Cuba fuera de la Serie del Caribe: realidades y futuro

La Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC), con todo el derecho que le asiste, negó la participación de Cuba como invitada para la próxima edición de la Serie del Caribe, en Hermosillo, México, precisamente en el 2013, año de mucho béisbol y que hubiera podido ser el regreso de nuestra escuadra nacional tras la salida del certamen en 1960.

Mucho se comenta aún sobre qué elementos pudieron haber influido más en la decisión de los organizadores; por qué fue tan dilatada la respuesta cubana; cómo aplicar variantes económicas para hacer rentable un evento de este tipo en La Habana, en tanto persisten criterios divididos acerca de si habrá una nueva valoración del tema para el torneo del 2014, fijado para Venezuela.

La verdadera razón del voto, según se dio a conocer ya oficialmente, fue la posición de las Ligas de Béisbol de República Dominicana y Puerto Rico, que alegaron el incumplimiento de uno de los reglamentos que rige la CBPC, pues esa entidad está conformada por ligas profesionales y el caso cubano sigue siendo una liga amateur, organizada por el Instituto Nacional de Deportes.

En realidad, los animadores de la invitación a nuestros peloteros —sin importarles su condición de amateurs—, fueron los mexicanos, que junto a los venezolanos alentaron el regreso de uno de los países fundadores de estos torneos en 1949 y ganador en siete de las doce primeras ediciones. Es decir, no fue Cuba la que pidió volver, aunque también le hubiera asistido el derecho por su historia y su palmarés mundial y olímpico.

Incluso, se valoró un boleto especial o invitación para una selección de Corea del Sur en el propio 2013, desaprobado finalmente por la CBPC en los primeros meses de este año. Y para nadie es un secreto que desde el punto de vista económico la última Serie del Caribe en Santo Domingo no fue todo lo próspera que se deseaba, de ahí la fuerte iniciativa mexicana, la cual combinaba historia, espectáculo garantizado y mayores ganancias monetarias.

Si la condicionante para retornar a la Serie del Caribe es tener una liga profesional, Cuba entonces no volverá nunca, pues las series nacionales acaban de celebrar sus 51 años y gozan de buena salud, a pesar de las reformas de estructura que deben llegar, que no significan en lo absoluto regresar a las novenas de Almendares, Marianao, Cienfuegos y La Habana.

La dilatada respuesta cubana a los directivos de la CBPC, en especial al dominicano Juan Francisco Puello, resulta cuestionable si se conocía de antemano que nuestra posición debía ser la de invitada, pues suponiendo que nos permitieran asistir con el campeón de nuestra serie amateur, no están creadas hoy las condiciones económicas  —aunque perfectamente es posible crearlas— para cumplir con la organización de una Serie del Caribe, cuyo costo sobrepasa el millón 300 mil dólares, más la cuota de inscripción anual de 20 mil dólares.

Quizás, aplicando fórmulas muy parecidas a la que utilizamos en la Liga Mundial de Voleibol –respecto a la cuota de inscripción y ganancias obtenidas—, más una correcta comercialización televisiva y apertura a la publicidad en nuestros estadios pueda permitir ser sede en el futuro de este torneo, cuya fecha en febrero parece ser uno de los mayores obstáculo por coincidir con nuestra serie nacional. Pero una vez cada cuatro o cinco años es posible acogerla, con los reajustes correspondientes.

Sin embargo, todo no es pesimismo ni debemos cometer el error de “poner punto y aparte” a un asunto del que nos beneficiamos todos: Cuba y el béisbol del Caribe. En un momento, varios calificaron a esta Serie como la verdadera serie mundial del Caribe. Para el 2014 pudiera retomarse no solo la invitación a nuestro país, sino también la entrada de potencias regionales que sí cuentan con ligas profesionales como Nicaragua, Panamá y hasta Colombia.

Por el momento, la fiesta de Hermosillo en el 2013 no contará con Cuba, que seguirá preparándose para el Tercer Clásico Mundial y para ello está necesitada de más topes con el béisbol profesional.

Hay muchas cosas que perfeccionar y cuidar en nuestro deporte nacional, sobre todo ese talento enorme que, entremos o no algún día a la Serie del Caribe, no debemos continuar perdiendo.