Liderazgo ucraniano: Espíritus tranquilos… y sin órganos

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Liderazgo ucraniano: Espíritus tranquilos… y sin órganos
Fecha de publicación: 
24 Noviembre 2022
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Órganos de las víctimas del conflicto armado en el este de Ucrania presuntamente se utilizan para la venta a clientes occidentales, afirman fuentes anónimas que grabaron conversaciones de personas implicadas en el asunto. Foto: RT

Desde el primer instante me dio mala espina el amplio reportaje con intención altruista de Microsoft News sobre dos jóvenes soldados ucranianos dedicados a recoger los cadáveres del campo de batalla, tanto propios como rusos, con el fin de darle, dicen, cierta tranquilidad a los espíritus de los muertos.

A veces logran rescatar a soldados gravemente heridos que conducen hasta terreno considerado seguro, en donde pierden la pista de su destino final.

No sé si entre los cuerpos se encontrarían con los diez militares rusos hechos prisioneros y luego asesinados hace pocos días por sus captores, violatorio de los preceptos internacionales al respecto.

Esto fue rechazado por Kiev, pero hasta el norteamericano The New York Times corroboró la certeza del video presentado al efecto, recordando cómo las autoridades ucranianas presionaron para que despidieran a los funcionarios de Amnistía Internacional-al servicio del imperialismo- que confirmaron la acusación rusa de que los soldados ucranianos, principalmente los integrantes de batallones neonazis, se escudaban en la población civil, cuando atacaban al enemigo.

La propagandeada heroicidad de Kiev también rodó por el suelo cuando se demostró su falacia de acusar a Moscú de haber lanzado un misil contra territorio polaco, matando a dos granjeros. Muy poco después se comprobó que el implemento era ucraniano, fracasando así el peligroso intento del mandatario Vladimir Zelenski de involucrar directamente a la OTAN contra Rusia, lo cual hubiera podido llevar a un conflicto nuclear.

Todo ello hace dudar con razón la afirmación kievita de que la recogida de cadáveres es para ofrecer el descanso espiritual a los muertos, cuando los propios medios occidentales han reconocido que soldados heridos de muerte han sido aprovechados para el inhumano, pero lucrativo negocio de la venta de órganos.

Ya la cadena Telesur había denunciado en octubre pasado que en este creciente mercado están implicados dirigentes, médicos y personal de salud en Ucrania y de otros países, a costa de los soldados heridos de muerte en el conflicto con Rusia.

Oficiales de las milicias populares de la República Popular de Lugansk, incorporada a Rusia por referendo popular, denunciaron la labor de unidades del ejército ucraniano dedicadas a la extracción de órganos –principalmente riñones– para su venta en países europeos. 

Un equipo médico especial para trasplantar vísceras estableció su cuartel en la ciudad de Sever Donetsk, para posteriormente trasladarlas al territorio controlado por las tropas de Kiev. 

No es la primera vez que se señala a Ucrania como parte de una red de este tipo de tráfico, que incluso ha aprovechado a la Cruz Roja internacional para obtener miles de registros médicos de niños con órganos sanos. 

NO ES DE AHORA

Y esto no es de ahora. Ya en el 2014, concretado el Golpe de Estado contra el ex presidente Víctor Yanukovich y el comienzo de la campaña de represión de Kiev sobre los habitantes del Donbass, la Cámara Cívica de la Federación de Rusia indicó que desde el inicio de aquella operación militar en el este de Ucrania “en los círculos médicos y políticos se hablaba sobre el comienzo de ventas en cantidades industriales de órganos a Occidente, sobre todo a clínicas israelíes y estadounidenses".

Las informaciones emanadas de diversas fuentes, incluyendo supuestas filtraciones de conversaciones entre políticos ucranianos como la ex primera ministra Julia Timochenko, señalaban que ciertos países europeos, entre ellos la República Federal de Alemania, suministró a las Fuerzas Armadas Ucranianas equipos médicos especializados para la extracción de órganos y su posterior trasplante, además de crematorios móviles. 

Recordemos los hechos en Kosovo, donde tuvo lugar el suministro industrial de órganos de serbios a clínicas internacionales y se creó una gran red que servía para cometer estos crímenes. 

La oferta se multiplicó en Ucrania, donde antes de febrero del 2022 –inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania– existían cinco centros especializados en trasplantes de órganos humanos en las ciudades de Kiev, Donetsk, Odesa, Lvov y Zaporozhie.

En el Donbass se recuerda que durante los años 2014-2015, cuando arreciaba la represión del gobierno de Kiev contra la población rusoparlante, en los alrededores de las ciudades de Slavyansk y Kramatorsk fueron encontrados cientos de cuerpos con parte de sus órganos retirados, obra de los ultranacionalistas y unidades nazis ucranianas. 

Alexander Sadovnikov, de la agencia News Front, señala que, en el marco de los acontecimientos que están en plena ejecución en Ucrania, este “business” del comercio ilegal de órganos ha comenzado a prosperar y obtenido un segundo aliento. 

QUIENES GANAN

En este contexto, el especialista chileno Pablo Joffre Leal considera que, en su percepción, “la élite ucraniana, médicos y equipos de salud dotados de escasísima o más bien nula moral y un mercado europeo rebosante de euros parecen estar ganando, ahora, con soldados ucranianos que resultaron heridos de muerte y que pueden llegar a cualquier mercado de 18 de los 30 miembros de la OTAN”. 

En este extenso y escabroso tema, es imprescindible la consideración de Alexander Sadovnikov, en su artículo “Ucrania es líder en el tráfico criminal de órganos”. 

Nos dice que hay otra categoría de “donantes prometedores”: los refugiados ucranianos, y ya hay numerosas pruebas de su desaparición. Por ejemplo, más de 500 niños y adolescentes ucranianos que llegaron a la Unión Europea sin sus padres, pero acompañados por ciertas personas han “desaparecido” en la oscuridad. Algunos de ellos se han convertido claramente en parte de la industria del sexo para los pedófilos locales, mientras que otros probablemente han encontrado el camino hacia los trasplantes clandestinos. 

Por cierto, desde marzo, la organización llamada Médicos sin Fronteras opera en Ucrania. Es la misma que durante la guerra de Kosovo participó en operaciones ilegales de extracción de órganos de soldados serbios capturados y de la población serbia. 

En particular, una personalidad bastante conocida en el mundo de la política occidental –la ex fiscal del Tribunal de La Haya, Carla Del Ponte– lo declaró en su libro “La caza. Yo y los criminales de guerra”, en el que acusó explícitamente a uno de los fundadores de Médicos Sin Fronteras, Bernard Kouchner, de oponerse a la investigación de estos crímenes.

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