Justo este 22 de agosto, cuando se cumplen los 101 años de la primera salida al aire de la radio cubana, la escritora Nersys Felipe Herrera (Guane, 1935) recibe, junto al realizador villaclareño José Gabriel Ramírez Cal, el Premio Nacional de Radio.

Que se lo hayan otorgado a Ramírez Cal no le asombró a nadie, asumiendo que se trata de un todoterreno en el ámbito de la realización radial. Pero la noticia de que Nersys, que hace más de diez años recibió el Premio Nacional de Literatura, obtuviera este galardón asombró a muchos, pues no sabían que buena parte de su obra ha sido adaptada por ella misma a la radio... y a todo eso hay que sumar sus textos originales para ese medio.

Claro, en Pinar del Río, su tierra querida, la gente entendió que ese Premio le venía como anillo al dedo, pues durante décadas han escuchado sus creaciones en la emisora provincial, Radio Guamá.

En la radio, como en los libros, el público más querido por Nersys es el infantil.

Ella dice que solo los niños pueden con los poetas y los locos. Y mucho de poeta y algo de loco tiene que tener el que escriba para los niños.

El que escriba como ella, habría que aclarar. Porque Nersys Felipe no escribe desde la altura, dando consejos e imponiendo reglas de conducta.

A lo largo de todos estos años, sus libros y sus series y unitarios radiales han evitado el didactismo y la ñoñería habituales en tantos volúmenes para el público infantil. Ella narra con sencillez, con imágenes claras y juguetonas, pero con una profundidad que no es formal, sino cuestión de esencias.

Tomemos como ejemplo una de sus más populares historias: Cuentos de Guane. El tema puede resultar difícil, sobre todo en un texto pensado para los niños: la muerte de un familiar querido es el punto de partida de la historia. Pero la narración es ágil, bien equilibrada, pletórica de emociones.

Acompañamos a los hermanos protagonistas en su devenir, en el descubrimiento fascinante de un paisaje, de un ambiente… Y también en un viaje interior, que alguna vez apunté que parecía francamente proustiano (sin el regodeo descriptivo y la complejidad estructural de Proust, por supuesto).

Ahí está el “misterio” de la creación de Nersys: no solo crea para los niños evidentes, sino también para los niños que llevamos todos dentro. Su público no tiene edad definida: tiene espíritu.

A lo largo de las últimas décadas, la escritora ha evitado todo lo que ha podido los reflectores, las cámaras de televisión, las grabadoras… Se ha encerrado en su casa (en su caracol, como a ella le gusta decir) a alumbrar esos mundos maravillosos.

Y no son maravillosos por excesos fantásticos —de hecho, parte de su creación es hasta cierto punto realista—, sino por la singularidad de la mirada, la manera de construir sus personajes, por la sencillez profunda de las tramas.

Nersys Felipe tiene el don de hacer interesante una situación rutinaria... en las páginas de papel o en las sonoras. Es que ella es también una poetisa, y los poetas ven la mano de la divinidad hasta en la grisura apabullante.