ARTE EN LA RED: Al servicio de la corona

Todo parece indicar que esta era una de las poses características de Jeffrey Amherst, primer barón de Amherst (Kent, Inglaterra, 1717-1797), pues existen otros retratos parecidos del personaje. Pudiera parecer el gesto de un poeta, pero es el de un militar consagrado... y la vestimenta puede ofrecer pistas. Resumiendo: se trata de un mariscal de campo del Ejército Británico, con una contundente hoja de servicios, sobre todo en América. Llegó a ser Comandante en Jefe del gran ejército y tuvo un rol primordial en la guerra que condujo a que Francia perdiera buena parte de los territorios que ocupaba en la hoy Canadá.

El mismísimo rey Jorge III lo premió por su ejecutoria, nombrándolo Barón. Está considerado ahora mismo un héroe... según el punto de vista. Para los franceses seguramente no lo es. Y mejor ni preguntarles a los indios americanos, a los que él con tanto ahínco combatió. De cualquier forma, la historia recoge que fracasó en su lucha contra los rebeldes de las trece colonias americanas. Regresó a Europa antes de que se concretara la independencia, por lo que evadió toda responsabilidad ante esa magna pérdida para la corona. Murió, cumplidos los ochenta años, en la misma localidad en que nació.

Más allá de las consideraciones históricas, se trata de una figura relevante... y el retratista estuvo a la altura de su dignidad. Téngase en cuenta que el autor fue uno de los más importantes pintores de la época, Joshua Reynolds (1723-1792), uno de los fundadores y el primer presidente de la Royal Academy. En esta pieza hace honores a lo que él llamó "el gran estilo", que consistía en idealizar lo imperfecto. No dudamos de la apostura del primer barón de Amherst, pero seguramente el artista hizo aportes significativos a su proyección pública. Se sabe que el héroe brilla por lo que hace... y por la manera en que pintan lo que hace.