EE.UU.: Tropezando en Siria
especiales
Con una política de retiro de tropas de Afganistán primero e Iraq después, el gobierno de Joe Biden aumenta los efectivos en Siria, donde está teniendo serios tropiezos militares.
Por primera vez sus tropas acantonadas ilegalmente allí han sido atacadas profusamente por elementos combinados sirios e iraquíes de organizaciones que apoyan la causa de la agredida nación.
Así, fue derribado un dron en el norte, zona donde también fueron interceptados misiles dirigidos a las provincias de Alepo y Damasco, mientras Israel fracasaba en ataques similares en el sur y cerca de Damasco, la capital, gracias a los artilleros sirios y la aviación aliada rusa, que impidieron la acción de cazas sionistas.
Antes de estos hechos, un contingente de las ocupantes fuerzas de Estados Unidos ya habían sido blanco de un ataque, tras una explosión en las inmediaciones de la planta de gas de Conoco, situada en la provincia de Deir ez Zor, en el noreste del país, según confirmó Reuters.
A su vez, Syrian Arab News Agency (SANA) apuntó que la explosión tuvo lugar cerca de la medianoche y se observaron "movimientos inusuales de las fuerzas de ocupación" estadounidenses después del estallido.
Al mismo tiempo, en el vecino Iraq, los diplomáticos y las tropas norteamericanas desplegadas en la región sufrieron tres ataques de cohetes y drones. En uno de ellos, al menos 14 cohetes impactaron contra una base aérea, dejando dos heridos entre el personal militar de EE.UU.
Nadie reivindicó los ataques, pero EE.UU. culpó a Irán, soslayando que milicias iraquíes habían prometido responder a la muerte de cuatro de sus combatientes durante operaciones militares norteamericanas en la frontera sirio-iraquí.
Actualmente en Siria se encuentran alrededor de 900 efectivos estadounidenses, desplegados tanto en el enclave de At Tan, en Homs, como en el noreste del país, donde pretenden "proteger" los pozos de petróleo y apuntalar a mercenarios kurdos de las denominadas Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por sus siglas en inglés).
SANGRANDO POR LA HERIDA
EE.UU., que no se resigna a perder la guerra en Siria, iniciada con una especie de golpe blando hace diez años -un eslabón de su “primavera árabe”-, mantiene una presencia que viola el Derecho internacional y está en contra de la voluntad del gobierno de Damasco, pero Washington insiste en que ello responde a la lucha contra el terrorismo como parte de una coalición internacional.
Ahora Biden agregó sanciones a ocho entidades y a cinco altos funcionaros sirios a su lista negra, vinculándolos, sin prueba alguna, a “violaciones y abusos de derechos humanos contra civiles sirios”.
Pero ni una palabra contra quienes han intentado nuevamente atacar químicamente a una región en la provincia de Idlib, bajo el amparo de las fuerzas militares norteamericanas destacadas en el noroeste y norte del país, de donde extraen y roban el petróleo.
En este contexto, el gobierno de Damasco denunció que EE.UU. y sus aliados europeos violan la Carta de las Naciones Unidas con sus inhumanas e inmorales sanciones contra Siria.
Siria ha condenado en varias ocasiones la política hostil de EE.UU. en su contra y advertido que las políticas de Washington hacia el país árabe no cambiarían de la noche a la mañana.
Desde el estallido de la crisis provocada por los grupos terroristas en Siria en marzo del 2011, los países occidentales, encabezados por EE.UU., han aplicado varias tandas de sanciones contra el gobierno y el pueblo sirios, bajo diferentes excusas, entre ellos “abusos de derechos humanos”, mientras que Occidente es responsable de la crítica situación humanitaria en el país árabe.
La “Ley César”, aprobada en diciembre del 2019 por el Congreso y el Gobierno de EE.UU., ha sido la más severa contra un pueblo que ha sufrido durante diez años, una guerra catastrófica a todos los niveles y, aunque hay grandes avances en el plano militar, todavía no controla una parte importante de sus recursos y riquezas naturales.
Añadir nuevo comentario