La hora de los abrazos
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Ya casi se acaba el año y con él, los acostumbrados abrazos entre cubanos.
Sin embargo, no en todas partes del planeta ese hábito tiene espacio. Existen culturas, sobre todo en África, Asia y el mundo árabe, donde muestras de afecto como esa no están bien vistas, e, incluso son penadas por la ley.
Es el caso de Qatar, India, Nepal, Japón, Tailandia, Nigeria y Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo. En algunos de ellos abrazarse en público, besarse y hasta darse la mano puede costar cárcel o deportación si se es extranjero.
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Pero para los cubanos es más que habitual dar y recibir abrazos todo el tiempo: entre parientes, parejas, amigos, vecinos… y hasta entre desconocidos. Saludar, agradecer, despedir, consolar, proteger y amar son de los verbos que aquí muchas veces traen los abrazos como adjuntos.
Y no es que lo sepamos a ciencia cierta, sencillamente va en nuestra idiosincrasia, casi en el ADN, pero con esa costumbre también nos estamos protegiendo nuestra salud y hasta curando.
Te abrazo, te curo
No son pocas las investigaciones que ratifican el poder sanador de los abrazos, para la mente y también para el cuerpo.
Una reciente investigación publicada este año en la revista Nature Human Behaviour así lo ratifica. Se trata de una revisión sistemática y un metaanálisis de un total de 212 indagaciones sobre la importancia de las caricias, abrazos incluidos, que incluyó la participación de casi 13 mil sujetos.
Dicho estudio confirmó que las intervenciones táctiles –y los abrazos se apuntan entre ellas- son las más adecuadas para reducir el dolor, la depresión y la ansiedad en adultos y niños, así como para aumentar el aumento de peso en los recién nacidos.
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Constataron asimismo que mientras mayores son las personas, mayores son también los beneficios, tacto mediante, para la presión arterial sistólica.
Aunque atendiendo al género no detectaron diferencias sustanciales en los efectos que causan los abrazos y otras expresiones tácticas, sí identificaron que, en el caso de las mujeres, eran mayores los efectos amortiguadores de los abrazos contra el estrés fisiológico en comparación con los hombres.
El doctor Julian Packheiser, neurocientífico de la universidad alemana Ruhr de Bochum y líder de ese estudio, resumió que el colectivo de investigadores encontró pruebas sólidas de los beneficios para la salud en adultos que practicaban el contacto físico con otros seres humanos.
“El consentimiento es imprescindible para mejorar los síntomas de dolor, ansiedad y depresión en humanos. Si existe y hay deseo de contacto, solo podemos aconsejar que interacciones como abrazos o masajes, se incorporen más a los contextos terapéuticos para aliviar estos sentimientos”, precisó el experto y subrayó que dicho estudio “es importante porque las intervenciones táctiles pueden ser una herramienta muy poderosa para mejorar el bienestar de la población general”.
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Asevera el neurocientífico que “Los masajes, abrazos o caricias parecían ser igual de eficaces. La duración de la caricia tampoco es importante, pero sí su frecuencia”
También Nazaret Castellanos, doctora en Medicina de Neurociencia, de la Universidad Complutense de Madrid, máster en Neurociencia Computacional, Anatomía e Histología, además licenciada en Física Teórica y autora de varios libros sobre neurociencia, avala con creces la relevancia de los abrazos.
En entrevista para un espacio digital, la también profesora y divulgadora científica ratifica al comentar sobre la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo, que no solo es muy beneficioso recibir abrazos, sino también pedirlos y estar conscientes de que somos abrazados.
Castellanos abundaba en este sentido sobre “la necesidad de recibir cariño de forma explícita”, porque no solo hace falta que te hayan dicho te quiero ya que existe la capacidad de olvido y lo que alguien da por sabido, no siempre es así entendido por la otra parte.
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De ahí que sea importante recibir abrazos también a manera de recordatorio del amor “porque recordar es volver a llevar al corazón, y recordar proviene del latín Re - Cordis, volver a pasar por el corazón”.
Por ello, también abrazar se relaciona con la salud cardiovascular ya que sentirse querido, y sentir alegría, mejoran lo que se llama flexibilidad cardiaca, aumenta la variabilidad de la frecuencia de los latidos. “Y si por encima soy consciente de que soy querida y de que siento alegría, la mejora es aún mayor. Es uno de los grandes alimentos para el corazón”, asegura la reconocida experta.
Más beneficios abrazados
La revista Greater Good publicada por el centro de la Universidad de de California y dedicada a la psicología, la sociología y la neurociencia del bienestar recuerda que el tacto consta de dos sistemas distintos: el “tacto rápido”, un sistema de nervios que permite detectar rápidamente el contacto (una mosca que se posa en el brazo, lo caliente de una superficie) yel “tacto lento”, un conjunto de nervios recientemente descubiertos, llamados aferentes c-táctiles , que procesan el significado emocional del tacto.
Estos últimos han evolucionado convirtiéndose en los llamados “nervios del abrazo”, que se activan con un tipo de estimulación muy específico: un toque suave a la temperatura de la piel, el típico de un abrazo o una caricia.
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Son la puerta para la entrada neuronal a las señales gratificantes y placenteras de las interacciones sociales táctiles, como precisamente son los abrazos.
De acuerdo con esta publicación, el tacto es el primer sentido que empieza a funcionar en el útero alrededor de las 14 semanas. Y desde el momento del nacimiento la suave caricia de una madre también funciona como un beneficio para la salud porque ayuda a reducir la frecuencia cardíaca y promueve el crecimiento de las conexiones de las células cerebrales.
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Cuando alguien es abrazado, la estimulación de las aferencias c-táctiles en la piel envía señales, a través de la médula espinal, a las redes de procesamiento de emociones del cerebro.
Ello genera una cascada de señales neuroquímicas que incluyen la hormona oxitocina, importante en los vínculos sociales, en la reducción de la frecuencia cardíaca y también de los niveles de estrés y ansiedad.
La liberación de endorfinas en las vías de recompensa del cerebro desencadena sentimientos inmediatos de placer y bienestar derivados de un abrazo o una caricia.
Los abrazos pueden mejoran el sueño ya que altos niveles de causan patrones de sueño fragmentados o insomnio; también abrazar reduce la reactividad al estrés y desarrolla resiliencia; además de que podría ayudar a combatir infecciones porque hormonas como la oxitocina y el cortisol influyen en la respuesta inmunitaria del cuerpo.
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Pronto será el día Internacional de los Abrazos, el 21 de enero, pero estas líneas hablan de abrazos porque los fines de año son una especial tierra fértil para que los abrazos crezcan y se multipliquen.
Aunque no haya mucho que celebrar, aunque este 2024 que ya se va deje pocas sonrisas, de todas formas vale abrazarnos para decirnos que nos seguimos queriendo y también para premiarnos entre nosotros, porque fuimos capaces de resistir tanto embate.
Y aquí estamos, a punto de arrancarle la última hoja a este calendario, repitiendo junto a Eduardo Galeano –quien así lo escribió precisamente en su Libro de los abrazos- que “Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan, y ese lugar es mañana”.
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Javier Hernández Fernández
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