EE.UU.: Paladín del terrorismo

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EE.UU.: Paladín del terrorismo
Fecha de publicación: 
28 Diciembre 2024
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Estados Unidos duplicó sus fuerzas militares en el norte sirio, para proteger la extracción del petróleo que roba impunemente desde hace mucho tiempo.

No es algo nuevo decir que, aprovechando su posición hegemónica -aún muy difícil de vencer-, el establishment que controla Estados Unidos decide quien sí o quien no puede ser declarado terrorista, sea agrupación, entidad de diferentes niveles o gobiernos que no les son afines.

Por supuesto, cuenta con fieles aliados, comenzando por Israel, con cuyo gobierno genocida concuerda totalmente, respaldado por una banca financiera y otros elementos de poder bursátil en manos de judíos adheridos al sionismo, doctrina del que es adicto confeso el senil presidente saliente Joe Biden.

Ocasionalmente -y hay documentación al respecto-, surgen cuestiones tales como que jefes de grupos terroristas son manejados por la Agencia Central de Inteligencia y los individuos bajo su mando creen ciegamente que están luchando contra Estados Unidos.

La religión musulmana es aprovechada para estos fines, de tal manera que el cuerpo de inteligencia israelí, Mossad, ha tenido también un papel fundamental en el malévolo juego iniciado por la CIA y sus similares de Gran Bretaña, Alemania y Nueva Zelanda, entre otros.

Así, años atrás, Mossad ayudó a crear el movimiento Hamás para oponerlo a la Autoridad Nacional Palestina de Yasser Arafat, finalmente envenenado por agentes sionistas en Cisjordania.

Hamás evolucionó y, al parecer, tomó su propio camino independiente, controlando políticamente Gaza y oponiéndose cada vez más al ocupante.

REPRESALIA DESPROPORCIONADA

Durante 78 años Israel no perdió ocasiones para asesinar cada día a palestinos, algo que aumentaba en forma desproporcionada -con miles de víctimas y extrema destrucción- cada vez que Hamás disparaba uno o dos cohetes contra territorio israelí.

Quizás el odio acumulado contra el ocupante fue el detonante para el fuerte ataque de la insurgencia palestina contra Israel en octubre del 2023, algo que provocó más de 2 000 muertos, la mayoría civiles, y la respuesta genocida del gobierno sionista, que aún continúa, con más de 45 000 asesinatos hasta ahora y que está llevando al exterminio del abandonado pueblo palestino, con apoyo de Estados Unidos y la burla de quienes llaman a detener tal crimen.

 LO DE SIRIA

Más elocuente, aunque no confeso, es el ejemplo de lo que acaba de suceder en Siria, tras una decena de años de guerra civil promovida por Estados Unidos y sus secuaces en la región.

Los mismos elementos que Estados Unidos había calificado de terroristas, lanzaron una fuerte ofensiva relámpago desde el norte -nunca controlado por Damasco- hasta la capital, a la que ocuparon sin disparar un tiro.

Nadie se opuso al esquema orquestado por Estados Unidos e Israel para derribar al gobierno de Bashar al Assad  e instalar en su lugar a la agrupación Tahrir al-Sham (HTS), cuyo jefe era sindicado como terrorista, por quien Estados Unidos había puesto una recompensa de diez millones de dólares por su cabeza, hecho ya retirado sin explicación por Washington, mientras funcionarios norteamericanos acudían a Damasco en abierto apoyo.

Entretanto, y sin trabas, Israel empezó a ocupar más territorio de Siria, destruía sistemáticamente bases arsenales del ejército y toda la pequeña flota de guerra, esto último calificado ridículamente de hazaña por los medios estadounidenses.

La nueva jefatura guerrillera instalada como gobierno de transición expresó que no se enfrentará a Israel, en un dejar hacer que, hasta el momento, habla de su mentalidad antipatriótica. Lo más importante para la entidad en el poder, es aliarse al grupo que patrocina Estados Unidos y hacer valer su fortaleza ante el que promueve Turkiye.
Entretanto, Estados Unidos duplicó sus fuerzas militares en el norte sirio, para proteger la extracción del petróleo que roba impunemente desde hace mucho tiempo.

CONSIDERACIONES

Incapaz de inspirar una auténtica rebelión local, el imperialismo norteamericano importó mercenarios que hablan lenguas extranjeras en tierras que no les pertenecen, y cuya lealtad es comprada por las agencias de inteligencia occidentales.

No se trata de una lucha por la libertad, sino de un modelo comercial del caos, exportado por la CIA, el MI6 y el Mossad, diseñado para fragmentar a las naciones que desafían su hegemonía.

Esto es un tema que no se agota y tiene ejemplos de cómo actúa el paladín del terrorismo en otras partes del mundo.

En el caso de Siria forma parte de un plan para desestabilizar las fronteras de Rusia, China y la India, ante la inminente derrota que se le avecina en Ucrania.

 

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