Tope beisbolero: ¿Fobia al pitcheo de ojos rasgados?

De nuevo llueve sobre mojado en la ofensiva cubana, esta vez ni siquiera se le puede achacar a Víctor Mesa la carencia de variantes en su alineación, pues además de la tanda presentada —Rusney Castillo, Juan Carlos Torriente, Yulieski Gourriel, Alfredo Despaigne, José Dariel Abreu, Alexei Bell, Frederich Cepeda, Ariel Pestano y Erisbel Arruebarruena—, utilizó a Alexander Malleta, Guillermo Heredia, Michel Enríquez y José Miguel Fernández.

La de ayer fue otra lección magistral de pitcheo por parte de un staff nipón, concretaron su tercera lechada ante los antillanos en los últimos tiempos, (recordemos que nos propinaron 5-0 y 6-0 en el II Clásico mundial). Esta vez el mentor Koji Yamamoto empleó a siete serpentineros para reducir a la ofensiva tricolor a tres hits, el primero de ellos luego de 14 outs en línea y propinarle otros nueve ponches sin transferencia alguna, suman 31 en el periplo por ese continente.

Todos los que se subieron a la colina de los suspiros mostraron endemoniado control, mezclando sus lanzamientos en recta con losa rompimientos y apenas dejando escapar algún q otro lanzamiento por encima de la rodilla.

Pero la alarma en nuestra armada está lanzada desde el 2007, cuando perdimos el título mundial ante Estados Unidos 6-3, justamente en Taipei de China. Luego han venido otros reveses con pizarra “estrechita”: 2-3 ante Sudcorea en los Juegos olímpicos de Beijing, 3-4 ante República Dominicana en el Premundial de Puerto Rico, y 2-3 ante Holanda en la Copa del mundo de panamá, por solo desempolvar algunos.

Las variables que deben mejorarse son las mismas desde entonces: mejor criterio a la hora de discriminar lanzamientos, tratar de hacer contacto con el primer pitcheo, —casi siempre viene dirigido a la parte más accesible de la zona de strike—, buscar hacer medio swing y dirigir la bola en dependencia del área en la cual se hizo el contacto. Frente a rivales como los asiáticos, tan eficientes y meticulosos en su accionar sobre la grama, no se puede aspirar a resolver siempre las situaciones adversas con un swing grande.

Otra cuestión es el hecho de que casi todos los hombres de nuestra batería ocupan turnos de responsabilidad impulsora en sus respectivas provincias. Esa especialización de la que se habla y retumba su eco con fuerza en cada escenario en el que se analiza la pasión de Cuba no acaba de llegar, los criterios de selección de jugadores no se ajustan por completo a esa filosofía y por ende…

Otro elemento que se ajusta a este criterio es el hecho de no haber descubierto un verdadero hombre proa efectivo, como tampoco un tercer bate eficaz, —con el perdón de muchos, también considero que Yulieski Gourriel se cuenta entre los mejores peloteros de nuestro béisbol, pero sobradas han sido las oportunidades que se le han dado en ese rol y… no ha respondido señores—; incluso me atrevería a decir que precisamente por ese deseo de hacerlo bien y no haberlo conseguido en los últimos tiempos, cada vez que se para en el cajón de bateo la presión lo abruma, sale a buscar una conexión grande, salvadora, especialmente en situaciones adversas en el pizarrón y lamentablemente no ha aparecido.

No dudo que el trabajo de los entrenadores esté y haya estado enfocado en este último lustro fundamentalmente a erradicar todos esos pequeños deslices, buscar la fórmula idónea, pulir la mecánica y profundizar en los criterios de selección de lanzamientos, incluso en lo referente a esa guerra psicológica pitcher-bateador, y la posibilidad de adivinar que trae el rival tras el wind-up, anticiparse contribuye en buena medida a hacer un buen contacto con la bola.

Pero señores, como reza un refrán que arrulla en mis oídos desde que comencé a consumir esta pasión, la pelota es redonda y viene en caja cuadrada. En la madrugada del domingo tendremos el segundo y último examen ante los nipones, quinto del periplo por Asia. La mesa está servida, confiemos en que nuestros bates eliminen esa fobia al arte de lanzar asiático.