Reflexiona la iglesia católica sobre los abusos a menores
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Con la participación de 190 representantes de sus principales estructuras de dirección a escala global, la iglesia católica comienza hoy en Roma un encuentro de cuatro días para reflexionar sobre el abuso a menores en el ámbito eclesiástico.
'La protección a los menores en la iglesia' se denomina la conferencia, que sesionará durante sus primeras tres jornadas en el Aula Nueva del Sínodo, en el Vaticano, para concluir el domingo 24 con una ceremonia eucarística.
Asisten a la cita convocada por el papa Francisco en septiembre último, tras escuchar el parecer del Consejo de Cardenales, los 114 presidentes de conferencias episcopales, de ellos 36 de África, 24 de América, 18 de Asia, 32 de Europa y cuatro de Oceanía y los 14 jefes de las Iglesias Católicas Orientales.
Participan además, 15 Ordinarios ajenos a las conferencias episcopales, 22 Superiores Generales, 12 hombres y 10 mujeres, los 10 prefectos de los Departamentos Vaticanos, cuatro miembros de la Curia Romana, cinco integrantes del Consejo de Cardenales y cinco organizadores, moderadores y presentadores.
Responsabilidad, rendición de cuentas y transparencia son los temas centrales de la reunión deseada por el sumo pontífice 'como un acto de fuerte responsabilidad pastoral ante un desafío urgente de nuestro tiempo', tal como expresó al concluir el más reciente rezo dominical del Ángelus en la Plaza de San Pedro.
A cada una de las tres primeras jornadas corresponderá un tema específico, abordado por igual número de ponencias, dos en la sesión matutina y una en la vespertina, seguidas por preguntas y respuestas.
El evento incluirá además otros espacios dedicados a la oración, grupos de trabajo, presentación de testimonios, liturgias penitenciales y la celebración eucarística final, cuya homilía estará a cargo del presidente de la Conferencia Australiana de Obispos Católicos, Mark Coleridge.
Francisco, por su parte, asistirá a todas las sesiones, inaugurará el encuentro y pronunciará un discurso de clausura de unos 45 minutos en la ceremonia litúrgica del domingo día 24.
En diálogo con periodistas durante el vuelo de regreso a Roma, tras asistir a la 34 Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, el Papa recordó que la idea del encuentro nació en el Consejo de Cardenales, donde 'veíamos que algunos obispos no entendían bien o no sabían qué hacer, o hacían una cosa buena y otra equivocada'.
Así surgió la necesidad de impartir una 'catequesis' sobre este asunto a las conferencias episcopales, 'de modo que, primero, se tome conciencia del drama: (que) cosa significa un niño abusado, una niña abusada' y calificó de 'terrible', el 'sufrimiento'.
En segundo lugar, consideró importante definir los procedimientos para que 'sepamos qué se debe hacer', a través de programas que lleguen a todas las conferencias episcopales y se conozca qué deben hacer sus presidentes, los obispos, arzobispos y metropolitas.
De la actuación cómplice o negligente de obispos y otras figuras de la jerarquía eclesiástica se derivó una buena parte de los escándalos por abusos sexuales y de poder que sacudieron a la iglesia católica en los últimos años en Irlanda, Estados Unidos, Australia, Reino Unido, España, México y Chile, entre otros.
El caso más reciente fue el del excardenal y arzobispo emérito de Washington D.C., Theodore McCarrick, expulsado del clero por la Congregación para la Doctrina de la Fe, debido a los abusos contra menores cometidos durante su vida sacerdotal de seis décadas.
Consciente de la complejidad y resiliencia del fenómeno, el sucesor de Pedro alertó sobre las 'expectativas un poco infladas' respecto a la conferencia, convencido de que, a pesar de todo, 'el problema de los abusos continuará', porque 'es un problema humano, pero humano en todas partes', exclamó.
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