Navega Baluarte por las aguas de la impunidad
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Dina Boluarte. Foto Telesur
Menos espacio el sector público y más al privado arrancaron aplausos de respaldo a esa política económica entreguista de Dina Baluarte de los presidentes del Banco Mundial, Aja Baña, y del Banco Interamericano de Desarrollo, Alan Goldman, en una reunión con la mandatara peruana en Lima.
Dina, cuentan medios afines, de derecha, no cabía en sí de gozo por el respaldo de los máximos responsables de esos instrumentos explotadores, en tanto subrayaba que ello era como un premio a sus seis meses de gobernanza, durante los cuales, afirmó, se ha recuperado y mantenido la democracia en Perú.
Para AFP es toda una proeza, si se toma en cuenta cómo inició su gobierno en diciembre pasado, desatando una convulsión social y, con ello, pérdidas irreparables en casi 70 familias, tan enlutadas como indignadas.
Boluarte, comenta el colega Habana Radio, quien como vicepresidenta sucedió abruptamente al engañado, traicionado y encarcelado Pedro Castillo –, asumió un país que no la eligió y le exigió durante meses un adelanto de elecciones que ha caído en la incertidumbre y cuya discusión se ha desvanecido en la opinión pública.
Ello tiene todo el respaldo de un Congreso dominado por la derecha, con una izquierda aquiescente, lo cual presupone complicidad para mantenerse en sus cargos hasta el 2026, sin exponerse a la votación popular.
LA AMBICIÓN TRABAJA
Hace solo unos meses, en diciembre del 2022, Dina Boluarte se convirtió en presidenta de Perú. Un episodio cuanto menos sorpresivo, ya que, solo un año antes, en el invierno del 2021, decía: "Si al presidente lo vacan, yo me voy con él". Entonces, Pedro Castillo se encontraba inmerso en la primera moción para desalojarlo del poder. ¿Qué hizo que cambiara de opinión?
Abogada con escaso éxito político, como la golpísta boliviana Añez, comenzó a girar al comienzo del 2022, cuando aseveró que nunca había abrazado el ideario del partido político por el que se presentó Castillo (Perú Libre).
Presentarse a unas elecciones por un partido con el que no se comparten ideales y al que, además, se considera totalitario, no habla muy bien de la escala de valores de la actual presidenta peruana. Sus justificaciones, tampoco la dejan en muy buen lugar: "Soy de izquierda, y seguiré siéndolo, pero de una izquierda democrática y no totalitaria". Siguiendo la lógica que la había llevado a presentarse por un partido con el que parece ser que compartía muy poco, terminó fuera de Perú Libre, pero no fuera de la política.
No obstante, Boluarte aseveró el día que se convirtió en presidenta que convocaba "a la más amplia unidad de todas y todos los peruanos". Y añadió: "Señores, conversar, dialogar, cómo ponernos de acuerdo, algo tan sencillo como tan impracticable en los últimos meses". Lo extraño es que, siendo tan demócrata y Perú Libre tan totalitario, no convocase elecciones para que los peruanos decidieran si querían que fuera ella la presidenta —en lugar de adelantar las elecciones al 2023, luego quedaron fijadas para abril del 2024—, pero ahora dice que permanecerá hasta el 2026.
COMO NOCHE DE RONDA
Y mientras el Congreso archiva como algo normal las acusaciones contra la mandatara interina acerca de las muertes, fusilamiento y desapariciones, principalmente de indígenas, a causa de la represión ordenada por ella a las manifestaciones en su contra, Boluarte ha demostrado una vez más su genuflexión hacia la Embajada de Estados Unidos y aceptado que unos mil militares norteamericanos entren en la nación para entrenar al ejército y la policía.
Por un lado, entrarán 25 militares de operaciones especiales armados hasta los dientes —fusiles, pistolas, ametralladoras, lanzagranadas, cañones cortos, morteros y escopetas— para adiestrar al ejército peruano. Durante el tiempo en el que los militares norteamericanos se encuentren en el país, colaborarán con múltiples unidades —militares y civiles— de inteligencia, operaciones especiales, antidroga o navales. Y se desplegarán por todo el país: Lima, Callao, Loreto, San Martín, Santa Lucía, Huánuco, Ucayali, Pasco, Junín, Huancavelica, Cusco, Ayacucho, Iquitos, Pucelana y Apurímac.
Por otra parte, también ingresarán en Perú medios aéreos y navales y personal militar estadounidense para múltiples actividades relacionadas con el ejercicio Resoluta Centinela 2023. Para este ejercicio camparán a sus anchas por Perú:
42 militares de élite para entrenar a comandos y fuerzas especiales peruanas;
160 militares con nueve aeronaves para el entrenamiento de varios grupos aéreos;
970 efectivos de la Fuerza Aérea norteamericana (USAF), la Fuerza Espacial (USSF) y las fuerzas especiales con aviones y vehículos.
Regalar la soberanía de Perú a EE.UU. no es ni muy de izquierda ni muy democrático ni muy patriótico. Como tampoco lo es descabezar la televisión y la radio peruanas para colocar como directora a la que era su jefa de comunicación.
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