Una entrevista con Juana Bacallao: Mi vida es un libreto terrible*

Una entrevista con Juana Bacallao: Mi vida es un libreto terrible*
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Fecha de publicación: 
24 Febrero 2024
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Juana Bacallao. Foto tomada de Internet

La llaman La Diosa negra de todos los tiempos, la show woman mayor, la reina de los cabarets de Cuba. Músicos de la altura de Harold Gragtmages han afirmado sobre ella: «Juana nació con esa música desde los pies hasta la cabeza». Otros aseguran que en cuanto a la forma de dirigir su orquesta, Juana Bacallao, quien además toca el piano, la batería y las tumbas, puede compararse con Benny Moré.

Lo cierto es que Juana la cubana, como también se le conoce, además de su talento innato que le permite establecer con su peculiar voz, gestos corporales y sus imprevistas ocurrencias, un sui generis diálogo con el público de los cabarets de La Habana y otras partes del mundo, es uno de los personajes más peculiares de la farándula cubana.

La conversación que sigue tuvo lugar en su apartamento en el segundo piso del edificio de veinte pisos de Infanta y Manglar. Mientras esperaba que Juana terminara de acicalarse, Armando Guerra Sarduy, su representante y director general de la agrupación «Tiembla la tierra», me contó sobre las últimas giras de la artista y de sus planes futuros.

«Recientemente Juana viajó a Francia, adonde fue invitada por el señor Jerónimo Saborit, director de la Ópera Cómica de París. Su actuación fue una explosión, la explosión del momento», asegura Guerra.

«El 1 de abril parte hacia San Francisco. Según sabemos el pueblo está muy deseoso de la llegada de Juana y tenemos entendido que se le ha hecho una gran promoción. Juana se va a presentar con una nueva onda de la cual es parte esencial su nuevo repertorio: «Obatalá», «Yo soy Juana Bacallao» y un popurrí alegórico a San Francisco que se llama «Juana en San Francisco», «Espíritu burlón», «Ciguaraya», «Sube espuma», «La última bala que se perdió», así hasta llegar a 47 números.

Poco después aparece Juana, vestida como suele vérsele habitualmente por las calles de la ciudad: peluca rubia, vestido negro con las mangas y el escote cubiertos por lentejuelas plateadas y zapatos del mismo tono.

«Disculpe la tardanza pero me gusta estar presentable», dice la diva mientras toma asiento en uno de los butacones de la sala de su apartamento, bajo sendos cuadros de casi un metro de Marilyn Monroe, uno a cada lado de un pequeño cartel de Michael Jackson.

Es bueno aclararle al lector que es imposible captar al personaje en su totalidad en una entrevista de este tipo. No existen signos de puntuación, ni palabras, para transmitir todos los matices de la voz ronca y los gestos de esta mujer que cuando habla lo mismo suelta una carcajada o se emociona hasta las lágrimas.

-¿Quién era Juana Bacallao antes de ser la estrella que es hoy?

-Mi vida fue bastante dura. Cuando los padres de uno mueren ya se acaba todo. Entonces pude colocarme y tuve suerte en aquella época tan dura, tan racial, de trabajar. Y doy gracias a la Revolución que me ha reconocido mi presente y mi pasado. Yo trabajaba en la Calle Reina, donde cosía Camilo Cienfuegos. Yo era una mujer muy buena. No le he hecho daño a nadie. Limpiaba. El néctar de la vida de Juana es muy grande. Usted se recuerda de aquella muchacha de la novela Aguas Mansas que vino y mandó que me buscaran. Yo trabajaba con su mamá en su casa. Y seguí luchando y luchando hasta que llegué a esta carrera. La vida es un columpio y nadie sabe lo que es apreciar, sin alarde, porque ustedes me conocen, que nunca le aguanto una a nadie. Pero Juana tiene una cosa: donde quiera que llega tiene un pueblo de muchos años. Cholito [Armando Soler] me conoce, él visitaba una casa donde yo trabajaba. Entonces una vez estaba limpiando la escalera en Laguna y Perseverancia y pasa Obdulio Morales y me oye cantar. Había un señor que montaba la geografía, Borroto, señor Moreno. Porque una circunstancia de la vida tan grande -¡nadie sabe qué es la carrera esta!- y Marina Rodríguez fue la que me dio el carné. Porque Juan Lago dijo que no se me podía dar el carnet porque era sirvienta. Y entonces Marina Rodríguez dijo: «Hay que dárselo». Marina Rodríguez me mandó un mensaje estando yo fuera y yo le mandé un saludo desde México porque uno tiene que ser agradecido. Mi vida es un libreto terrible. Ese carnet era el que le daban a los artistas.

