Educar en la autonomía nos ayuda a crecer

Educar en la autonomía nos ayuda a crecer
Fecha de publicación: 
4 Marzo 2019
0
Imagen principal: 

¿Dónde se aprende a criar a los hijos? ¿Qué recetas seguir? ¿Cómo lograr que la educación sea adecuada y se atempere a los tiempos actuales?

Sobre estas y otras interrogantes dialogaron con CubaSí Grisell Crespo Carro y Arahazay Lami Hormaza, especialistas del departamento de Trabajo Comunitario del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), a propósito de las Jornadas Maternidad y Paternidad, iguales en derechos y responsabilidades, que desde el 14 de Febrero (Día del Amor y la Amistad) y hasta el Día de los Padres tendrán lugar en todo el país.

Estos espacios son muy importantes porque tratan de promover pautas de crianzas saludables que permitan educar en autonomía, y justamente ese es el lema de la sexta edición de las Jornadas: «Educar en autonomía nos ayuda a crecer», expresó la doctora Grisell, quien, además, coordina en el Cenesex el Grupo cubano de desarrollo PRO-CC (metodología de intervención, denominada Procesos Correctores Comunitarios).

«Son campañas de bien público que desarrolla el centro con el objetivo de sensibilizar a la población en torno a la función de la maternidad y la paternidad desde los afectos, el amor, y desde la igualdad de derechos y responsabilidades», señaló Arahazay.

IMG 20190222 160941 si

Arahazay Lami Hormaza, especialista del Cenesex.

«Los roles de madres y padres están construidos históricamente. Por lo general, se le adjudica a la mujer, a la madre, en este caso, el cuidado de los hijos como cuidadora principal, lo cual implica muchas veces actitudes de sobreprotección; el tener a los hijos como propiedad.

«Todavía escuchamos expresiones como “padre es cualquiera, madre es una sola”. Y ese es uno de los mitos consensuados, que están en el imaginario social. Como es lógico, ello descalifica la figura del padre, entonces, en este caso, la paternidad no se construye desde los afectos, sino desde lo que él pueda proveer materialmente, pues, por lo general, está más ausente en el hogar».  

Para Arahazay —quien también coordina la red de trabajo social Por la Educación Integral de la Sexualidad—, de lo que se trata es de trabajar con educadores, profesionales diversos, con la población, en sentido general, tomando distancia de los roles construidos de manera hegemónica para luego decodificar aquellas cuestiones que no son saludables en la crianza de los hijos.

Ante la pregunta de qué pudiéramos considerar como «pautas de crianza saludables», la doctora Grisell explicó que se trata de ser madres y padres y continuar creciendo como seres humanos, sin abandonar los proyectos como profesionales, esposo, esposa y, a la vez, lograr una crianza que permita que los hijos puedan hacer por sí solos todo lo que sean capaces y se vayan formando como sujetos cooperativos, autónomos, solidarios, conformes a la ideología del país.

«Hay quienes relacionan el hecho de ser madres y padres solo con apoyar, guiar, educar, pero no se dan cuenta de que ello va más allá. Como diría la psicóloga Mirta Cuco*, es una tarea de orfebres, casi artesanal, que consiste en ir construyendo un ser humano, desde que lo concebimos en nuestro vientre, o en el de nuestra pareja, cuando le damos la primera mirada, el primer sorbito de leche, el primer abrazo, hasta que esa persona se va haciendo activa y, a la vez, nos vamos construyendo nosotros mismos.

«La gente dice “no sé qué hacer en la crianza” y vienen buscando recetas, que no existen. Lo único que brinda la metodología —teniendo en cuenta las necesidades de cada etapa de la vida y las relaciones entre todos los miembros de la familia— es que nos va dando algunos elementos de análisis para pensar qué es lo educativo en la crianza y saber que la obra final debe ser el logro de una persona autónoma, que se pueda valer por sí misma y tenga un criterio propio para cuestionarse la realidad, transformar su entorno cooperar con los demás y tomar sus propias decisiones».

Autoridad y límites necesarios

Consciente de lo complejo que resulta el asunto, Arahazay manifestó que su percepción es que los hijos son cada vez más demandantes. «No tienen capacidad de espera, ¡lo quieren todo ya, ahora!

