«El fútbol es la guerra por otros medios»: ¿fue justo dejar a Rusia fuera del Mundial?

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«El fútbol es la guerra por otros medios»: ¿fue justo dejar a Rusia fuera del Mundial?
Fecha de publicación: 
24 Marzo 2022
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El fútbol es la continuación de la guerra por otros medios. Esa fue una de las frases más populares en el mundo del balón durante la Guerra Fría. Con la eliminación definitiva de la selección de Rusia del Mundial de Catar 2022, pareciera que esos tiempos han regresado.

El boicot que Occidente ha emprendido en contra del Gobierno de Vladímir Putin ha trascendido ya las fronteras comerciales y económicas para posicionarse en uno de los espacios más simbólicos de la civilización: el deporte. Solo así, dicen expertos consultados por Sputnik, puede entenderse la decisión de la FIFA al dejar fuera a Rusia de esta competencia, que se llevará a cabo del 21 de noviembre al 18 de diciembre en Catar.

"Históricamente los deportes son espacios populares y simbólicos donde devienen todos los problemas geopolíticos. Lo vimos en los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, a los que no asistió Estados Unidos, y en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, a los que no asistió Rusia", observa Ismene Ithai Bras, académica e investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Este 24 de marzo, la selección rusa hubiera buscado en Moscú su pase a la Copa del Mundo frente a Polonia, pero la decisión final del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) fue contundente: Rusia no tiene lugar en la máxima fiesta del balompié internacional. Ya lo decía el periodista y escritor español Miguel Ángel Bastenier: "El deporte es la versión incruenta, pero dolorosa, de la política en su acepción más bélica".

"Recordemos que existe una diplomacia del deporte que también ha sido muy discutida y comentada, sobre todo cuando consiste en castigar más a un determinado grupo de deportistas por acciones que, en realidad, comete su Gobierno; de esa forma, se desestima su preparación y su empeño deportivos", opina la también exconsultora para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

¿La situación ha sido pareja?

Francia ha atacado e invadido países africanos y nunca ha sido excluida de un Mundial por la FIFA. Inglaterra entró en conflicto con Argentina por las Malvinas y nunca recibió una sanción en el Mundial de México 1986. A Chile, incluso, se le permitió asistir a la Copa del Mundo de Alemania Occidental de 1974 pese a que un año antes Augusto Pinochet tomó el poder violentamente tras un Golpe militar que terminó en una dictadura que duró 16 años.

"Desde su creación [en 1904], la FIFA ha sido una organización con valores más occidentales. De hecho, hoy podemos considerarla como un actor activo de las relaciones internacionales porque sabemos que [en la diplomacia] no todo se trata mediante los Estados nación westfalianos", explica la internacionalista turca y profesora de la Universidad Panamericana, Talya Iscan.

Según sus estatutos, el organismo presidido por Gianni Infantino tiene como objetivo "globalizar, popularizar y democratizar verdaderamente el fútbol en beneficio de todo el mundo". Sin embargo, en años recientes, se ha visto envuelto en una serie de escándalos, casi todos originados por casos de corrupción desde las más altas esferas.

En mayo de 2015, la prensa internacional reportó el FIFA Gate, el mayor escándalo de corrupción en la historia del balompié mundial. Las autoridades suizas aprehendieron a 26 directivos de la FIFA por fraude, sobornos y lavado de dinero, delitos que cometieron en diversas regiones del mundo, como América Latina, Norteamérica, Europa y Oriente Medio.

Entre los arrestados estuvo el exsecretario general de la CONCACAF, Chuck Blazer, así como los extitulares de la CONMEBOL, José Ángel Napout y Nicolás Leoz. Días después, el entonces presidente de la FIFA, Joseph Blatter, fue suspendido ocho años de toda actividad relacionada con el fútbol. Fue así como entró Gianni Infantino, el actual líder de la organización.

"En términos geopolíticos, [la FIFA] es una organización más occidental, pero tampoco podemos afirmar que eso sea bueno o malo: simplemente es un actor que responde más a los intereses occidentales y así podemos explicar su postura", dice la también académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Rusia: del protagonismo a la exclusión

Hace apenas cuatro años, el país gobernado por Vladímir Putin abría sus ventanas al mundo con la organización de su primer Mundial de Fútbol. Durante cuatro semanas, el territorio ruso se convirtió en el domicilio del espíritu deportivo, aunque no por ello el certamen estuvo exento de críticas.

El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, acusó en 2019 que el expresidente de la UEFA, Michel Platini, incurrió en actos irregulares para otorgar a Catar la sede de la Copa del Mundo de 2022 y a Rusia la de 2018.

Blatter ha insistido durante años que el resultado de la votación de la FIFA de 2010 estuvo influenciado por una reunión celebrada en París, en la cual participaron Platini, el expresidente de Francia Nicolas Sarkozy y el futuro emir de Catar.

"El objetivo de Vladímir Putin al aceptar la organización del Mundial de 2018 nunca fue deportivo, sino político", explica el historiador mexicano Carlos Illades, autor de libros como El marxismo en México. Una historia intelectual.

La inauguración de la Copa del Mundo de Rusia contó con tres grandes ausencias de líderes occidentales: la entonces primera ministra del Reino Unido, Theresa May; la primera ministra de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

"Rusia 2018 es la fiesta de Vladímir Putin. Un festejo de Rusia para los rusos. Las decadentes economías occidentales repudian a Putin, pero en realidad él es el hombre que necesita Rusia en estos momentos: alguien que imponga autoridad dentro y fuera del país, pero que al mismo tiempo sea capaz de brindarle al mundo la imagen de una Rusia renovada", dijo Alejandro Salgó, experto en geopolítica del Oriente Medio e investigador de la UNAM, al diario mexicano El Financiero, en 2018.

Hoy, en cambio, Rusia es separada totalmente de cualquier torneo internacional organizado por la FIFA. Usuarios en redes sociales critican esta decisión, ya que existen otros países involucrados en conflictos internacionales que no han sido sancionados.

"Quizá lo más criticable es que las decisiones de los organismos [como la FIFA] son parciales, ya que a Francia nunca se le va a castigar de esa manera y eso que Francia ha atacado países de África. En ese sentido, es muy ambivalente el mensaje [de Occidente]", concluye Ithai Bras.

 

 

 

 

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