-Significaba su reconocimiento como artista …

-Estaba Juan Lago de Presidente de la Asociación de Artistas; yo quisiera que estuviera presente. Yo iba mucho a la Cadena Azul y me quería mucho Consuelito y todo el mundo allí. Y me llevaron a la Corte Suprema de Cadena Azul. Y tuve que seguir luchando en esa vida… y entonces Obdulio Morales monta una obra en el teatro Martí. Cuando abran ese teatro mi foto tiene que estar ahí muy grande. Allí trabajé con todas las grandes estrellas cubanas. La gran estrella Rita Montaner, que era una mujer muy humana, muy decente, pero que le pasaba como a Juana, cuando sale a la pista está la envidia que le tenían a la difunta Rita Montaner, una gran estrella nuestra. Y muy revolucionaria que era Rita Montaner. Porque lo que hizo en el velorio de su hermano… Cuando llegó, -¿usted me perdona la frase?- la policía dijo la mala palabra. Ella era así. «¡Se van todos -ella era igual que yo- después que me lo matan vienen a hacer guardia! ¡Qué lástima que está muerta esta muchacha que era muy amiga de Rita!: Vilma Valle. Entonces seguí luchando y actué con todas las estrellas del Martí, con todas. Monta Obdulio «Juana Bacallao» y le digo: «No Obdulio eso no me gusta». Monta la revista Milagro de Ochún en el teatro Martí que fue el éxito más grande que tuve en mi vida.

-Ahí fue donde se escuchó por primera vez «Yo soy Juana Bacallao»…

-Entonces la Celestica [Celeste Mendoza] que no era cantante, era bailarina, y vino de su campo, delgadita, pobrecita, luchando, yo tengo por ahí la foto guardada. Yo estaba halando un pico. Iba para allá y ahí estaba todo el mundo esperando que lo llamaran para trabajar. Pero yo no perdía mi trabajo, mi hermano. Había un carrito de gandinga y todo el mundo comía y vivía y luchando, porque me hice luchando, mi hermano. Porque tú sabes que de criada tú ibas y si no eras blanca no te daban una colocación. Y a mí me la daban porque a mí me venía algo de la vida que traje al mundo.

-Porque tenía que trabajar al mismo tiempo como actriz y como criada.

-Claro, para poder vivir. Porque la CMQ te pagaba un par de pesos. La CMQ era el Hollywood de Cuba, porque te esperaba el difunto Pinelli en la puerta vestido con un frac. Me quería mucho la señora José Antonia Alonso -¿por qué no le hace una entrevista a ella?- su marido me quería mucho. Todo el mundo bailaba, Consuelito Vidal, todo el mundo, las quiero a todas. Porque siempre fui una artista, una persona muy natural en mi vida. Yo camino así porque la naturaleza me lo dio.

-¿Y quién le dio la música, Juana?

-Bueno, la música me la daba Obdulio Morales..

-No, pero quiero decir…

-La música … Eso nació conmigo.

-¿No había músicos en su familia?

-No, no, no, desde que era chiquita bailando, ¿qué es esto? ¡Esta chiquita, ay mi madre, no puedo con esto! Además era muy fina, era pobre. La familia de color pobre, luchadora. Mi abuela le lavaba la ropa a la señora de Juan Gualberto Gómez. Yo nací frente a la casa del difunto Juan Gualberto, en Lealtad 123. Y mi padre era un hombre luchador… Yo era chiquitica y entraba a la casa y me decían: «Niña, respeta que ahí están los señores». Y él me daba quilitos y me tocaba la cabecita porque yo era muy mala. ¡Y era fea! Pero simpática, tenía un ángel para la gente. Y me peinaban aquellas carreritas. Y yo decía: «Mamá no haga más carreras», y me ponía un lazo en la cabeza para matarme. Mi familia era una familia de color muy buena…

-¿Y el éxito que ahora tiene en qué etapa de su carrera lo alcanza?

-Yo el éxito lo vengo a alcanzar ahora cuando conocí a Armando…

-No, pero usted tiene éxito desde hace muchos años…

-No, pero tú no me entiendes lo que yo quiero decir…

(«El éxito de ella es a partir de 1952, cuando actuó en Las Vegas de Nevada», rectifica Armando Guerra que todo el tiempo ha estado atento a la conversación).

