Color rosa en el fútbol por la igualdad y la inclusión

Color rosa en el fútbol por la igualdad y la inclusión
Fecha de publicación: 
19 Julio 2019
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Horas antes de que el pasado 7 de julio buena parte del planeta disfrutara la final de la Copa América entre Brasil y Perú, y el duelo entre Estados Unidos y México por la Copa de Oro, una mujer de cabello color rosa levantaba el trofeo del Mundial femenino de fútbol, en Francia.

Megan Rapinoe fue la autora de uno de los dos goles contra Holanda que convirtió en campeón del mundo al equipo de las barras y las estrellas por cuarta vez en la historia y por segunda consecutiva.

La atacante estadounidense dejó caliente el terreno, no solo por su brillante actuación con la que logró el Balón y la Bota de Oro, sino también por sus declaraciones en contra del sexismo y la homofobia.

En su pelo con mechas de color rosa está el llamado de igualdad e inclusión, el corazón de millones de fanáticos, la voz de mujeres, negros, homosexuales, segregados.

Rapinoe se lució incluso antes del comienzo del choque. Con rostro sereno se mantuvo en silencio y no llevó la mano al corazón como suelen hacer los deportistas por amor y respeto al sonido del himno nacional.

Pero el hecho no es sorpresa. En septiembre de 2016, en un juego entre Seattle Reign y Chicago Red Star, la futbolista permaneció de rodillas durante el himno estadounidense en rechazo a la discriminación.

Creerán que no respeto la bandera al arrodillarme, pero es por mi extremo respeto a la bandera y a la promesa que ella representa que me manifiesto así, dijo a la prensa en aquella ocasión.

La estadounidense de 34 años es hoy un fenómeno mediático, odiado por unos y alabado por otros, surrealista por la extensión de sus sueños que parecen imposibles de cumplirse en este mundo atestado de desigualdad y violencia racial.

Su verbo afilado hizo blanco, desde hace un tiempo, en la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) que tanto presume y no logra cumplir sus promesas de equidad.

Gran parte de lo que tenemos que soportar todo el tiempo es pesado. No es justo. Es ridículo y decepcionante, declaró en una entrevista refiriéndose entonces a la decisión de transmitir el mismo día tres finales del deporte universal.

Sin embargo, aquella final fue histórica. Más de mil millones de espectadores siguieron el espectáculo del balompié femenino que, a estas alturas al menos en Estados Unidos, se ha convertido en leyenda.

Y, aunque la selección del cromosoma XX ostenta el imperio del fútbol con mejores resultados e índices de audiencia que el conjunto varonil, sigue estando el desbalance.

A propósito de eliminar esta brecha e igualar el nivel de acceso al deporte sin importar el género o la orientación sexual, Megan se pronunció en marzo pasado durante las celebraciones por el Día Internacional de la Mujer.

Para entonces, la Federación de Fútbol de Estados Unidos (USSF) recibió una demanda firmada por 28 jugadoras, quienes en una sencilla comparación matemática, demostraron la discriminación salarial y laboral.

El pago de un atleta varón oscila entre los 5 mil y 17 mil dólares, al margen del resultado del partido; en tanto las mujeres no cuentan con un mínimo sino que cotizan solo si clasifican entre los 10 primeros de la FIFA y si ganan.

Cuentas sacadas, ahora viene el bumerán. Según afirmó la FIFA, si es que esto no queda en propaganda mediática, en el próximo mundial femenino duplicará la cuantía de los premios hasta los 60 millones de dólares.

Pero, no se deje engañar. Cuando en 2022 el planeta se vista de fútbol con la Copa Mundial a disputarse en Qatar y si se hace realidad el augurio, el premio para los varones pasará de 400 a 440 millones y continuará la diferencia.

No obstante, el movimiento renacentista a favor de las minorías sigue su curso en la figura de Rapinoe, devenida líder feminista en una batalla que trasciende los límites del deporte y de su país.

Sus palabras llegaron incluso a oídos del actual gobernante de Estados Unidos, Donald Trump, a quien criticó por su postura hacia las minorías y calificó de sexista, misógino y racista. Tu mensaje excluye a las personas. Me excluyes a mí, excluyes a las personas que se parecen a mí, excluyes a las personas de color, dijo la futbolista poniendo en tela de juicio las palabras del magnate que prometía Hacer América Grande Otra Vez'.

Así, vuelve Rapinoe a dar otra estocada a quienes se empeñan en silenciar la voz de reivindicación y el potencial de las féminas que, tanto en el deporte y como en otras profesiones, tienen limitado su desempeño.

'Este grupo lo tiene todo: tenacidad, aplomo, sentido del humor. Aquí hay pelo rosa, púrpura, tatuajes, rastas, mujeres blancas y de color, chicas heterosexuales y gays, y todo aquello que está en la mitad', aseguró.

Ahora, ansiosa por lo que está por venir en futuro, la también embajadora de la organización de defensa atlética LGBTQ Athlete Ally, celebra a lo grande su triunfo. Eso sí, bien lejos de la Casa Blanca y de Trump.

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