¿A qué huele diciembre?
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Imagen tomada de https://www.elespanol.com
Mi diciembre ideal huele a chicharrón y al turrón que hacía mi abuelito Delmar. Diciembre es luces de colores, bufanda, música alta por todas partes, gente contenta y engalanada.
Diciembre también es nostalgia por quien falta, por los proyectos inconclusos, por el tiempo pasado y feliz, pero igual es algarabía y deseos: futuro.
Por eso la mayoría piensa que así como se termine el año será la ventura del próximo, y trata de pasar de uno a otro lo mejor posible, aunque eso implique tirar la casa por la ventana. Guarda el pedacito de carne, el pollo más gordito, quizás una cerveza, los ingredientes para los buñuelos, se viste bonito, y a media noche quema el muñeco de manera simbólica y olvida los problemas, pide lo mejor para todos.
Sí, diciembre es la tregua. El día 31 es el momento más esperado. Es besos y felicitaciones, es fiesta, agua para la calle, darle la vuelta a la manzana con una maleta llena de sueños, es una alegría que no por premeditada es menos real. Es un pacto con la memoria, recordar lo bueno querer mantenerlo, es intentar aprender de lo recorrido, es celebrar la vida.
Diciembre suena a gozo por todos lados, a fuegos artificiales, a dominó, a niños que gritan, ríen y corren, a música popular hasta las tantas de enero. Es un momento especial del año que no se parece a ninguna otra festividad, ni al cumpleaños. Involucra a casi todos a ese instante de remembranza común, de agradecimiento y promesa, de mística también.
Diciembre es un mes que nos activa los sentidos, nos despierta interés, propósitos, reflexión; nos hace hacer un balance y darnos cuenta de que este es un mundo incierto, efímero, pero lleno de oportunidades para volver a empezar y reinventarnos metas que nos acerquen a lo que queremos ser.
Cada quien vive su propio diciembre, fin de año y nuevo. Pero quiero que el mío siempre huela a aquel turrón patrimonio de mi linaje taíno que me empeño en conservar aunque encontrar coco, huevo y canela sea más que una epopeya. Mi diciembre suena a reunión familiar, a felicidad y esperanza. Mi diciembre es compañía, abrazo apretado y afecto genuino.
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