiere ser parte de esa lucha, pero tampoco le tiene miedo. Señala que el país ha mostrado ante el mundo que puede soportar la presión, permanecer firme y asumir gran responsabilidad.
Esta postura se vio reflejada en la decisión de responder a los aranceles de EE.UU., a los que define como "irracionales". De acuerdo con el medio, se trata de medidas que son necesarias y están basadas en las normas de la Organización Mundial del Comercio con la intención de defender sus derechos e intereses legítimos, así como para salvaguardar el sistema comercial multilateral y el orden económico internacional.
Por otra parte, cita un documento del gobierno en el que aclara que las relaciones económicas y comerciales con EE.UU. son beneficiosas para ambos países, por lo que deben encontrar soluciones adecuadas para el actual conflicto a través del diálogo.
Global Times explica por qué los aranceles de Trump violan el derecho al desarrollo de muchos países y la desglobalización iniciada por su administración no puede cambiar el rumbo de China ni "sacudir la voluntad unida y la fuerza colectiva" de su sociedad. "China siempre se ha comprometido a 'dirigir bien sus propios asuntos'", expresa. En ese sentido, destaca que, en el plano doméstico, promueve un desarrollo de alta calidad, valora la innovación tecnológica e impulsa reformas orientadas a la resolución de problemas.
En lo que respecta al ámbito internacional, Beijing "practica un verdadero multilateralismo, comparte con el mundo las oportunidades de desarrollo mediante una apertura de alto nivel y contribuye a la construcción de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad".
Por eso, asegura que la economía de China tiene un "amplio margen de maniobra, fuerte potencial interno y vasto espacio externo". En consecuencia, "la 'lucha hasta el final' de China está respaldada por una fuerte confianza".
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