EN VERANO: Ir al trabajo con mamá
especiales
No hay quien discuta la sentencia martiana: Los niños nacen para ser felices. Pero la sentencia no es equivalente a que hagan lo que desean, y mucho menos en el trabajo de mamá.
En este verano, como en todos, es más usual que lo deseable ver a mamás —y a veces también a papás— partiendo hacia el trabajo junto con el hijo.
Quien así va no lo hace porque quiere o porque le hace feliz, sino porque no le queda más remedio. Y se vuelve una situación complicada para ambos.
Sería rarísimo que en un centro de trabajo el menor encuentre realmente alternativas para pasarla bien; lo que sí puede encontrar es posibles riesgos y, sobre todo, motivos para molestar a algunos.
El asunto es que, como «el niño está aburrido, pobrecito», se sienta en la primera computadora vacía que encuentra y ahí, a matar dinosaurios, y, como son tan grandes, pues hay que darle durísimo al teclado para dejarlos bien muertos. Y sobre el teclado también merienda, mientras van cayendo migas de pan, su poquito de refresco...
Otras veces, la «salvación» son las sillas con rueditas de los escritorios. Sobre ellas, a toda velocidad, recorren pasillos, salones, y por poco se llevan a Maité, que venía con su café en mano. No llegaron a tumbarla, pero el café quedó sobre su vestido dibujando una linda mariposa carmelita. «Pobrecito el niño, que está aburrido».
Y si se juntan dos o más, entonces «abandonad toda esperanza». Lo mismo juegan a los pega’os en medio del laboratorio o del almacén, que arman un cuatro esquinas ante la puerta donde sesiona el consejo de dirección.
Está claro que ellos no tienen la culpa y que tal vez deberían retomarse alternativas como aquellos «planes vacacionales» que armaban algunos centros laborales para padres necesitados de llevar a sus hijos al trabajo.
Pero mientras la creatividad y las posibilidades reales se ponen de acuerdo, sería conveniente cederle espacio a ciertas normas de disciplina y hasta de seguridad y protección, para que los niños sigan siendo felices, y también sus papás y todos en los centros de trabajo.
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