La "cosa", según Virulo

La "cosa", según Virulo
Fecha de publicación: 
13 Agosto 2015
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A Virulo lo conocemos hace mucho y sabemos muy bien que cuando está hablando en broma, está también hablando en serio. A lo largo de más de tres décadas, Alejandro García se ha ganado una reputación de humorista incisivo, sin pelos en la lengua, un poco incómodo y atrevido.

Para Virulo, el humor es un arma bien filosa, que corta como si no cortara… pero corta. Hay que escuchar las canciones de Virulo. En esas composiciones confluyen la gracia y la espontaneidad, el doble sentido, la crítica social, un sentido paródico y mucha actualidad.

El resultado: crónicas sabrosísimas de nuestro devenir, picantes y dicharacheras, con los pies bien puestos en la tierra. Virulo lo tiene bien claro: pocas, poquísimas cosas de eso que llamamos “la realidad” son lo suficientemente solemnes como para no poder asimilar el latigazo cascabeleante del humor.

Escuchen su más reciente disco ¡Cuba sí, yanquis… ¿qué?!, presentado aquí por la disquera EGREM. Hay algunos temas que todos los días ocupan páginas de periódicos, debates académicos, discusiones acaloradas… y que en el fonograma son abordados desde la aparente trivialidad de una canción.

El proceso de normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, por ejemplo.

¿Cuánto no se ha escrito sobre ese espinoso asunto? Hasta enjundiosos ensayos, tratados políticos. Y en la canción que da título al disco, Virulo llega a la misma conclusión que algunos grandes estudiosos: era hora de encaminar una nueva política, con todas las oportunidades y riesgos que eso implica, pero hay que desconfiar de las intenciones de ciertos grupos de poder en los Estados Unidos.

Por supuesto, hay claras exageraciones, énfasis descabellados: eso de la Coca Cola por la libreta y —sobre todo— la probabilidad de que en Miami consuman “la moringa del Comandante”. Pero ahí está la gracia: la expresión hiperbólica, el absurdo asumido con naturalidad.

Otro tema: la formación en Cuba de médicos latinoamericanos. Tantas crónicas, tantas entrevistas, tantos comentarios elogiosos en los periódicos y en las emisiones de la televisión. Y en Romance andino, Virulo se aparece narrando los frustrados amores de un boliviano con una muchacha de Calimete, a la que apodan “El Cohete”.

No es que el humorista se burle del hecho solidario, sino que le encuentra un matiz —entre muchos otros— cómico. Esa canción está musicalizada a partir de sonoridades andinas y ritmos típicamente cubanos, en un contrapunteo chispeante. Virulo es un humorista (y un músico) con cultura.

Con la hipocresía de ciertos representantes de Dios en la tierra también se regodea, en una canción que quizás no sea del agrado de ciertas jerarquías eclesiásticas, pero que le pone letra y música a ciertas leyendas populares sobre curas “salidos del plato”.

Y todavía falta el tema más contundente, ya muy conocido por el público cubano: ese que narra el singular envío desde los Estados Unidos del féretro con el cadáver de la tía Cuca… lleno de regalos para toda la familia en Cuba.

Humor negro, que emparenta con algunas ocurrencias de Tomás Gutiérrez Alea.

Completan el fonograma los consabidos altibajos del amor: celos, traiciones, desencuentros entre los amantes, todo sazonado con grandes dosis de desparpajo. Al estilo de las guarachas de siempre.

“¡Cuba sí…!” es un disco delicioso, para escuchar riendo a carcajadas, o sonriendo reflexivamente. Virulo hace una radiografía —muy personal, pero perfectamente reconocible— de nuestra cotidianidad. Ya se sabe que el cubano es especialista en reírse de sus problemas, aunque al rato esos problemas lo pongan a llorar.

Así es la cosa, según Virulo.   

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