Abel Prieto habla de populismos y otros chupis

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Abel Prieto habla de populismos y otros chupis
Fecha de publicación: 
4 Diciembre 2011
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El ciberespacio se estuvo caldeando por estos días a ritmo de reguetón. Pronunciamientos televisivos, artículos, comentarios, correos electrónicos… se han ido acumulando, sobre todo en torno al llevado y traído Chupi-Chupi, acerca del que sentí la necesidad de opinar desde el pasado junio, cuando todavía era una voz solita en la red.

Pero, aunque ese video clip ha sido el ejemplo más a mano, lo que importa no es un número en particular, sino lo que simboliza e implica su difusión por los medios masivos. Por eso, cuando el ministro de Cultura Abel Prieto comentó durante la clausura este miércoles del Taller Internacional sobre redes sociales, acerca de la importancia de no adoptar posturas elitistas, que pudieran significar una barrera para sumar voluntades en los empeños por un mundo mejor, decidí interrogarlo al final de su discurso.

-¿Hasta qué punto adoptar en el ámbito de las producciones artísticas esas posturas inclusivas y no elitistas, sin correr el riesgo de caer en populismo, ese que nos hace construir famosos con pies de barro, que después andan por el mundo diciéndose representantes de la cultura cubana?

-Creo que en temas como ese que tú abordaste, de esa pieza que ha sido tan debatida, el papel de la crítica artística es esencial, para que le dé argumentos a la gente. Porque una de las trampas más grandes es decir «vamos a darle a la gente lo que les gusta», entendiendo el gusto como algo que no puede ser enriquecido, modificado; aunque claro, sin imponer patrones. En esas cuestiones a la crítica artística le toca un papel esencial, y hablo de una crítica que al tiempo que especializada, sea accesible para la gente joven.  Nosotros tenemos que formar ese receptor crítico, capaz de consumir cultura críticamente; esa es una de las grandes prioridades en cualquier tipo de empeño cultural que nos propongamos.

 

-El arte alternativo parece estar en boga como concepto. Y en esta reunión sobre redes sociales se debatió la alternatividad como subversión del poder. ¿De qué manera usted interpreta el arte cubano con la etiqueta de alternativo?

-Las industrias culturales se han democratizado. Antes tú tenías que hacer una cola en la EGREM para que te hicieran un disco, o tenías que presentar un guión al ICAIC y esperar turno para que te lo aprobaran y, después, que se pudiera disponer de presupuesto.  Hoy, puedes hacer una película y un disco en tu casa. Las nuevas tecnologías favorecen formas que antes eran industriales.

-Pero hay quienes pretenden apropiarse del calificativo de «alternativo» para ubicarse en las antípodas de nuestro proyecto social…

-Puede haber esa trampa también. Por eso las instituciones tienen que tener la flexibilidad, la atención suficiente, a los procesos creativos novedosos que pueden considerarse «alternativos». Yo no conozco en el presente -y creo que estoy muy cerca de la AHS y de lo que está haciéndose en las provincias- a ningún artista valioso que hoy emplee su arte para atacar a la Revolución o para diseñarse una trayectoria de disidente. No conozco ni uno solo.

-Los Aldeanos como grupo de música alternativa ha sido polémico y entendido desde muy distintas ópticas.

-Yo creo que Los Aldeanos son gente revolucionaria, estuvieron en Estados Unidos y tuvieron una posición tremendamente consecuente. En su trabajo, como en el de otros raperos nuestros, hay una crítica social y ética que tiene que ver con lo que necesitamos discutir en Cuba. Lo llamado «alternativo», es decir, lo que se hace en términos de arte fuera de las instituciones, si es auténtico, si tiene valor, debe tener un espacio en nuestra política cultural. Creo que hay que reconocer que la AHS ha estado muy atenta siempre a esas zonas vivas de la creación que nacen y crecen fuera del marco institucional. Es decir, la frontera no está en los contenidos de una u otra obra, en un mensaje o en otro, sino en recibir dinero de nuestros enemigos.

Comentarios

Se puede ser charanguero, regetonero, salsero, cantar o tocar la música que cada quien sea capaz de producir con su talento y expresar con ella, dentro de los limites del respeto a la Cultura y a la Sociedad en la que se desarrolla, pero lo que no se puede seguir admitiendo es la chabacanería, la fraseología que hace apología a la delincuencia, a las palabras que no tienen nada que ver con nuestro idioma y la cultura a que aspiramos tenga nuestro pueblo y por el cual se hacen ingentes esfuerzos por gran parte de esta sociedad: Es real y tenemos que reconocerlo, que en nuestra sociedad han aflorado y tomado fuerza la perdida de valores, pero necesitamos rescatarlos y practicas de este tipo no nos ayudan, debemos tener presente que nuestros jóvenes tienen ideas frescas de por si tratan de revolucionarlo todo, son críticos y estamos de acuerdo en que así sea, son el futuro de esta Revolución, pero solo por la consideración y el respeto a este pueblo por llegar a donde hemos llegado en la cultura y sin la ayuda de nuestros enemigos es que deben reflexionar al respecto y sin hacer música, que además expresen sus criterios pero sin chabacanería ,ni faltando a la ética para que sean mejores.
El debate sobre la música de Osmani no terminará nunca. Solo expreso que lo que la crítica deja pasar, no lo detiene nadie, y los medios audiovisuales tienen tanta responsabilidad como los críticos.
Hola, buenas tardes, por favor, Maritzita, no Compares NUNCA la canción de Buena Fe Pi 3.14 con la vulgaridad del Chupi Chupi, POR FAVOR.
Canciones como el Chupi deberían no existir, son incalculablemente obscenas y carecen de estética artística. Es lamentable que lleguen a nuestros hogares y que nuestros hijos escuchen una sarta de barbaridades que lejos de inculcar valores artísticos y humanos, constituyan una fuente de desviación de la verdadera cultura que ha alcanzado nuestro pueblo durante todos estos años de revolución. Señor Osmany, ¿qué más se puede esperar de usted? Recuerde que sus canciones llegan a nuestros niños y adolescentes, ¿qué mensajes pretende trasmitirles a ellos? No quiera fingir ingenuidad en la letra de una canción utilizando metáforas, en Cuba todos somos bien instruidos. Juzgar al Dr. Abel Prieto, es un verdadero atrevimiento de su parte, quisiera por un momento usted, poseer el nivel de intelectualidad de semejante personalidad de la cultura cubana.
Es verdad... no se puede comparar Buena Fe con Osmany García...

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