ENTREVISTA: “Waco” Ojeda, el timonel olímpico

ENTREVISTA: “Waco” Ojeda, el timonel olímpico
Fecha de publicación: 
22 Julio 2012
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El pasado 14 de marzo, Roberto “Waco” Ojeda cumplió 70 años y sigue en su natal Varadero, adonde vino al mundo gracias a una partera. De hablar rápido, pero preciso, el otrora timonel de nuestras embarcaciones  de remo conserva todavía el mérito de haber sido protagonista en el mejor resultado del remo cubano en Juegos Olímpicos: quinto lugar en la edición de Barcelona 1992.

 

¿Cómo es que debe decirse “Guaco” o “Waco”?


“Eso se lo debo a mi abuelo, que cuando tenía dos años y era muy majadero dijo: este niño es un “Guaco” cualquiera. Y ahí se quedó el sobrenombre.  Ahora en la prensa lo pone  con W, pero antes lo escribían con G, porque guaco es una planta medicinal y un bejuco también. Nadie en Cuba me conoce por Roberto Ojeda, todo el mundo me dice: Waco, Waco”.

 

¿Cuánto influyeron las regatas de Varadero en la decisión de ser remero?


“El remo viene a mi por tradición, por Varadero. En días de regatas, me levantaba temprano, tomaba un vaso de leche e iba para la playa. Eso era un acontecimiento aquí por la cantidad de público que se congregaba desde la arrancada hasta el final. Hasta 1958 eran competencias sobre 1 500 metros, Luego se alargaron 500 metros más. Se discutía la Copa Cuba, que entregaba el presidente de la República”.

 

¿Cómo una persona tan pequeña y delgada llegó a ser tan importante en una disciplina de hombres altos y fuertes?


“Un buen día, los remeros hablaron conmigo y me dijeron que tenía buen físico para ser timonel. Eso fue en 1957. Ahí es cuando integro por primera vez el equipo del Club Náutico de Varadero. Ya en 1959 participo por primera vez en competencias oficiales y ganamos la triple corona: en Santiago de Cuba la Copa Sierra Maestra; en Cienfuegos la Copa Presidente y en Varadero la Copa Cuba”.

 

¿Quién le enseñó los primeros pasos de lo que debía hacer un timonel?    


“El primer entrenador que tuve fue un estadounidense que había sido timonel en una universidad de su país. Lo contrataron para que trabajara aquí dos meses en 1957 porque antiguamente solo entrenábamos 3 o 4 meses al año. Él me enseñó la chispa del timonel, que no puede ser una persona tranquila y tiene que estar en todos los pedacitos de la regata, vigilando siempre al contrario y dando ánimos a su gente. Nunca le di “galletas” a ningún remero, pero sí me les tiraba arriba para que levantaran el ritmo”.

 

¿Cuáles fueron entonces sus principales secretos y tácticas?


“En el entrenamiento velaba porque cada remero hiciera la misma fuerza y corregía también algunas cosas, en dependencia de la táctica que íbamos a utilizar en la regata. El timonel tiene que estar analizando todo el tiempo su tripulación y a los contrarios. A veces incluso hay que hacer cosas para despistarlos. Por ejemplo: yo le decía a mis remeros: cuando diga 10 bogas fuertes, quiere decir, que en lugar de 10 vamos a ser 20, pero el rival que me escuchaba pensaba lo contrario. Eso sucedía mucho cuando competíamos en América”.

 

Cuéntenos la anécdota con Fidel en los Juegos Panamericanos de 1991.


“Los tres oros de esos Juegos me los entregó Fidel. Como en el doble con timonel, la acción de timonear se realiza acostado delante, cuando salgo a la balsa para recibir la medalla Fidel me dice: ven acá, chico, donde tú estabas metido, que yo veía solo dos remeros y ahora son tres. Ahí tuvimos que llevarlo al bote para explicarle por qué yo iba acostado. En el ocho con timonel se hizo un verdadero tiempazo 5:38.75. Primero, hubo una arrancada en falso de los peruanos y cuando volvíamos a situarnos oigo por el audio que había llegado Fidel. Entonces le dije a Lorenzo Díaz: oye, aquí no hay nada para nadie hoy”.  Y así fue”.

 

¿Los Juegos Olímpicos: experiencia y orgullo?


“Los primeros Juegos Olímpicos que asistí fue en 1964, en Tokío. Ver todo aquello, la organización que tenían los japoneses fue una experiencia tremenda.  Cuando nos enfrentamos a la regata, era la primera vez después del triunfo de la Revolución que participaba un equipo de remo. Ahí obtuvimos el 12 en el ocho con timonel, luego en México 1968 terminamos en el 11 y en Barcelona 1992 el quinto lugar en el doble con timonel, que sigue siendo el mejor resultado de Cuba en Juegos Olímpicos hasta ahora”.

 

¿Qué pasó en esa regata de Barcelona, pudimos haber entrado en medallas?


“Con el doble con timonel de Ismael Carbonell y Arnaldo Rodríguez pudimos haber terminado cuarto, pero hubo un problema un día antes con un remo, y lo digo ahora no para justificar el resultado. Interiormente  sabía que era difícil, aunque les transmitía a ellos que sí podíamos ganar medallas. Y quedamos a tres segundos del tercer lugar. Fue algo histórico”.

 

¿Cómo valora el remo cubano hoy?


“Me parece que hay poca participación internacional y es necesario competir con los mejores. Hemos tenido entrenadores alemanes, checos, y es posible que nos falten métodos más actualizados de los que existen en el mundo. El remo cubano ha decaído un poco. Me parece que había un poco más de combatividad antes. Vamos a ver qué pasa con Fournier en Londres…”

 

¿Y la fama, le molesta o convive con ella?


“La mayor alegría es que la gente me salude y nos pongamos a hablar de deporte. Soy hijo ilustre de Varadero. Además, fui delegado del Poder Popular. No me considero un hombre famoso, quizás popular sí”.

 

El tiempo apremia porque “Waco” está cocinando calamar en su tinta, una de sus comidas favoritas. Junto a su esposa, sus dos hijos y tres nietos, este hombre es imprescindible en el remo cubano o como lo definiera un colega:”un timonel histórico”.

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