-Armando sabe,… pero yo encontré una mano, una mano que me dio, en un momento duro -¿oyó?- porque uno tiene que ser agradecida. Y con estas personas que me quieren hay que ser agradecido. Porque me han servido en las caídas de mi vida. Todo el mundo tiene una caída mala. Yo estoy viva de casualidad. Gracias a la Revolución.

(De repente, la Reina de los cabarets de Cuba rompe en sollozos.)

-Pero no se ponga así…Juana

-Pero tengo que ponerme así, chico. Sin amigos, sin nada. Mi padre luchando decentemente. Era muy amigo de Chibás. » Niña ve pa’llá, no estés cantando ese cantico» Y yo: «Chibás, Chibás». Y él: «Muchacha, te voy a matar. ¡Qué chiquita, caballero!»

-Juana usted ha incursionado en varios géneros, ha sido actriz, cantante…

-Sí. El problema mío es que a mí hay cosas que no se me pueden señalar. Porque yo traigo lo mío. Yo trabajo con mi cabeza, sino se me troca mi trabajo…

-Y con el corazón…

-También con el corazón. El pueblo me quiere mucho. He luchado y sigo luchando. Y llegar a un país y que te conozcan, sin una propaganda, sin nada, guapeando. Y el mundo contra mí y yo contra el mundo. Porque nadie sabe lo que pasa un artista para que no te critiquen. Y ves esa lámpara que esta ahí -señala al ventilador de techo- por poco me mata. Me dio en un brazo. Y te lo digo sin alarde, porque los alardes no me gustan.

-Juana, usted le ha entregado su vida al cabaret…

-Toda la vida cabaret. Jueves de Partagás cuando se hacía con Rosita Fornés, con el difunto Bianchi, que me quería mucho. Con todas las estrellas he tenido el honor de trabajar. Cuando venía Ninón aquí hice la película Yambaó, Mulata. La estrella era Ninoncita. Yo era contrafigura, pero salía siempre con mis cosas en las películas. Y entonces seguí luchando y cuando terminé en el Martí me llaman para el Capri y monta la producción Anido. Yo estaba luchando todavía. Ya había estado Santo Domingo… Y en eso viene Kid Gavilán a Cuba a hacer una revista en el teatro Martí. No tenía un centavo, luchando, ya tú sabes… Estaba en el show conmigo Papín, el mayor de los Papines. Ve y pregúntale. Entonces fuimos a Venezuela y vine pá Cuba y seguí luchando. Me llama Facundo para ir a Las Vegas de Nevada, allá voy. Después estuve en Miami Beach con la orquesta Calipso. Tú tienes que venir un día para sacarte toda esa propaganda para que la veas. Y así ha sido todo. Una lucha.

-Cuando triunfa la revolución se queda cantándole al pueblo…

-Yo siempre me quedé. En Santo Domingo tuve un éxito muy grande. Y le pusieron mi nombre a una calle. ¿Usted lo sabe, no? Y a Marta Caraballo, que era cubana, más nunca la vi. Pero yo siempre en mi tierra. A morir en mi país. Soy hija adoptiva de Santo Domingo. Fui a Venezuela y acabé también…

-¿Y cuándo es que empiezan a decirle Juana la Cubana?

-Eso empieza cuando voy a Guadalajara. Y la dueña del Cabaret La Tacha, que me quiere mucho: «Mira este bicho, esto es un fenómeno». Canté también en la ONU. Estaba la señora Omara Portuondo. Estaba la voz más linda que canta, esta niña, la Fragoso. Y la que se llevó el premio – dos ángeles míralos ahí (señala dos grandes trofeos colocados sobre un armario)-, tengo mi Girasol que me lo entregó Rosita Fornés. Tengo la llave de Ciudad de La Habana y La Giraldilla. Y este otro (una cabeza Tolteca) que me dieron en el Festival Iberoamericano de México.

-¿Cómo es un día en la vida de Juana Bacallao?

-Yo en el trajín de la casa. Como ahora mismo me pongo a baldear la casa, en el aseo personal. ¡Qué iba a pensar yo que iba a ir a París!. Ya llegué a Francia. Llegar a Francia no es cosa mala.

-Dicen que la declararon…

-¡Ah, aquello fue tremendo! A las finas las puse a bailar finamente. Todo el mundo aplaudió, todo el mundo bailó. ¡No es fácil trabajar con la gente de caché! Y que se pongan a gozar. ¡Dominar esas fieras! ¡Eso no es fácil! Como dije yo. ¡Viva Cuba! ¡ Gracias Francia! Esas cosas me nacen a mí. Esa locura, esa tormenta. Puse a gozar aquello. Yo quisiera que el pueblo lo viera, caballero.

