Zenén Calero: «Con el pincel de los otros»

Zenén Calero: «Con el pincel de los otros»
Fecha de publicación: 
19 Julio 2024
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Imagen principal: 

Foto: Periódico Girón en X

La Galería Villa Manuela de la UNEAC acoge por estos días la muestra “Con el pincel de los otros”, del artista visual, Premio Nacional de Teatro, Zenén Calero. Fundador de Teatro  de las Estaciones, celebra con esta colección los primeros 30 años haciendo la magia de convertir sueños en objetos reales sobre la escena y también viceversa.

Sobre el título escogido, explicó Zenén que es una exposición basada precisamente en los diseños concebidos para Estaciones a partir de ra de diferentes artistas de la plástica:

“Por ejemplo, está la obra de Cuento de Amor en un Barrio de barroco, que hicimos con William Vivanco y con la Orquesta Failde, donde se hizo todo el trabajo visual a partir de la pintura de Luis Castro Enjamio, un artista que vive hace mucho tiempo en España; luego tenemos Pedro y el Lobo, que está hecha a partir de la pintura de Sosa Bravo y todo está allí montado, toda la instalación completa con retablo, escenografía, animales, todos los personajes y el retrato de Prokofiev”.

No se trata de un viaje cronológico, Zenén prefirió organizar la exposición en función de los espacios “por los tamaños que tienen las obras y los elementos que me venían bien con cada área”.

Así, podemos continuar el recorrido por este universo de colores que puebla hasta agosto la céntrica galería habanera con Flores de Carolina y ajonjolí, basada visualmente en la estética de Ares: “está la caja de la escenografía, el elemento escenográfico principal, y todas las fotos de su obra original y mi trabajo en la escena a partir de la obra. Y entonces, la última salita, que es la más pequeña, tiene La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, todos los muñecos, la maleta abierta, la escenografía, Lorca….”

Desde su primer premio de diseño, nació la inquietud de Zanén Calero por dialogar con la obra de diferentes artistas de la plástica, incluso antes del nacimiento de La Estaciones:

“La primera vez que yo hice una cosa así fue con Nokán y el maíz, en Papalote. La escenografía es un telón casi reproducido de un cuadro de Mendive porque el espectáculo era de la cultura conga, y lo trabajamos todo a partir de las muñequitas de trapo de esas que se usan para trabajos de santería. Eso fue lo que inauguró el primer Festival Iberoamericano de Cali en España y aquí ganamos el premio de diseño del Festival Nacional de Teatro para niños.


Detalles de la muestra «Con el pincel de los otros». Foto: CENAE en X

Mas de una vez se le ha llamado a Zenén mago, y lo es, un mago que sabe bien para quién trabaja: “El artista no crea para sí mismo, crea para el público.  Tú puedes encerrarte en una torre de marfil y hacer una obra de arte con tu mente, tu sentimiento, tu mundo interno.  Pero cuando tú lo sacas de allí para que otros ojos vean, ya está confrontando a otra persona que no piensa como tú y lo ve con mirada crítica, que puede ser positiva o negativa, pero siempre es parte de lo que el otro piensa. Tú haces tu obra para ti en el sentido de que la disfrutas como si fuera un hijo”.

Justamente esa es la genialidad, que la maravilla surge de este mundo, de la más absoluta verdad: “A mí me gusta mucho ponerme freno, poner tope en cosas, por ejemplo, he hecho cosas con dos colores o uno solo, con lo que tengo. Me gusta trabajar con los pies a la tierra, porque no me gusta trabajar doble. Lo que tengo es una pared blanca, no me pongo a inventar que van a ser siete paredes y después no poder hacerlas”.

Para Zenén, compartir es el principio y el fin: “lo que a mí me gusta del trabajo del diseñador escénico es que no es mío nada más. El teatro es un arte colectivo y yo necesito de la comunicación entre la gente. Desde la escuela de arte aprendí a sentir la crítica. A mí me gusta que la gente me diga lo que piensa de la obra que llevamos.

“En el escenario la va a ver un montón de gente que va a tener sensaciones diferentes a las que yo pensé en el momento que lo hice. Porque de repente para mí el azul significa una cosa y para ti otra. Tienes que dominar una serie de códigos que el público entienda lo que estás haciendo, aunque sea abstracto, que la gente entienda el mensaje”. 


Zenén Calero y Rubén Darío Salazar en Villa Manuela. Foto: CNAE en X
 
Cada artista presente en los diseños de Zenén ha sido meticulosamente seleccionado tomando en cuenta, primero, el texto, luego, entran a jugar otras motivaciones en las que también participa la visión de Rubén Darío, Director de la compañía y su compañero de aventura en estas décadas de Estaciones:

“Cuando nosotros fuimos a hacer La Caja de los Juguetes, que lo escribió Norge Espinosa y está basado en el impresionismo francés, todo el trabajo de color está basado en eso y en la utilización de la luz.  Los títeres tenían ojos de céfiro, una piedra brillante, al principio tenía un poco de miedo, porque a veces te da la idea de vacío, de muerto, pero luego me puse a analizar cómo hacerlo, jugando con los contrastes. En una obra de un carácter folclórico, como la que hicimos con William Vivanco, fui a buscar material de personas  que trabajaran ese tipo de estética y encontré a Luis Castro Enjamiro, él hace ese trabajo que es muy caribeño, era el que más me se me acercaba. 

“En algún momento, en el Gato con Botas, en la escenografía hice un trabajo a partir de un libro de cuentos, o sea, que he ido recurriendo a cosas y buscando. Hay asimilaciones que noson conscientes  y otras que si. Pedro y el lobo, es una obra rusa, había que traerla aquí, a la isla, tropicalizarla y, quién mejor que Sosabravo, que es una explosión de color, con un ritmo, con una dinámica que cuando ves un cuadro suyo dentro hay un movimiento impresionante. Así vamos buscando en función de la puesta en escena…


La Premio Nacional de Artes Plásticas, Lesbia Vent Dumois, guía a un grupo de niños durante su visita a la muestra. Foto: UNEAC

Nadie, ni los más prejuiciosos detractores del teatro de títeres, podrían tildar de menor el universo artístico que hoy puebla Villa Manuela, porque quién primero lo asume como algo valioso es el propio Zenén, desde que despierta en la madrugada con una idea y la anota en la libretica junto a la cama, sabe que este será, tiene que ser, una verdadera obra de arte:

“Esa pieza debe tener un valor como pieza plástica y ese valor está dado por el interés, por la preocupación, por el trabajo, por el acabado, por todo… Quizás en la escena te hace falta que tenga una técnica de animación particular porque es el estilo de la obra, pero en la galería donde va después, que no muera, que no quede en un almacén comido de polillas. Pero eso hay que imaginarlo desde antes, desde que se está concibiendo”.

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