«Hoy sigue existiendo el criterio de que para ser buena madre tengo que colocar a los hijos en el centro de la vida, ser más madre que mujer. Eso es algo consensuado socialmente y, cuando no lo cumplo exactamente así, eso me genera malestar, y creo que no estoy siendo buena madre».

Argumentó que el niño no tiene por qué ser centro, tiene necesidades (al igual que el adulto) pero muchas veces sus demandas no responden a necesidades básicas. «¡Quiero esta mochila, esos zapatos!, y los padres —por aquello de que “yo no lo tuve, pobrecito”— satisfacemos esos deseos rápidamente.

«Hoy los límites como padres y padres se nos desdibujan; a veces pareciera que el adulto y el niño están en la misma posición, y es el pequeño quien le dice al padre lo que debe hacer.

«Por tanto, todas estas cuestiones que tienen que ver con la autoridad y con los roles dentro de la familia, es lo que nosotros trabajamos en los talleres que desarrollamos durante las jornadas. Son las escenas de la vida cotidiana, los trocitos de la realidad, los que permiten a las personas reflexionar y nosotros damos algunos elementos para que busquen alternativas en torno a la crianza de los hijos y el ejercicio saludable de la autoridad.

«No se trata de autoritarismo, de imponer nuestro criterio, sino de que el pequeño responda a una necesidad determinada. Esos límites muchas veces no están muy claros, y entonces se tiende al chantaje o se dan explicaciones excesivas al niño. Por ejemplo: “¿quieres quedarte un ratico con tu abuela para yo salir?”. En este caso, las posiciones no están bien definidas; son situaciones que se van construyendo desde la niñez».

Un consejo: «No olvidarnos del amor»

«Nosotros, aunque tenemos un sistema social diferente —aseveró Grisell—, estamos inmersos en un mundo hegemónico, donde los roles de madre y padre están un poco indefinidos. Antes, las personas veían con más claridad lo que es ser uno y otro. Hoy no siempre se comprende y, en ocasiones, la familia se cuestiona si castigar es saludable o cuáles son los métodos más eficaces en la crianza.

IMG 20190222 172553 cubasi

Grisell Crespo Carro, especialista del departamento de Trabajo Comunitario, del Cenesex.

«En esta sociedad pos moderna hay una tendencia a dar a los muchachos lo que quieren, “todo lo que puedo se lo doy”, mientras debiera ser que ellos alcanzaran por sí mismos lo que sean capaces de lograr, y poco a poco vayan ganando esas cosas que desean tener».

Grisell explicó que se ha perdido la idea de proceso, del tiempo que lleva para que los seres humanos maduren. «Hay mucha inmediatez y los padres no ayudan en este sentido. Hoy quiere esto y se lo doy; tiene que hacer una tarea y le facilito la búsqueda en internet. Es importante concientizar que el vínculo con los hijos, cara a cara, piel con piel, es fundamental para transmitir amor y valores educativos».

Subrayó que la responsabilidad de la crianza es de la familia. «Ahora madre y padre, en los diferentes modelos que van surgiendo, juegan un papel esencial, lo cual significa además que una persona que no tenga pareja y decida tener un hijo puede realizar una labor formativa que propicie la autonomía y el desarrollo. Solo tendría que ir corrigiendo sobre la marcha esos vacíos cuando falta una de las figuras tradicionales o cómo se asumen esos roles que ahora podríamos encontrar de otra manera».

Al hablar del talón de Aquiles en la familia cubana en relación con la crianza, Grisell afirmó de un tirón: «Creo que la dependencia. Nosotros somos padres amorosos, preocupados, pero nuestros muchachos son más dependientes de lo que debieran; quizás por las carencias económicas, quizás porque muchas veces nos sentimos culpables por la falta de tiempo.

«Lo más importante es no olvidarse del amor y siempre tener presente  cómo contribuir para que mi hijo se desarrolle como ser humano, sobre todo para que coexista en armonía con el mundo que le rodea».

*La autora es la psicóloga argentina Mirta Cuco García, radicada en España, donde fundó el Centro de Desarrollo de Salud Comunitaria. Esta metodología, a partir de la vida cotidiana y de los malestares que se generan, permite hacer una lectura de la realidad que nos circunda, cuestionarla y reformular los roles.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.