Se despide Ariel Borrero, El Remolcador
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Por su libre voluntad ha tomado la decisión, el recio toletero, de retirarse luego de 21 campañas.
En la presente, se vistió de tigre avileño y ha contribuido con su valioso aporte a la ofensiva de los de la tierra de la piña. Ya el año pasado, con ellos conquistó la cima en el clásico beisbolero cubano y en esta versión volvió a repetir el campeonato.
Quiero agradecer a Roger Machado por seleccionarme como refuerzo en dos ocasiones; tener la posibilidad de jugar el resto del campeonato con Ciego de Ávila contribuyó en gran medida a aumentar mis números en varios aspectos ofensivos, declaró a la Agencia Cubana de noticias el experimentado jugador”.
En la actual serie, el Remolcador Naranja arrebató el liderazgo histórico de dobletes al estelar Michel Enríquez y así mismo se coló en el selecto club de jugadores que han conectado más de dos mil imparables en Series Nacionales.
Aunque no puede definirse como un jonronero, el número 53 del Villa Clara acumula 143 de por vida. En su hoja de servicios figuran los 1109 compañeros traídos al home play gracias a la magia de sus potentes batazos.
Pese a que no fue tenido en cuenta para las nóminas de la selección nacional en muchas ocasiones, su mayor momento de esplendor en la arena internacional le llegó durante la celebración del I Clásico Mundial de béisbol en 2006, cuando conectó para promedio ofensivo de 318.
Ariel Borrero dirá adiós al deporte activo después del último juego de la gran final de la pelota cubana en este 2015, quizás cuando lea esto ya habrá jugado su último juego, pero en la mente de los aficionados quedará su recuerdo entre los grandes del deporte de bolas y strikes en el verde caimán.
Por pura suerte, en el lugar y el momento preciso, pude conocer a Ariel Borrero Alfonso. Descubrí en él a un criollo nato, dueño de un excelente sentido del humor que impregnaba a sus compañeros aún en los momentos menos felices.
Lo vi prestando experiencia a los más jóvenes cual si se tratara de un viejo maestro, desplegando un abanico de enseñanzas a los que se inician en cualquier recorrido.
Como me ha pasado en otras ocasiones, tampoco esa vez yo estaba preparada para la entrevista y no la hice. Me ganó el poco oficio aunque, sin mucha premeditación, ya había pre elaborado un cuestionario brevísimo.
Me limité a observar el juego, con el mismo aburrimiento (porque no me sacaba de la cabeza la posibilidad de la entrevista) de quien contempla una pecera. Luego, aunque no lo supe en el momento, alguien me ganó sus respuestas.
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