-A propósito, ¿porque Juana no sale más por la televisión?

-Eso es el chisme que hay. Pero todo se arregla en la vida.

-Veo que es una admiradora de Marilyn Monroe.

-Tu sabes lo que es Michael Jackson, en Los Ángeles. El se tiró de la máquina, sacudiéndose. El decía: «La señora mayor, la señora mayor acabó». Y fui a Hollywood. Qué iba a pensar yo ir ahí. No es fácil mi hermano, mantenerse. Tienes que estar bonita para mantenerte. La vida es dura, la vida no es fácil. Yo no he ido a la universidad, pero tengo mi preparación. Sé llegar a dónde tengo que llegar. Sé cómo me tengo que comportar. Cuando estamos entre artistas te digo cualquier cosa, pero en la vida seria es distinto.

-¿ Y la gente cuando la ve en la calle qué le dice?

-¡Ah, imagínate, se vuelven locos!. Y los chiquitos me gritan: «Juana, la novia de Mengano, de Fulano» » Juana, adiós».

-¿ Y cuál es el misterio que hace que Juana parezca siempre joven?

-Siempre estoy al tanto de las cosas mías en el hogar, de la ropa. Siempre estoy presentable en el momento en que lo hay que estar, de acuerdo a las circunstancias. Porque no es fácil. Usted no era el que venía detrás de mí en el elevador. ¿No vio cómo yo venía?

-No era yo…

(Armando la invita a hablarme de la orquesta.)

-¡Ja, ja , ja!. La orquesta es tremenda. ¡Armando con sus cosas!. La orquesta está muy buena. Son unos muchachos muy buenos.

-¿Va a hacer un disco ahora?

-Eso espero..

-Mucha gente lo va agradecer. Así vamos a tener la suerte de tener a Juana en la casa.

-Yo he cantado con la Orquesta Anacaona, con Bola de Nieve, con Elena Burque… He luchado solita, sin la ayuda de nadie.

-No tuvo algún maestro que la ayudara en su vida profesional…

-¿Yo?. A nadie. Ahora me pongo a pensar que si Rita está viva le da un colapso. Pobrecita Rita, que muchas veces me dijo: «Vamos para casa para que comas». Porque ella veía el cuadro. Ella vivía con Tatú el campeón. Ella hacía unos frijoles negros muy ricos. Ella era también muy amiga de Chano Pozo. Y salíamos juntas por la calle, saludando al pueblo. ¡Cosas de estrellas!

-¿Y cuándo va a dejar de cantar Juana Bacallao?

-¡Eso es una falta de respeto de usted! Mientras que yo esté entera y tenga salud. Eso es lo principal. Mira mi cutis, mira mi cara.

-Tengo entendido que en breve va a viajar a San Francisco

-Yo voy a trabajar como artista, como siempre he hecho. A poner el nombre de Cuba bien alto como siempre lo he puesto, sin ningún tipo de problemas. Y quisiera la paz del mundo para que los artistas vivan más en un mundo de arte y no de maldad. El arte no tiene fronteras y los sentimientos tampoco.

-Usted es la show woman más importante de Cuba. ¿Cree que dentro de unos años pueda surgir una persona parecida a usted?

-Yo me siento orgullosa de que cualquiera desee ser igual que yo, siempre y cuando haya un respeto. A mi no me molesta nadie. Hay por ahí hasta un hombre que quiere parecerse a mí. Pero el pueblo sabe mucho. Ese es el termómetro que hay que respetar.

-Ahora le está cantando al pueblo en el Salón Rosado…

-Sí. Yo viajo mucho, pero creo que es importante cantarle al pueblo. Yo soy una gente muy trabajadora, muy disciplinada. En los años que tengo de vida, bajo un aguacero, un ciclón, nunca he faltado al trabajo. Mantener una disciplina en el trabajo es lo más importante que puede haber. Me encanta trabajar para mi pueblo. Mientras hay salud se trabaja, sino, no hay nada. 

*Entrevista publicada en 2002 en La Jiribilla

Comentarios

Hermosa Juana la Cubana, Hermosa de corazon, lucha y sentimientos parecidos a los nuestros, trabajar y luchar con disciplina respetar el trabajo y respetar al pueblo ella dijo una hermosa frase " Pero el pueblo sabe mucho. Ese es el termómetro que hay que respetar." Asi somos los Cubanos el sentir del pueblo es lo mas importante.
vilma.carrion@etecsa.cu

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