Es nieto de Erwin Walters, campeón de bateo en la I Serie Nacional de Beisbol en Cuba. Se llama Jean Harvi Walters Valdés, tiene 23 años y asume como una fiesta cada sesión de trabajo rumbo al Torneo Premier 12.

Llegó a la preselección procedente de la sucursal de los Diamondbacks de Arizona, en el nivel Doble-A de Ligas Menores, y ha generado elogios por su versatilidad, entrega y voluntad de tributar desde la misión que se le encomiende.

«Desde el primer día todos se acercaron a mí con tremenda bondad, ofreciéndome confianza y apoyo, lo que facilitó mi incorporación al grupo», dijo en esta ciudad sudcoreana, donde la nómina de la isla caribeña da continuidad a su preparación.

Tras una campaña en la que firmó línea ofensiva de .263/.364/ .341/.645, con dos cuadrangulares y 28 carreras impulsadas, este matancero del municipio Perico está disfrutando como niño con juguete nuevo la oportunidad de representar a su país.

«El sueño de la mayoría de los niños cubanos es jugar en series nacionales e integrar el equipo Cuba, además de que en mi caso constituye un privilegio compartir con atletas que ya brillaban al primer nivel cuando yo era uno de esos muchachos», enfatiza.

Bateador ambidextro y capacitado para desempeñarse en el cuadro y los jardines, reconoce que prefiere defender la intermedia, pero insiste en que «donde el equipo me demande puede contar conmigo».

Interrogado sobre sus aspiraciones de encontrar un espacio en la alineación regular, el muchacho pone en claro que «ese es un tema que controlan los entrenadores. Lo mío es estar listo para ayudar al equipo cuando y como lo necesite».

Asegura que debe a la familia el amor que le une a este deporte. «Nací para esto, y crecí respirando ese sentimiento. Por eso cuando visto el uniforme y salgo al terreno siempre lo hago con el compromiso de dar lo mejor», asevera.

La aspiración de jugar como profesional le condujo a otros escenarios sin haber debutado en series nacionales, lo que convierte su presencia en la selección de mayores en un caso excepcional, quizás único.

«Lo importante ahora es representar las cuatro letras y buscar un buen resultado, convencidos de que, si hay fortaleza mental, las cosas fluyen y los objetivos pueden alcanzarse», sostiene.

Y con esa mezcla de desenfado y convencimiento se impone metas a diario, ahora con la mirada en un certamen cuya etapa inicial llevará a su equipo a China Taipéi, sede de un grupo B en el que también estarán Japón, Corea del Sur, República Dominicana y Australia.